dijous, 6 de gener del 2011

Feliz Navidad

Título: Feliz Navidad
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: Yamajima
Género: Fluff, (UA)
Tipo: One-shot
Palabras: 936
Sumario: La tan esperada cita ha llegado... aunque resultará más accidentada de lo planeado.
NA: Es la continuación de My Sweet Rudolph, aunque creo que no hace falta leer el otro para entenderlo, el principio queda mucho más ligado si se hace ^^
NA2: Tercer y último regalo de Reyes ^^ (no creo que acabe ninguno más hoy n.nU)


Unas cinco horas más tarde, los chicos acababan su trabajo y volvían al vestuario de los empleados del centro comercial.
- Ah~ estoy harto de todos esos niños…
- No te quejes, Chii, que a ti no te han subido encima como si fueras un caballito.
Recordando como su ‘reno’ había tenido que aguantar a un montón de chiquillos tratándole como si fuera un juguete, una suave risa escapó de los labios de Yuto, quien fue rápidamente amonestado por Keito porque sabía que cuando Yama-chan se enfadaba podía llegar a ser peor que su profesor de mates (y ese no tenía muchos seguidores en el instituto al que iban).
Los chicos se cambiaron y, mientras, se dedicaron a hacerse bromas entre ellos y a los demás (aunque no tantas, se acababan de conocer, al fin y al cabo). Cuando se dieron cuenta, ellos cuatro eran los únicos en el vestuario.
Keito miró su reloj y, alarmado por la hora que era, se despidió de los otros diciendo que tenía que pasar a recoger el regalo que su padre había encargado en una tienda para su abuela y que pronto iban a cerrar.
Tan pronto el chico dijo eso, Chinen se acordó de que aún tenía que comprar los regalos para sus padres y su mejor-amigo-obviamente-algo-más y salió corriendo, despidiéndose rápidamente para no perder el poco tiempo que le quedaba.
- ¿No teníamos una cita pendiente, tú y yo? -le susurró el más alto al oído al mayor, aunque, sin dejarle contestar, le cogió la mano y dijo-: Vamos.

O-o-o-o-O

Después de una hora de pasear por el centro y disfrutar de las muchas decoraciones y actuaciones en vivo que se habían organizado en motivo de las vacaciones de Navidad, el móvil del menor empezó a sonar insistentemente, cortando la conversación que mantenían hasta entonces.
- Lo siento… -se disculpó Yuto, con una sonrisa nerviosa-. Moshi moshi… -contestó al teléfono con un tono más bien serio, por lo qué él sabía, podía ser algo importante (ni siquiera se había molestado en comprobar la identidad de quien le llamaba) pero poco después, sorprendió a Yama-chan con un grito-: ¡¿Qué?! ¿Raiya…? ¿Pero, cuando…? ¿Dónde? Vale, ahora voy… bye…
Cuando colgó el teléfono, su humor había cambiado de manera radical y su cara había empalidecido notablemente.
- ¿Qué pasa, Yuto-kun?
- Raiya… l-le golpeó un coche de camino a casa… L-lo siento, Yama-chan, tengo que ir a…
- ¿En qué hospital está?
- ¿Eh?
- Vamos… -le dijo, ofreciéndole la mano, el mayor-, ¿en qué hospital está?
- Yama-chan…

O-o-o-o-O

- Suerte que no fue nada, ¿verdad, Yuto-kun?
- Sí… -suspiró el más alto, aliviado-, me asustaron cuando hablaron de hacerle tantas pruebas… pero al final han sido sólo un par de moratones y unos pocos rasguños. En una semana estará como nuevo.
El mayor le sonrió, se alegraba de que el hermano menor del otro no tuviera nada grave, sabía lo mucho que Yuto quería a su hermano y podía imaginarse lo muy preocupado que habría estado el menor si al pequeño le hubiera pasado algo serio.
- Yama-chan… -dijo Yuto, sobresaltando a Ryosuke que estaba absorto en sus pensamientos. El mayor levantó la vista y el otro siguió, con las mejillas rosadas y cara de circunstancias-: Siento lo de hoy… se suponía que estábamos en una cita y…
- No pasa nada -murmuró el más bajo, sonriéndole-. Me alegro de que Raiya-kun esté bien -luego, tras mirar el reloj que había colgado en la pared (para acentuar la agónica espera de los pacientes, porque los médicos y las enfermeras son crueles, en el fondo), añadió-: Ya es tarde, debería marcharme hacia casa… mamá va a preocuparse, si no llego en un rato. Hasta el domingo, Yuto-kun.
- Espera. Déjame acompañarte, al menos, ¿no? Es lo mínimo que puedo hacer después de tenerte aquí esperando durante dos horas.
- N-no tienes por qué… -balbuceó el mayor, enrojeciendo por momentos-, ¿n-no sería mejor que te fueras a casa con tus padres y tu hermano?
- Nop, nada mejor que acompañarte a ti -sonrió el más alto, acomodándose la chaqueta que le había quedado desordenada por las vueltas que había hecho mientras esperaban los resultados de las pruebas de su hermano. Tras acabar con eso, le cogió la mano y murmuró-: Vamos…

O-o-o-o-O

Otra vez paseando por las calles de la ciudad, juntos, el más alto señalaba animadamente las decoraciones navideñas que estaban esparcidas por todos (o casi) los escaparates de la zona y arrastraba al mayor de un lado a otro para verlas más de cerca con su posado alegre usual.
Cuando se alejaron de la zona de tiendas y se adentraron en el barrio residencial donde vivía Yama-chan, Yuto dejó de comportarse como Chinen (le apasionaba la Navidad, no podía evitarlo) y empezó a hablar sobre cualquier cosa que le pasase por la cabeza.
Poco después, el tono de la conversación (casi monólogo porque el mayor no contestaba más que con monosílabos) fue decayendo y los dos chicos acabaron en silencio.

- Ne, Yama-chan… -empezó el más alto-, ¿quieres que quedemos mañana…? Ya sabes… para compensar lo de hoy y eso…
- ¿Mañana? -intentó asegurarse el mayor, el día siguiente era 24… lo que significaba…- ¿Estás seguro, Yuto-kun?
- ¿Eh?
- El 24 se supone que es para pasarlo junto a las personas más importantes para uno, ¿verdad?
- Es justo lo que estaba planeando hacer cuando te lo he preguntado -contestó el menor, haciendo sonrojar a Ryosuke cuando, con una sonrisa sincera, añadió-: No hay nada que me fuera a alegrar más el día a que tú aceptaras.

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