diumenge, 29 d’agost del 2010

Empezar de nuevo VI (a)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad, Universo Alterno...
Personajes: Hey!Say!BEST y, de momento, Chinen, Yuto & Yama-chan
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 6a/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Siento haber tardado tanto T_T
NA2: Espero que os guste, aquí son las ocho de la mañana y hace media hora que estoy intentando acabarlo después de que mi madre me interrumpiera ayer antes de irme a dormir u.u Me costó horrores pero por fin lo he terminado ^^

Estaba delante del ordenador, esperando encontrar la información para el trabajo que Mr. White le había puesto. Por más que buscaba no había nada que le convenciera, todas esas canciones le parecían buenas, pero no encontraba ninguna que le hiciera pensar que con esa podría escribir lo que su profesor le había pedido sin que sonara demasiado falso.
Encontró una página donde había una lista bastante larga de letras relacionadas a lo que su maestro le había pedido y, pensando que por fin lo había localizado, dejó que su mente se relajara un momento. Mala elección.
Todo lo que había estado intentando no recordar le pasó por la cabeza en aquél instante.
Se quedó allí de pie durante, al menos, diez minutos, cuando por fin pudo reaccionar, después de quitarse la cara de Hikaru de la cabeza (la expresión que vio en su rostro cuando los tres menores abrieron la puerta, un semblante desesperado), recordó que debía ir a buscar la mochila que aún estaba en su clase.
Se dirigió allí. Pensando que no había nadie, dio las gracias porque la clase estaba aún abierta pero una voz le sobresaltó:
-Yabu-kun. ¿Dónde estabas?
-¡Mr. White…! Yo… -no podía decir que unos antiguos kouhais suyos le habían encerrado en un armario para que hiciera las paces con su ex-mejor amigo, ¿verdad? En vez de eso, lo único que pudo contestarle fue-: Lo siento…
-Mas le vale… tendrá que hacer el trabajo que hicimos en clase usted solo, en casa. ¿Le parece bien o prefiere un cero?
-Voy a hacerlo…
-Ok, then. Entréguelo la próxima semana. Busque una canción relacionada con este -señaló la pizarra- tema y haga una redacción sobre él. Puede escribir una historia o dar su opinión. Está claro que tiene que hacerlo en inglés.
El gesto marcado en la cara de su antes mejor amigo se repetía una y otra vez en su cabeza, haciéndole pensar en lo estúpido que había sido. Era obvio que el otro no querría hablar de eso y mencionándolo lo único que había conseguido era que Hikaru volviera a alejarse de él.
Unos golpes le distrajeron. Alzó la vista y vio a su hermana mirándole desde el marco de la puerta.
-¿Qué haces? -preguntó ella.
-Deberes…
Por primera vez desde hacía bastante tiempo, Kaoru se ofreció a ayudarle con los deberes. Kota le miró, dudaba de ella. Su hermana raras veces hacía algo sin pedir nada a cambio.
-¿Qué quieres? -le dijo.
-Nada… -contestó ella con una sonrisa enigmática en los labios.
“Seguro” pensó el menor, pero no dijo nada. Si resultaba ser cierto, su hermana tardaría mucho en perdonarle la desconfianza y, teniendo a ambos padres fuera de casa la mayor parte del tiempo, no hablarse con su hermana enrarecía tanto el aire de la casa que los dos evitaban pasar más tiempo del estrictamente necesario allí.
-¿Qué tienes que hacer?
Él se lo explicó y ella empezó a darle ideas para la redacción. Media hora más tarde, entre los dos, ya habían hecho más de la mitad y ella le permitió unos minutos de descanso mientras iba a preparar algo para cenar.
El chico fue tras ella y esperó a que la comida estuviera hecha para poner la mesa. Después los dos comieron, entre las quejas de él, las protestas de ella y las risas de ambos.
Cuando acabaron Kaoru le ordenó a su hermano que se largara a hacer los deberes, y le dijo que ella lavaría los platos, que iba a librarle de la tarea. Tanta amabilidad de parte de su hermana ya empezaba a hacer sospechar a Kota, ella nunca, nunca, había sido tan buena con él sin pedirle nada.
Aproximadamente una hora más tarde, la chica llamó la puerta de la habitación de su hermanito y abrió directamente, sin esperar respuesta.
Le encontró recostado en el teclado del ordenador, dormido. En la pantalla se podían ver, graciosamente, páginas y más páginas llenas de pequeñas letras z.
Rió suavemente ante la vista y luego, aguantando una risita, gritó:
-¡Fuego!
Su hermano se levantó de golpe y miró a su alrededor, intentando adivinar qué era lo que andaba mal, desconcertado aún por el sueño. Hasta que la vio desternillándose de la risa, apoyada en el marco de la puerta y con un DVD en la mano.
-¿Pero… qué? –fue lo único que consiguió decir antes de que su hermana se lanzara encima suyo y lo envolviera en un abrazo de oso.
-Eres demasiado mono, hermanito… -declaró ella entre risas.
-¿Qué quieres? –preguntó el menor, medio enfadado porque su hermana le había fastidiado el sueño.
-¿Quieres ver una peli conmigo? –le contestó ella.
-¿Por eso me has despertado? –gimoteó él, mirando a su hermana con cara de malas pulgas.
-Por eso y porque es divertido.
El chico sólo la miró mal pero, sin poder negarse a su hermana, aceptó mirar la película con ella.
Pasar un rato con su hermana lo relajó y ambos gastaron la tarde mirando un DVD tras otro, ya que cuando uno se acababa ella le pedía a su hermano que escogiera otra película, y así hasta que se quedaron dormidos en el sofá.
Así fue como los encontró su madre cuando llegó a casa de trabajar, cerca de las 2 de la madrugada. Al verlos sólo sonrió y fue a buscar una manta para abrigarles.
Cuando el día siguiente se despertó, le dolía todo el cuerpo y tenía frío, pero no se dio cuenta de que estaba en el sofá hasta que intentó moverse. Al hacerlo, el peso que su hermana ejercía en su brazo izquierdo se desplazó y la chica acabó aplastándole casi por completo. Se la sacó de encima como pudo y se fue a la cocina, donde encontró una nota de su madre que le decía que había ido a comprar, que aquél día lo tenía libre y que iban a pasar un tiempo los tres juntos.
Sonrió al leerla y se preparó algo rápido para desayunar. Su hermana entró en la cocina diez minutos después tambaleándose y tan despeinada que no parecía ella. Kota sonrió al verla e hizo lo que pudo para aguantarse la risa, sabía que su hermana no era persona por las mañanas hasta que no se duchaba y que, si cuando era persona ya daba miedo, hacerla enfadar cuando aún estaba dormida provocaba que se convirtiera en un auténtico monstruo que después, además, no recordaba lo que había hecho contigo y, por tanto, a quien no podías echar las culpas.
-Buenos días~
-…díash…
Una hora más tarde, los dos chicos y su madre salían de casa. Iban al centro, a comprar la ropa que Kaoru llevaba semanas diciendo que le faltaba y a dar una vuelta.
Comieron en un restaurante y, cuando paseaban por el parque para bajar un poco la comida, Kota vio a su mejor amigo caminando junto a Chinen. Notando la mirada de su hermano, Kaoru giró la cabeza hacia los dos chicos y, al reconocerlos, sonrió y salió corriendo hacia ellos gritando: “¡¡Chii~!!”
El pequeño se giró y su cara se iluminó cuando vio a quien corría hacia él.
-Kaoru-nee~
Takaki saludó a Kota con un movimiento de la mano y éste y su madre se dirigieron hacia ellos.
Pasaron parte de la tarde juntos, dando vueltas por las tiendas que Kaoru quería visitar, y antes de despedirse tomaron un helado, empezaba a hacer calor.
De camino a casa, Kota notó que su hermana le miraba intensamente. “¿Qué le pasa a esta ahora?” fue lo que pensó, pero ninguno de los dos dijo nada, su madre estaba explicándoles algo sobre su empresa.
En casa, pero, cuando su madre se encerró en la cocina diciéndoles que hoy su padre iba a llegar para bastante temprano de su viaje y que disfrutarían, después de mucho tiempo, de una cena en familia, el chico no pudo aguantar más la mirada de su hermana, que se había sentado en el sofá, a su lado, y le preguntó por qué le estaba mirando todo el rato.
Ella no dijo nada durante un rato, desviando la cabeza para quedar mirando la televisión que su hermano había abierto unos minutos antes.
-Por nada… -contestó cuando él casi había olvidado la pregunta, concentrándose en el programa que había querido mirar antes de que ella le distrajera-. Sólo me preguntaba…
Kota la miró, interrogante, hasta que la chica continuó.
-¿Por qué dejaste de seguir a ese chico a todas partes? Al pequeño… ¿cómo se llamaba? -él sabía de quien estaba hablando, no podía ser nadie más, pero no reaccionó a la pregunta, ¿cómo decirle a tu hermana que no hable de alguien que fue tu amigo y a quien ella conoce sin parecer desagradable?-. Ah, ya sé… a Hika-chan.
-¿Por qué preguntas eso, ahora? -fue lo único que pudo decir, temiendo que la voz le fallase si pronunciaba algo más.
-¿Eh? Por nada… es sólo que me ha venido a la cabeza hoy al ver a Takaki-kun. De repente dejó de venir a casa y tú de hablar de él, sólo quiero saber por qué. Era muy simpático, monísimo, incluso más que tú, hermanito. ¿Pasó algo?
Kota no dijo nada, pensando en lo que acababa de decir su hermana, ¿por qué se fue Hikaru? Ni siquiera él lo sabía, y se suponía que él era quien le conocía más por aquel entonces, su mejor amigo.
Se levantó del sofá, dejando a su hermana a media frase y se fue a su habitación. Tan pronto cerró la puerta, en su cara aparecieron las señales de lo que sentía en aquel momento, frustración era lo que destacaba más.
Una escena que hacía mucho que había confinado en lo más profundo de su mente le golpeó en ese instante.
-¡Hikaru! -corría detrás de su mejor amigo, intentando que este le hiciera caso-. ¿Qué te pasa?
El menor llevaba más de una semana intentando evitarle y, al contrario que la única otra vez que eso había pasado, no sabía por qué. Intentó recordar pero no se le ocurrió nada que él hubiera hecho que hubiera podido molestarle, no había intentado hacerle acercarse a ningún gatito, ni le había invitado a ir a la piscina que había en casa de su tío, no había hecho nada que supiera que podría molestarle, pero su mejor amigo había estado ignorándole varios días.
Le cogió del brazo para evitar que siguiera caminando, pero el otro se deshizo de su agarre tan pronto sus pies dejaron de moverse.
-Hikaru…
El menor seguía sin mirarle y eso le molestó, ¿se podía saber a qué venía ese comportamiento tan infantil? Vale, tenían once años pero el otro no solía comportarse así.
-Hikaru -repitió el mayor, esta vez con firmeza-. ¿Qué te pasa? ¿Acaso hice algo que te molestara…? Oye, si lo hice, lo sien…
-No has hecho nada, Ko-chan -fue la respuesta que recibió, pero eso no le explicaba por qué el otro había estado ignorándole.
-¿Entonces por qué…?
-Kota, lo siento -fueron las únicas palabras que pronunció su mejor amigo antes de añadir-: pero ahora no tengo tiempo, ya hablaremos luego, ¿vale?
Dicho esto, Hikaru se alejó y Yabu se quedó parado allí donde estaba, esperando poder solucionar eso más tarde, tal y como el menor había prometido.
Ni siquiera sospechaba que ese ‘luego’ nunca llegaría a cumplirse.
-Kota, a cenar –fueron las palabras de su madre lo que le distrajo de sus pensamientos.
Cuando llegó a la cocina, encontró a su padre allí, el hombre le sonrió y abrió los brazos, invitándole a acercarse.
-¡Papá! –viendo a su padre y su hermano abrazándose, Kaoru sonrió y dijo:
-¡Abrazo familiar! –y se apresuró a juntarse a ellos, arrastrando a su madre con ella.
Después de abrazarse, los cuatro se sentaron y cenaron entre risas. No eran muchas las ocasiones en las que podían comer todos juntos y por eso siempre los aprovechaban al máximo.
Cuando volvió a su habitación después de cenar, intentó no pensar en lo que le había absorbido antes concentrándose en terminar el trabajo de inglés. No le llevó más de un cuarto de hora pero cuando acabó estaba tan cansado que lo único que tenía ganas de hacer era irse a la cama.
Tuvo suerte de caer dormido tan pronto se tumbó, no llegó a recordar nada más ese día.
También tuco suerte la mañana siguiente cuando, cerca de las once y cuarto, le despertó el sonido de su teléfono móvil, anunciándole que tenía una llamada de Takaki. Cuando su mejor amigo le preguntó si quería pasarse esa tarde por su casa para probar un nuevo videojuego que había conseguido y él aceptó, se libró de volver a recordar todo lo que le molestaba (todo lo que estuviera relacionado con Hikaru).
Los deberes le mantuvieron ocupado el resto del día. Pero antes de irse a dormir, en un momento que no llenó con nada, lo que había estado pensando la noche anterior le vino a la cabeza y, a la vez que la pregunta de su hermana resonaba en sus pensamientos, decidió descubrir como fuera por qué Hikaru se había alejado de él, intentando hacer las paces con el chico en el proceso.

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