dijous, 23 de desembre del 2010

Empezar de Nuevo VIII (a)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad, Universo Alterno...
Personajes: Hey!Say!BEST y, para este capi, Ryutaro y Shintaro
Pareja(s): YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru)
Tipo: Capitulado
Capítulo: 8a/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Primero, quiero disculparme por haber tardado tanto, pero aquí está, por fin ^^ Espero que lo disfrutéis.
NA2: Segundo, este es más corto de lo habitual, pero tenía que acabarlo así y siento que el final no esté muy bien escrito.
NA3: Por último, antes de irme a preparar la mochila para irme a casa de mi padre, quiero desearos feliz Navidad, por año nuevo ya estaré aquí ^^.

Al no poder conseguir la respuesta, más por descuido suyo que por falta del otro, Kota quiso averiguarlo la mañana siguiente, pero Hikaru no fue a clase ese día y él tuvo que llevarse la preocupación a casa el fin de semana.
Decidido a enterarse de qué le había pasado al menor, Yabu planeó cuidadosamente la manera de acercarse a él y de preguntarle para que, cuando se vieran la semana siguiente, el otro no pudiera escabullirse.
Pero todos sus preparativos fueron en vano. Hikaru no se apareció por el instituto el lunes siguiente, ni el martes, ni siquiera el miércoles, y eso provocó que el mayor se desesperase, porque todo lo que había preparado no le había servido para nada. Pero, lejos de que la idea de regañar al menor por faltar durante la mitad de la semana, no verle despertó en él una triste melancolía que le recordó a las primeras semanas que había pasado sin el otro.
Se tumbó en la cama y suspiró. Fuera hacía frío y el aburrimiento le estaba matando. No podía salir a jugar a fútbol con su vecino favorito, Akanishi Jin, porque este se había ido con sus padres y su mejor amigo a esquiar.
Dio vueltas encima de la cama hasta hartarse, durante más de media hora, pero seguía sin conseguir nada que lo sacara de su aburrimiento. Cuando su madre, un par de días antes, le había dicho que sus primos iban a pasar las vacaciones en su casa, le chico se había ilusionado muchísimo, así iba a tener alguien con quien compartir el aburrimiento y diversiones que esas fiestas suponían para un niño de once (casi doce) años.
Se suponía que llegaban ese día, pero su llegada se estaba retrasando y el aburrimiento parecía no tener fin. Si al menos sus primos estuvieran aquí… vale, eran mucho menores que él pero así al menos Kaoru le dejaba en paz y paraba de entrar en su habitación cada diez minutos para decirle lo muy frikis que eran sus acciones y lo mucho que debía de aburrirse para terminar haciendo lo que hacía (que normalmente era nada) para irse a ‘jugar’ (aunque sería mejor decir a ‘manosear’) con el más pequeño de sus primos, Shintaro, quien sólo le contestaba haciendo burbujitas de baba con la boca. El hermano del bebé, Ryutaro, se pasaría el día jugando con la GameBoy Advance que sus padres le habían regalado por su cumpleaños, pero Kota confiaba en que los dos podrían hablar de Pokémon o jugar a algo para pasar el rato.
Hundió la cara en la almohada intentando que el tiempo pasara más rápido y entonces una idea le vino a la mente, podía llamar a Hikaru y pedirle que fuera para jugar a algo o pasarse por su casa e ir alguna parte los dos juntos. ¿Cómo era que no se le había ocurrido antes? Ah… ya… porque Hikaru hacía más de una semana que no le hablaba y se suponía que ahora él debería estar enfadado con el menor por no haberse presentado aquél día al salir de clases en el parque donde solían ir para ‘solucionar las cosas’ (no es que antes hubieran tenido mucho por solucionar, tampoco).
Kota suspiró otra vez, giró sobre si mismo y concentró su vista en el techo, mirando al infinito y evitando pensar en todo lo que estuviera relacionado con su mejor amigo.
Así le encontró su primo cuando entró en la habitación preparado para jugar con él a cualquier cosa que se les ocurriera.


*****


-Yabu-chan~ -alguien le sacó de su estupor dándole un golpe en el hombro. Sin darse cuenta llevaba observando a los amigos de Hikaru un buen rato, mientras se preguntaba si ellos sabrían por qué el menor no había ido a clase ningún día en lo que llevaban de semana.
Al verlo distraído, su mejor amigo le había llamado la atención un par de veces antes de que él se diera cuenta, y, cuando Kota se giró hacia ellos, los demás chicos del grupo empezaron a bombardearle a preguntas sobre lo que ocupaba sus pensamientos, pensando que era la chica de la que él estaba enamorado, según ellos, Yabu debía de tener una novia escondida por alguna parte porque era, con diferencia, el más guapo del grupo y si no se lo había dicho a ellos era porque era demasiado tímido para aceptarlo.
Entre los comentarios irónicos, las bromas y las risas que le arrancaron los demás, Kota consiguió, una vez más, dejar de pensar en lo que le preocupaba y concentrarse en superficialidades que no le hicieran cuestionarse cosas básicas que creyera saber sobre alguien.


*****


Jueves. Se levantó de la cama con sueño, más que últimamente, se había acostado tarde porque había acabado yendo al karaoke con sus amigos y haciendo el tonto hasta que los echaron del local porque ya iban a cerrar y se suponía que unos alumnos de instituto no deberían estar merodeando por ahí un miércoles por la noche hasta tan altas horas.
Ese era un día en el que no le apetecía oír nada que no fuera a alegrarle, podía culpar al sueño o a la añoranza que le invadía cada poco tiempo. Interiormente, rezó para que su hermana hubiera amanecido de buen humor y para que su madre tuviera buenas noticias para ellos, como que su padre volvía para quedarse durante bastante tiempo con ellos, pero, por encima de todo, esperó poder hablar con Hikaru ese día en el instituto, poder preguntarle por qué… y obtener una respuesta.


*****


Tuvo que contenerse para no soltar un grito de alegría cuando vio a cierta persona bastante conocida sentada un par de filas delante de su sitio en la clase, rodeada por Inoo y Daiki y hablando con ellos.
Todo ese día le había salido bien, de momento, su hermana les contó que se había enamorado de alguien y su madre les había anunciado que su padre tenía unas vacaciones de un par de semanas, ella también iba a coger las suyas e iban a pasarlas en familia. Lo único que le faltaba para acabarle de alegrar el día era encontrarse con Hikaru… ahora sólo le quedaba obtener el por qué.
Decidido a hacerlo, se esperó hasta que llegó la hora del descanso y se acercó al menor, cogiéndole por la muñeca y arrastrándole hasta un lugar bastante desierto del instituto.
Saltándose sus planes completamente, acorraló al menor contra la pared y le obligó a mirarle a la cara.
-Ahora -empezó con una voz desconocida para él y una seguridad de la que no se sentía dueño- vas a contarme por qué has faltado, de dónde venían los moratones y, lo más importante, por qué empezaste a evitarme hace seis años.
Pese a haberse sorprendido a sí mismo con sus acciones y esa declaración, sonrió satisfecho cuando descubrió la resignación en los ojos del otro, detrás de la sorpresa y otras emociones que le fueron imposibles de reconocer.

dimarts, 21 de desembre del 2010

--------Mari-chan se cree importante y quiere que le pidan fics--------

Mmm... Como en un par de días me voy a casa de mi padre a pasar la mitad de mis vacaciones de Navidad y voy a tener muuuuucho tiempo libre... pensaba en aceptar pedidos de fics... no sé si alguien querrá que yo le escriba algo (no creo ser tan buena, tampoco), pero como la única cosa que tendré por hacer serán los deberes de Filo, creo que podré hacerlo...
Mmmm... Nada más, si queréis pedir alguno, dejad un comentario ^^
No sé si nadie va a tener tiempo, al fin y al cabo sólo tenéis 2 días para pedirlos ¬¬U  Los fics que pidáis cuando yo ya me haya ido quedarán pendientes para la otra mitad de mis vacaciones ^^


Por supuesto, seguiré escribiendo Empezar de Nuevo... algún día tengo que acabarlo, aunque me de pena... tranquilas, que aún queda ^^U

My Sweet Rudolph

Título: My Sweet Rudolph
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: Yamajima
Género: Fluff, (UA)
Tipo: Drabble
Palabras: 269
Sumario: Yama-chan no está hecho para trabajar en Navidad...
NA: Ya he acabado los exámenes~ bien~ ^^ mañana me pongo a acabar el capi de Empezar de Nuevo y os lo traigo entre mañana y pasado ^^ Mientras, disfrutad de este (si es que lo leeis) n.n

- ¡Odio los trabajos a tiempo parcial!
- Vamos, Yama-chan… esto no está tan mal.
- Eso lo dices tú porque te tocó hacer de elfo. ¡Eso… no está tan mal…! Tener que vestirse de reno es lo peor…
El menor sonrió ante ese comentario, luego quiso añadir algo, pero alguien los interrumpió.
- Chicos, Yabu-kun dice que empezamos en cinco minutos.
- Gracias, Keito -le sonrió el más alto-, ya lo has oído, Yama-chan, el jefe nos llama.
Pero el mayor no estaba para nada dispuesto a salir en público con ese disfraz, por lo que Yuto intentó convencerlo.
- Vamos… Chii y Keito también van vestidos de reno y no les he visto quejarse.
- ¡Pero es que ellos no tienen que llevar esta horrible nariz roja!
Yuto rió suavemente otra vez y el mayor volvió a las maldiciones. Poniéndole una mano en el hombro y acercándose a él, el más alto le susurró al oído:
- No masculles, ¿qué diría Papá Noel si viera a su Rudolph dándole mal ejemplo a los niños?
Cuando le oyó decir eso, Yama-chan intensificó sus quejas contra el abuelito vestido de rojo y todos sus antepasados hasta que el más alto movió la mano hasta tenerla encima de su cabeza (cosa que casi consigue que la rabia del mayor se girara contra él, porque Ryosuke odia que le recuerden el complejo que tiene con su altura) y le dio un beso en la frente, ante lo cual el más bajo se sonrojó, para después decirle:
- Vamos, a trabajar… acaba pronto, que luego tengo una cita con mi reno favorito.

dijous, 2 de desembre del 2010

Hoy es dia 2~ Felicidades Hika~

NA: Para el cumple de Hikaru (otra vez), estos dos los escribí hace la tira ^^  Espero que os guste~

Título: With your hand's help
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: YabuHika
Tipo: Drabble (375 palabras)

Lágrimas resbalaban otra vez por sus mejillas, no podía hacer nada por controlarlas. Todo el estrés acumulado por los ensayos, conciertos y demás había acabado estallando, otra vez.
Por enésima vez desde que su antiguo grupo se separó, no podía evitar llorar. Se sentía solo aunque estuviera rodeado de gente, perdido aunque le indicaran el camino y sin fuerzas por mucho que intentaran animarle…
Podían intentar ser el mismo pero nunca iba a conseguirlo, una parte de él había desaparecido junto a sus amigos.
La peor cicatriz que dejó la separación fue que ahora lloraba sin razón, y sin pausa.
Echaba de menos las tonterías del menor y las quejas del mayor por haberse quedado bajito… Los momentos pasados junto a ellos hacían eco en su cabeza y a veces le impedían dormir.
Mientras se lamentaba por ser tan patético sintió una mano limpiar los trazos de agua salada que quedaban en su cara. Cuando levantó la vista vio a su mejor amigo, con una expresión de preocupación marcada en la cara.
Sabía que el otro también lo había pasado mal con la separación, puede que peor que él, pero parecía haberlo superado.
El mayor le abrazó y él murmuró su nombre y se agarró a él como si fuera una tabla de salvación, de hecho, lo fue para él en tantas ocasiones que ya no podría contarlas.
Poco después las lágrimas dejaron de caer y el mayor se separó de él.
Su amigo sonrió, esa sonrisa que le demostraba que estaba aliviado de que hubiera dejado de llorar, pero que no llegaba a sus ojos, enseñándole que no era el único que les echaba de menos.
El mayor se levantó y él sólo se quedó mirándolo, pensando que tal vez él también iba a irse y a dejarle completamente solo esta vez, aunque sabía que su mejor amigo nunca le haría eso.
La mano que apareció ante sus ojos en aquel mismo instante se lo confirmó.
Agarrándose a ella, sintió que todo iba a estar bien y una sonrisa verdadera encontró el camino a sus labios después de mucho tiempo.
Podría seguir mientras esa cálida mano no se alejara de la suya…
Iba a hacerlo, porque el otro también le necesitaba a su lado.


Título:Feliz cumpleaños
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: YabuHika
Tipo: Drabble (149 palabras)

Ahí estaba otra vez, celebrando solo su cumpleaños, no se había atrevido a llamar a su mejor amigo (de quien estaba enamorado desde hacía bastante, por cierto) porque no quería molestarle, sabiendo lo muy ocupado que estaba.
Había acabado saliendo de casa gracias a las quejas de su hermana y ahora caminaba por la playa donde solían ir cuando eran más pequeños y tenían mucho menos de qué preocuparse.
De repente su mirada atrapó un pequeño destello dorado que se convirtió en una fuente de centellas, una pequeña fuente de chispas se encendía ante sus ojos, y detrás de ella muchas más, formando un camino que lo condujo hasta un circulo formado por velas donde le esperaba su mejor amigo, con un pastel entre las manos.
“Feliz cumpleaños”
Eso fue todo lo que necesitó para que ese día se convirtiera en uno de los más mágicos de su vida.

dimecres, 1 de desembre del 2010

Sus estupideces

Título: Sus estupideces
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: YabuHika
Género: Romance
Tipo: One-shot
Palabras: 814
Sumario: Porque Yabu cuando no duerme hace tonterías y Hikaru las encuentra demasiado dulces y… tontas.
NA: Da igual, lo subo ahora ^^ (en Japón ya es día 2 igualmente)... Mañana seguro que subiré un par de drabbles que tengo escritos por ahí... ^^


Una melodía empezó a oírse dentro de la habitación, despertando casi de golpe al chico que dormía tranquilamente en la cama que allí había.
-Pero, ¿quién…?
Al ver el ID de quien estaba llamando, masculló un casi incomprensible “¿Quién le mandaba llamar a estas horas…?” y descolgó el teléfono a regañadientes.
-¡¿Acaso no sabes qué hora es?!
-Hola, Hikaru, yo también me alegro de hablar contigo -le contestó el otro, en tono irónico, para después responderle a la pregunta con un-: La una y media, ¿verdad?
El menor miró el reloj de su mesita y lo confirmó:
-¡¡Exacto!! ¡Me despertaste, Kota!
-Lo siento -y por su manera de decirlo, Hikaru podría haber jurado que estaba sonriendo, esa sonrisa que hacía que sus ojos desaparecieran y que el corazón del menor latiera desacompasadamente.
Sonrojado por el pensamiento que acababa de tener (la verdad, ¿en qué *** estaba pensando?), el chico farfulló:
-Da igual… ¿qué querías?
Por unos instantes pudo oír unas suaves carcajadas en la otra punta de la línea, sus defensas se prepararon para la tontería que seguro iba a decir su novio, ¿qué motivo podía tener para despertarle a la una y media de la madrugada? Él que estaba durmiendo tan tranquilo…
-Quería ser el primero de todos… Felicidades en tu cumpleaños número 20, Hika~
-Realmente necesitas dormir, Kota… ¿A quién se le ocurren esas tonterías?
-¡A mí! -le contestó el mayor con lo que seguro sería una sonrisa orgullosa en los labios (hacía tanto que se conocían que Hikaru incluso podía adivinar qué era lo más probable que dijera el otro después) y acto seguido rió y añadió-: ¿A que soy original?
El menor suspiró y le contestó al otro, intentando aguantarse la risa que las acciones de su novio le provocaban:
-Siento informarte de eso, Kota, pero esa idea ha sido utilizada, con seguridad, más de cien veces antes que tu lo hicieras… y con más puntualidad, por cierto.
Al decir eso, Hikaru casi pudo sentir al otro haciendo pucheritos, pero cuando le contestó, parecía volver a sonreír orgulloso.
-Jeje, seguro que sí, pero ¿a que soy el primero en presentarse en tu casa de esta manera?
-¿Estás aquí? -preguntó el menor, sorprendido, no pensaba que el otro fuera a ir expresamente. Se apresuró a mirar por la ventana y comprobar que sus palabras fueran ciertas.
-Claro -dijo mientras levantaba la mano para saludarle.
-Realmente eres idiota… vas a resfriarte…
-Quería ser el primero en felicitarte…
-¡Eso ya lo has dicho! Espera ahí, ahora voy a abrirte.
Poco después, ambos adultos (porque ahora ambos eran adultos, por fin) entraban en la habitación del menor y Hikaru, después de indicarle que se sentara, le dijo al mayor:
-¿En qué estabas pensando? Podrías haberte resfriado con este frío…
El aludido sonrió, y dando unos golpecitos en la cama a su lado, invitó a su novio a sentarse con él.
-Quería felicitarte antes de olvidarme de ello…
-En verdad no tienes remedio, Kota… -el menor suspiró otra vez, iba a añadir algo referente al mayor por haberle despertado pero este lo interrumpió con un suave beso en los labios.
Cuando se separaron, después de un par de segundos, las mejillas de Hikaru había adoptado ese toque carmesí característico que a Yabu tanto le gustaba y el primero le dio un suave golpe en el pecho a su novio ‘por ser tan idiota’. El mayor le sonrió y, como si acabase de acordarse, exclamó:
-¡Ah! ¡Me olvidaba! -y, sacando un paquete de debajo de su chaqueta, agregó-: Toma, tu regalo…
Mirando el paquete, Hikaru sonrió también y se apresuró a abrirlo.
Después de ver qué contenía el envoltorio, sus ojos se abrieron de golpe y no tardó nada en abrazar a su novio con un dulce ‘te amo’ escapando de sus labios involuntariamente.
El mayor le devolvió el abrazo, susurrando un ‘lo sé’ en su oído y sonrió aún más.

La mañana siguiente, cuando la madre de Hikaru fue a despertarle, le encontró abrazado a quien ya era casi como otro de sus hijos y sonrió, antes de desaparecer de nuevo rumbo a la cocina, pensando en dejarlos descansar un rato más.
Una fotografía descansaba sobre la mesita de noche de Hikaru, en ella se podían ver a Kota sonriendo y pasándole un brazo por encima de los hombros al menor, que intentaba que Chinen y Ryutaro dejaran de pelearse por cualquier tontería y, con la ayuda de Inoo, que los demás salieran bien en la foto, pese a estar rodeados de hojas y el viento despeinándolos todo el rato. Una inscripción, escrita en permanente plateado, podía ser leída con claridad en una de las esquinas de la fotografía: ‘Aishiteru, Kota
Si cualquiera hubiera sacado la foto del marco en el que se encontraba, habría podido ver las firmas de todos los miembros del grupo y un gran ‘Te queremos, Hikaru’ escrito detrás de ella.

Felicidades Chii~

Título: No tiene T____T
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: Chiitaro
Género: Romance
Tipo: One-shot
Palabras: 667
Sumario: Reflexión sobre la relación entre Chinen y Ryutaro
NA: No pensaba subirlo, pero GiGi (sip, ella otra vez) me ha dicho que no estaba tan mal así que pensé que puede que os guste u.u Esta vez he probado de escribir de una manera un poco distinta (no sé por qué pero me recuerda a la de Lemony Snicket...), espero que no sea tan desgracia como creo que es...


Puedes preguntarle a quien quieras sobre la relación entre Chinen Yuri y Morimoto Ryutaro, cualquiera que los conozca bien te dirá que están hechos el uno para el otro.
Por esa descripción, puedes pensar que siempre están juntos y que hacen todo lo que pueden para ver, abrazar o hablar con el otro, pero la cosa no va así, ni mucho menos…
Puede que para hacerte una mejor idea de la relación que tienen los dos menores entre los JUMP necesites la descripción que darían de ellos los que han visto como se tratan el uno al otro, vuelvo a repetir que los que comparten esta opinión no los conocen lo suficiente. Esas personas, en el caso que les preguntaras, te dirían que su relación es enfermiza. Desde un punto de vista externo, esa es la palabra a usar.
Entonces puedes pedirles razones, claro, siempre necesitamos razones a la hora de juzgar algo, para justificar nuestra opinión, ¿verdad?
La razón principal que puede llevar a malentender el alma de su relación son las discusiones que tienen, las constantes e irrelevantes peleas que llenan sus días.
Definitivamente, Chii y Ryu-chan son malos con las palabras, y en controlar su temperamento (por mucho que Shintaro se haya esforzado en entrenar a su hermano en eso), también en mantener los celos a raya, y la lista sigue… Y eso los lleva a reñir, continuamente y sin el mayor motivo.
La gente que no los conoce, piensa que no se llevan bien, y suelen ponerse de acuerdo en que Chinen debería dejar a Ryutaro, porque Yuri es definitivamente demasiado ‘mono’ o ‘agradable’ como para que el menor, a quien la mayoría de ellos consideran gruñón y demasiado frío, acabe destrozándole la vida y el corazón a una criatura tan ‘brillante’ como él. También tienden a creer que Chinen nunca dejará a su novio porque le quiere demasiado.
No podrían estar más equivocados.
Es verdad que Chinen quiere a Ryutaro más que a cualquier cosa en el mundo, incluso puede que más que a su propia vida, pero también es cierto que el menor le devuelve los sentimientos, y hasta es posible que sea Ryu el que es capaz de llegar más lejos por lo que ellos comparten.
Hasta ahora hemos comentado las opiniones de lo que ni siquiera les conocen, veamos ahora las de sus amigos.
En sus ojos, la relación entre Chinen Yuri y Morimoto Ryutaro no podría tener un mayor equilibrio (no con sus personalidades, al menos). Porque ellos han visto ambas caras de esa moneda, la mala, la que todo el mundo ve, porque ninguno de los dos es realmente dado a las muestras de afecto en público, y la buena, que compensa de sobras la otra.
Aunque puede que nadie lo crea, ellos también han llegado a pensar alguna vez que sería mejor no estar juntos, incluso han hecho vanos esfuerzos para separarse, vanos porque siempre han acabado volviendo a los brazos del otro.
Sus compañeros de grupo podrían atestiguar eso, serían capaces de explicaros como, cuando Chinen le dijo a Ryutaro que deberían cortar, los ojos del menor se quedaron sin vida durante el tiempo que estuvieron sin siquiera hablarse, y como Chinen no paraba de equivocarse en los pasos de baile, él que siempre lo hace todo bien, la vez que fue el otro quien lo sugirió.
Porque son testigos de todo eso, los miembros de JUMP han acordado no meterse en sus peleas, nunca, porque entonces las cosas son aún peores, y saben que ninguno de los dos pequeños sería capaz de sobrevivir sin el otro mucho tiempo.
Saben que las peleas no pararán, pero eso no les preocupa, porque los dos siempre terminan haciendo las paces y eso es lo que vale.

Siempre han discutido y siempre lo harán, pero Yuri sabe que no hay nadie que pueda complementarlo como Ryutaro lo hace, y también sabe que no hay nadie que llene a Ryutaro como él lo hace, y eso le hace feliz.

dilluns, 22 de novembre del 2010

Por un sólo momento

Título: Por un sólo momento
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Personajes: Ya-ya-yah
Pareja: YabuHika (hinted!Shookawa)
Género: Romance, Universo Alterno
Tipo: One-shot
Sumario: uando pierde a sus pares, Kota se da cuenta de que merece la pena encontrar algo por lo que vivir.
NA: Me ha quedado más que raro T__T Pero ayer me dolía la cabeza (aún ahora ;o;) y no pude escribir nada mejor... En una hora tengo examen de Filosofia y no me entra nada T_____T  En teoría esto es para el desafío de Arumi de las 20 razones... esta sería: 'Por su sonrisa' pero no sé si valdrá al ser UA y eso...


Siempre le había estado observando.
Desde el primer día en que se mudó a ese pueblo perdido en medio de la nada, un pueblo sin el suficiente número de habitantes para tener un centro comercial pero con las casas demasiado dispersas como para poder ir andando a donde quisieras. Cuando había subido al autobús que le llevaría a casa de su tío (con quien iba a vivir a partir de entonces) con la única triste compañía de su pequeña maleta y le había visto, sentado unas filas delante suyo, mirando por la ventana y sonriendo, no había podido apartar los ojos de él.
Algo en el chico le había cautivado al primer segundo y, desde entonces, nunca había podido desviar la mirada cuando se lo encontraba.
Llegó a casa de su tío y este le mostró su cuarto y le dijo que se instalara. Yabu Akira, así se llamaba su tío, y él iba a adoptar su apellido (el de soltera de su madre) a partir de el día siguiente, cuando la agente de servicios sociales que le había estado ‘cuidando’ hasta entonces y desde el accidente que lo dejó huérfano había dicho que iba a pasarse por la casa y llevarle los papeles que oficializarían su nombramiento como su tutor legal.
La primera impresión que le había concedido su tío no había sido de las mejores y había entendido enseguida que lo que decían de él en el pueblo (lo que había oído sin querer al pasar al lado de unas señoras a las que había preguntado en qué parada debía bajarse para llegar a su casa) no era más que la verdad un poco exagerada. Su tío se aislaba del mundo y sólo había aceptado cuidarlo por amor a su hermana, la única persona a la que había querido en toda su vida, aún así, Kota se había sentido feliz con la perspectiva de que, a partir de entonces, tendría a alguien con quien compartir la pena por la muerte de su madre. Pero su tío le había prohibido hablar de ella mientras estuviera en su casa y su sonrisa se había desvanecido rápidamente.
Una semana más tarde, Kota fue por primera vez al colegio del pueblo y volvió a ver al chico que había visto el primer día. Pese a estar triste por no encontrar el apoyo necesario en casa, ahora que ya vivía con su tutor legal, la sonrisa del otro hizo que se despertaran las mariposas que parecía hubieran estado durmiendo en su estómago hasta entonces, y unas ganas enormes de encontrar algo por lo que seguir adelante le inundaron, descubrió un optimismo que nunca había pensado tener.
Ese día, conoció al que iba a ser su mejor amigo en ese pueblo, un chico de su clase llamado Yamashita Shoon.
A partir de entonces, sus días se convirtieron en un rutinario viaje de su casa al colegio y de allí a casa, no sin su dosis regular de esa sonrisa especial que alentaba su optimismo.
Ya casi nunca pasaba solo todo el recorrido, Shoon subía unas cinco paradas después de él, y pronto descubrió el nombre de ese chico la sonrisa del cual le había cautivado, Yaotome Hikaru, también se aprendió el del chico alto que siempre le acompañaba, Ayukawa Taiyou, que resultó ser el vecino de su mejor amigo.
Ahora ya lleva seis años viviendo con su tío y ha conseguido que el hombre se abra un poco más a los demás y sacarlo un poco de la depresión en la que cayó cuando su madre se casó, cosa que se había tomado como un abandono por parte de su hermana. Cuando tenía trece años vio la comicidad de la situación, era él quien había perdido a sus padres, mas fue su tío quien necesitó más ayuda para superar la pérdida y él había intentado desde el primer día consolarle, consiguiendo que el hombre sonriera un par de veces a la semana, cosa que habría sido impensable después de la boda.
Sigue haciendo el trayecto desde su casa hacia el instituto en autobús, aunque Shoon ya pueda conducir y se haya ofrecido mil veces a llevarle en coche, no quiere perderse la sonrisa brillante que enciende el sol en su mundo cada mañana. No ha cambiado casi nada, tuvo que asimilar rápidamente que en ese pueblo nunca nada lo hace, y Kota ha aprendido a apreciar los pequeños cambios del día a día y la rutina que envuelve las demás horas de la semana.
Y aunque nunca ha hablado con él, Kota descubrió el año pasado que está enamorado de Yaotome Hikaru y ha adoptado el posado pesimista de todos los adolescentes que creen no ser correspondidos, pero nunca ha dejado de mirarle.
Ayer, notando como Kota se tensó cuando Taiyou y su luz pasaron por su lado y el más alto esperaba a que acabaran de hablar para irse con su mejor amigo, a él no le es difícil llevarle porque viven a sólo 500 metros el uno del otro, Shoon le obligó a aceptar un viaje en coche para hoy, ida y vuelta.
Lo primero que pensó Kota, fue que iba a pasar un día oscuro, pero acabó resignándose porque Shoon le había ayudado siempre cuando estuvo en problemas y le había aguantado, pese a casi no conocerle, mientras estaba superando el trauma de la muerte de sus padres. Así que ahora tiene que intentar sobrevivir sin el aliento que ha estado haciéndole seguir adelante durante todo este tiempo.
Acaba de ducharse y ya escucha el timbre de su casa, ni siquiera ha tenido tiempo de vestirse que Shoon está ya en su habitación, urgiéndole para que se de prisa.
-Pensaba que habíamos quedado en treinta minutos -se queja Kota, mientras se viste tan rápido como puede.
-Cambio de planes -y el menor puede detectar el toque travieso en la sonrisa de su mejor amigo.
-¿Qué…? -pero no tiene tiempo de preguntar porque, ahora que ya ha acabado de ponerse la ropa, Shoon le ha arrastrado hasta la cocina y le ha llenado la boca con una tostada, poniéndole una taza de café, que su tío le ha dejado preparada, como cada mañana, en la mano para que pueda tragársela más rápidamente.
Cuando termina de desayunar, casi atragantándose porque el sonido que Shoon hacía al golpear el suelo con el pie rítmicamente le ha puesto nervioso, su mejor amigo empieza a empujarle hacia la entrada, donde se pone los zapatos y ambos suben al coche del mayor.
Kota esperaba encontrar a Taiyou dentro, ¿por qué si no iba Shoon a meterle tanta prisa?, pero el chico no está y, cuando su mejor amigo le indica que ocupe el asiento trasero, no puede evitar preguntar dónde está el otro. Shoon no le contesta y Kota piensa que el menor tomará el autobús hoy.
Pero, unos diez minutos después, se paran delante de una casa que Kota no conoce, y él puede oír a Shoon dar golpecitos al volante mientras mira hacia el edificio.
Casi un cuarto de hora más tarde, los dos chicos ven a un par de figuras saliendo de la casa, y Kota las reconoce enseguida. Hikaru y Taiyou.
Los menores se acercan a ellos y, en poco tiempo, entran en el coche y, cuando Taiyou se sienta al lado de Shoon, Kota sabe que ha caído en la trampa que su mejor amigo le ha parado con la ayuda de su vecino.
Durante el viaje, los dos de delante se limitan a hablar entre ellos e ignorar a sus mejores amigos, demasiado concentrados en su propio mundo como para darse cuenta del incómodo silencio que invade los asientos traseros.
Poco antes de llegar al instituto, Kota ve a Taiyou acercarse a Shoon y darle un beso en la mejilla, ante lo cual el segundo le da un golpe en la cabeza diciéndole que por su culpa podrían haber sufrido un accidente, pero el menor sólo sonríe, ganándose un suave ‘baka’ de parte del conductor.
Tiene que admitir que le ha sorprendido, pero no hace ningún comentario cuando llegan al instituto y los cuatro bajan del coche, pensando que los hechos hablan ya lo suficiente por sí solos.
Cuando, llegando a su clase, Shoon le pregunta por qué no ha hablado nada con Hikaru, después de lo que se ha esforzado Taiyou para convencerlo de que fuera con ellos, Kota piensa: ‘O sea que sí que estaban prestando atención, después de todo’ y le contesta con un gruñido y un:
-No tenías por qué hacer eso… Sabes de sobra que no puedo hablar con él.
-Eso lo dices tú -le contesta su mejor amigo, dándole un golpe en el brazo-. Quiero que hables con él a la vuelta.
Y esa frase queda como una orden porque, un segundo después, el profesor entra en la clase y les ordena que se callen.
Cuando vuelven a subir al coche los cuatro, Shoon y Taiyou siguen con lo mismo de esa mañana y les ignoran completamente.
Sabiendo que si no habla con él, Shoon va a castigarle más tarde, Kota empieza a ponerse nervioso y no puede obligarse a decir nada.
Pero, cuando ya están cerca de la casa de Hikaru, sus cuerdas vocales y su boca actúan por si solas y se encuentra diciendo:
-Sabes… siempre he estado mirándote.
Cuando se da cuenta de lo que ha dicho, el tiempo se congela y su cara enrojece a más no poder. Pero, antes de que pueda pensar en qué decir para arreglarlo, Hikaru le contesta:
-Yo también…
Sorprendido, gira la cabeza de golpe, sólo para encontrarse con la sonrisa que ha estado iluminándole los días durante seis años dirigida a él. En el momento en que su cabeza termina de procesar lo que acaba de pasar, sus labios se curvan en una sonrisa también y no puede evitar pensar que este es un momento por el que vale la pena seguir adelante.

diumenge, 7 de novembre del 2010

Empezar de nuevo VII (b)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad, Universo Alterno...
Personajes: Hey!Say!BEST y, de momento, Chinen, Yuto & Yama-chan
Pareja(s): YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru)
Tipo: Capitulado
Capítulo: 7b/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Ya es oficial, odio los exámenes ù.u  Hasta hace poco no me importaban pero llegados al punto donde me impiden escribir... le he cogido manía ò.ó
NA2: Por fin~ La segunda parte del capi ^^  Gracias por no matarme virtualmente por tardar tanto n.n
NA3: Casí morí escribiendo la última parte TT___TT


Aquella semana estaba más despistado que jamás antes. No podía seguir de aquella manera o iba a encontrarse las consecuencias después, y sabía que no iban a gustarle.
No dormía bien por las noches, por eso, tenía que tomar prestados los apuntes de Daiki e Inoo y pedirles que le explicaran qué habían hecho durante las clases.
No poder descansar provocó que casi se durmiera en el examen de mates que hicieron el martes, los números se mezclaban y le costó mucho esfuerzo acabarlo a tiempo.
El día siguiente, su profesora les entregó las pruebas corregidas y, desde el momento en que recibió las suya, su mundo se volvió más negro de lo que normalmente ya era. 7’6. Su padre iba a matarle.
No se dio cuenta hasta que sonó el timbre y la clase acabó, pero el aire de aquella aula se le había hecho horrorosamente irrespirable. Salió de allí tan rápido como pudo y se refugió en una clase vacía que había allí cerca, tuvo suerte de que lo que les tocara después fuera la media hora libre que les dejaban para desayunar porque tardó bastante en tranquilizarse, aun con la presencia y ayuda de sus dos mejores amigos.
Lo último que tenía ganas de hacer entonces era quedarse en el colegio, pero no podía irse a casa, por lo que pasó las horas que le quedaban sin prestar demasiada atención e intentando no pensar en lo que le esperaba en casa en cuanto le enseñara el examen a su padre.
Tan pronto acabaron las clases se fue rápida y directamente a casa, eso sí, después de asegurarle a Inoo y Daiki que iba a estar bien, aunque los tres supieran que no iba a ser así.
*****
Cuando despertó ese día, maldijo a la persona a la que se le hubiera ocurrido hacer clases de educación física en el instituto. Tan pronto se levantó supo que no aguantaría la hora y media que tenían de clase. El tobillo izquierdo le dolía horrores (se lo había torcido al caer la noche anterior) y cada vez que se movía tenía que reprimir una mueca de dolor.
Se vistió como pudo y, casi sin desayunar, se marchó hacia el instituto, sabiendo que iba a necesitar todo el tiempo que pudiera ahorrar para llegar a clase a la hora. Aún y caminar despacio, consiguió entrar de los primeros y sentarse antes de que nadie notara que no caminaba bien.
Poco después llegaron sus amigos, que le dirigieron una mirada preocupada pero, fieles a su costumbre, no preguntaron nada respecto al tema.
Hikaru intentó concentrarse, pero que ante el más mínimo movimiento sus células se estremeciesen de dolor no ayudaba mucho y sabía que tendría que depender otra vez de Inoo y Daiki para que le dejaran los apuntes y le explicaran todo lo que habían hecho en clase. Las horas pasaron lentas y cada vez faltaba menos para poder volver a casa y olvidarse de todo y todos por un rato, de la preocupación de que notaran que algo no estaba bien en él.
Y, por fin y desgracia, la clase de educación física. Intentó que su paso fuera lo más regular posible de camino a los vestuarios y, una vez llegó, maldijo que no le hubiera tocado uno de los casilleros más cercanos a la pared, porque, de ser el caso, podría protegerse de las miradas ajenas y tal y como estaba no había manera posible de evitar los ojos de los demás.
Se cambió los pantalones tan rápido como pudo y se alegró de haberse puesto la camiseta de educación física bajo el uniforme, así reducía el risco de verse envuelto en situaciones de las que iba a ser difícil salir sin una buena explicación.
Cuando el profesor les dijo que empezaran a correr, hizo todo lo que pudo para seguir el ritmo del resto de la clase. Normalmente no tendría problemas para hacerlo, pero, por culpa de su tobillo, esta vez notó que se iba quedando atrás y no podía hacer nada para evitarlo, no queriendo renunciar a recibir la clase. Tampoco pudo evitar agradecer mentalmente a Dai-chan y Kei que se rezagaran junto a él para que no corriera solo y el profesor no le dijera nada, ni preguntarse por qué cierta persona corría aún más lento que ellos y ni siquiera apartaba la vista de él.
La clase terminó, al fin, y los chicos se dirigieron al vestuario, riendo y haciendo bromas entre ellos. Cuando llegó delante de su casillero, lo primero que le pasó por la cabeza fue que tenía que cambiarse rápido, para que nadie preguntara nada sobre las marcas que le había dejado en el cuerpo la bronca del día anterior. Lo intentó, pero su velocidad se vio reducida considerablemente por la falta de libertad de movimiento que le provocaban sus heridas.
Podía imaginarse perfectamente a alguien preguntándole si se había metido en una pelea y eso no le hacía demasiada gracia. Además, tenía la molesta sensación de que le estaban observando, y eso no ayudaba a reducir, más bien el contrario, sus paranoias.
Se espabiló tanto como pudo a llegar a clase y sentarse en su sitio y deseó que las clases restantes pasaran deprisa. Su deseo se vio garantido (más o menos) cuando, a última hora, el subdirector fue a avisarles de que su profesor estaba enfermo y podían irse a casa.
Se demoró tanto como pudo y salió de clase de los últimos, caminando lentamente y rodeado por sus dos fieles mejores amigos.
Los tres chicos se separaron en el primer cruce y Hikaru siguió hacia su casa, soltando un suspiro de alivio cuando vio que sus amigos se habían perdido de vista, no quería que se preocuparan más de lo que ya estaban, sabía que ellos conocían las verdades que él intentaba esconder y eso le dolía. Se relajó y dejó que su cuerpo redujera el ritmo de su marcha.
Pero, pasada la siguiente intersección, algo le alertó e hizo que sus instintos y sentidos se pusieran en marcha. Alguien le seguía. Tan pronto se dio cuenta de eso, una cara le vino a la cabeza e intentó alejarla de su mente, pensando que era imposible que fuera él. Hacía ya tiempo que debía de haber dejado de preocuparse por él. Y, aunque intentaba no hacerlo, presentía que sólo podía ser él, por lo que, poco antes de llegar a su casa se paró. Ese momento lo aprovechó el otro para hablar.
-Hikaru… -sólo oír su nombre de sus labios le hizo estremecerse y rezó para que el mayor no se hubiera dado cuenta-. ¿Cómo te hiciste esos moratones?
Esperaba cualquier cosa menos esa pregunta y, aunque le sorprendió mucho, intentó que esa sorpresa no se le reflejara en la cara, adoptando el posado indiferente que pudo.
-¿De qué hablas?
-Hikaru… -volvió a hablar el que fue su mejor amigo. Hikaru podía notar la impaciencia y frustración en su voz, no en vano habían sido amigos durante tanto tiempo, pero sabía que no podía decirle la verdad, no podía arriesgarse a que alejaran a su padre de ellos. Su madre le necesitaba y, qué caray, él también, era su padre, joder-. Los he visto -continuó Kota, y sus palabras sonaron demasiado frías en los oídos de Hikaru.
Aún así, no quería jugarse lo que habían conseguido escondiendo el maltrato durante tanto tiempo por ninguna tontería e intentó escaparse, pero el mayor le cogió del brazo, evitando que se fuera.
-¿Por qué no puedes contármelo?
El menor fue claramente capaz de distinguir la pena en sus ojos y la desesperación en su voz y eso acabó de desarmarlo completamente, provocando que sus lágrimas empezaran a aflorar.
Empezaba a estar harto de que el otro se metiera en su vida, si lo había alejado había sido, más que nada, porque estaba asustado de lo que su padre pudiera hacerles a su madre y a él, por lo que el otro mezclándose con sus asuntos no ayudaba a suavizar la situación, no ahora, después de tanto tiempo.
No pudo evitar sollozar, aunque intentó controlar su llanto, cuando sintió que el otro le abrazaba. Sin quererlo, había empezado a depender cada vez más de él desde que habían estado encerrados en el armario ese día, y ahora, en sus brazos, se sentía seguro.
Por eso, cuando el otro se separó de él y volvió a acercársele, sólo cerró los ojos, esperando algo que sospechaba iba a venir y en lo que no se equivocó.
Sintió sus labios sobre los de él y se abandonó al contacto, aferrándose a Kota como si fuera una tabla de salvación, olvidando que su padre ese día no había ido a trabajar.
*****
Podía oír a su madre golpeando la puerta y gritándole, suplicándole, a su padre que abriera, que le dejara, pero sabía que no había cosa que el hombre estuviera menos dispuesto a hacer.
Los golpes no eran nuevos para él, estaba ya acostumbrado a no resistirse y esperar, desear, que todo acabara pronto. Pero nunca antes había recibido una paliza de esas proporciones y los gritos de su madre no hacían más que hacerlo todo más doloroso.
Los insultos que su padre y la frase que le había propinado tan pronto había entrado en su despacho le resonaban en la cabeza, mezclándose con la voz suplicante de su madre, y los golpes que ella daba a la puerta y su padre a él, formando una exótica y macabra melodía con sus propias pulsaciones.
‘Voy a romperte los huesos. Todos los huesos de tu maldito cuerpo.’
El ritmo se rompió. El chico pensó que su padre había parado para coger aire y volver a maldecir. Esperaba algo, palabras, golpes, lo que fuera, pero nada le llegó y abrió los ojos y levantó la vista, sorprendido.
Entonces vio algo que nunca hubiera esperado. La escena pasó ante sus ojos y el no fue capaz de hacer nada. Como si estuviera grabado y lo pasaran a cámara lenta, vio a su padre caer, con las manos en la cabeza y la piel tan blanca como la cera.
Durante unos instantes, el silencio reinó en la casa, incluso su madre había parado de golpear la puerta al oír el ruido que su marido había hecho al desplomarse, aunque ella no sabía qué lo provocó.
Y, cuando el tiempo volvió a su velocidad habitual, Hikaru no atinó a hacer nada más que levantarse y acercarse a tanto quien les había hecho sufrir.
-¡Papá!

dimarts, 26 d’octubre del 2010

Missing you

Título: Missing you
Idea original: GiGi
Escrito por: Mari-chan
Género: LEMON y puede que se pueda considerar Romance/Fluff lo que viene después
Pareja: YabuHika
Tipo: One-shot
Palabras: 1855
Advertencias: NC-17
Sumario: Yabu peleó con Hika y, después de dos semanas sin siquiera hablar con él, su cuerpo empieza a tener raras reacciones cada vez que le ve... y cuando no, también.

NA: GiGi me dio ayer su idea escrita y me pidió (ordenó) que lo leyera y lo re-escribiera a mi manera u///////u   Casi morí escribiendo esto -/////-  Y hoy cuando se lo he dado me ha obligado (casi literalmente) a subirla aquí :S  Espero que, si alguien se decide a leerlo, os guste...
NA2: Por mucho que el título pueda parecer melancólico... esto no lo es -//////-

Llevaba horas dando vueltas en la cama, días sin poder dormir y dos semanas sin hablarse con su novio y había algo que no le dejaba en paz en ningún momento del día.
La razón de todo eso fue la discusión que tuvo con el otro a raíz de haberlo visto haciendo el tonto con Daiki, con una actitud, a su parecer, sospechosamente cariñosa.
Y ahora no podía ni dormir sin pensar en lo estúpido que había sido o en los muchos momentos que, en 14 días, había malgastado sin pasarlos a su lado, sin verle sonreír, sin escuchar su voz, sin poder abrazarle, besarle, tocarle…
Las pocas veces que había conseguido dormir, se había despertado con una gran sensación de ahogo y la entrepierna húmeda, consecuencia de sus fantasías con la persona que menos quería verle en aquél momento.
Pero lo peor no era el cansancio que suponía no poder descansar como se debía, sino la distancia que se había creado entre ellos ahora que ni siquiera podía estar en la misma sala sin que su cerebro enviara una señal a su miembro para que se excitara.
Por ese motivo, se encontraba a sí mismo pensando en el menor a cada momento del día, en posiciones bastante comprometedoras, por cierto, y maldiciendo a sus hormonas adolescentes. ¡Malditas fueran! ¿No se suponía que ya era un adulto? Había cumplido la mayoría de edad pero su cuerpo seguía actuando como el de un chico de 15 años que acabara de descubrir las maravillas que escondía el sexo y viera posibilidades por doquier.
Llevaba dos días sin siquiera ir a los ensayos por miedo de que su cuerpo reaccionara de más y los otros se dieran cuenta de ello y acababa de decidir que ya no podía seguir así. No podía seguir evitándole si quería que le perdonase y poder salir de aquél espiral de locura en el que estaba atrapado.
Haría lo que fuese necesario para conseguir hacer las paces… volver a estar con él… lo que fuera.


Con esa idea, se dirigió a la casa del menor. Su madre le dejó entrar, diciéndole que su hijo no estaba y que ella tenía que salir pero que podía esperarlo en su habitación si eso era lo que quería.
Sin que se lo tuvieran que decir dos veces, el chico entró en la habitación de su novio y se sentó en su cama, pensando en la mejor manera de disculparse cuando el otro llegara a casa. Para empezar, el factor sorpresa jugaba a su favor, otra cosa que le era favorable era que estaba en su habitación y primero tendría que escucharle si quería que se fuera, entonces, sólo tenía que pensar en una manera de pedirle disculpas al menor.
Cuando pensó que todo iba a solucionarse pronto, suspiró aliviado, pero su cerebro se negaba a poner un final pacífico a esa situación, quería acción. ¿Y qué mejor manera de conseguirla que haciéndolo con el otro?
Por eso, tan pronto el chico se relajó, aparecieron en su mente las mismas imágenes que llevaban torturándole casi dos semanas, y él tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para evitar que su miembro se pusiera duro.
Hacía un par de horas que el ensayo había acabado y él sabía que el menor no tenía nada más aquél día (se habían peleado pero aún así no había podido no preocuparse de que no le pusieran demasiado trabajo y lo exhaustaran en demasía), pero aún así el otro no llegaba y él empezaba a enfadarse. ¿Podría ser que hubiera salido con Daiki?
Cuando oyó un amortiguado ‘Tadaima’ procedente de fuera de la habitación, sus sospechas se esfumaron y empezó a pensar en la manera en que debería disculparse.
Sin embargo, cuando el menor abrió la puerta, su raciocinio se fue al garete y su cuerpo se movió por voluntad propia, sus instintos habían tomado el control. El otro ni siquiera atinó a distinguir quien era que había estado allanando su cuarto que él ya estaba besándole apasionadamente, sediento de su sabor.
No pensaba separarse de él, pero empezaba a quedarse sin aire, por lo que tuvo que alejarse un instante. Instante que fue suficiente para que el menor comprobara algo que ya se pensaba, que era su novio el que estaba allí, eliminando los atisbos de miedo que pudiera haber atenazado su corazón.
-Kota, ¿qué…?
Pero Yabu no le dejó terminar, le había cogido en brazos e iba camino a la cama, donde le depositó suavemente pero sin demasiada delicadeza. Rápidamente, le aprisionó entre su propio cuerpo y el colchón y volvió a besarle, aprovechando que el menor había abierto la boca para añadir algo más para colar su lengua dentro, hasta que ambos se quedaron sin aliento.
-No -dijo firmemente, sabiendo que el otro volvería a intentar hablar-, no lo estropeemos otra vez -y volvió a besarlo, empezando a acariciarle el abdomen por debajo de su jersey con una mano, pero el menor le obligó a separarse.
-Kota… para -le ordenó, él también parecía decirlo seriamente cuando añadió-: No quiero.
-Ah, ¿no?
Y aunque intentó negar con la cabeza cuando le oyó, el mayor ya estaba metiéndose con su cuello, dando pequeñas mordidas y lametazos en su garganta, entreteniéndose en su nuez un poco más, y dudó un instante antes de contestarle.
-No.
Pero el mayor se había dado cuenta de aquel pequeño momento de duda e iba a aprovechar la inicial negativa del menor para hacerle sufrir un poco.
-Ya lo veremos… -susurró en su oído, cosa que hizo que el otro se estremeciera, antes de darle un lametazo en el lóbulo que hizo que su rostro se cubriera de un intenso sonrojo, que se oscureció cuando oyó a su novio murmurarle su apodo directamente a la oreja-Hachibee… -tras lo cual, el mayor volvió a asaltar su cuello, dejándole más de una marca que, se aseguró, serían visibles al menos hasta cinco días después.
Hikaru intentaba aguantar los sonidos que las acciones de su novio hacían lo posible para arrancarle, pero los constantes ataques del mayor hacían cada vez más difícil esa tarea, hasta que, llegados al punto donde (su suéter y camiseta ya olvidados en alguna esquina de la habitación) Yabu manoseaba su abdomen y besaba ferozmente sus pectorales, encontrándose con sus pezones de vez en cuando, el menor no pudo aguantar más y un gemido escapó de sus labios.
Oyéndolo, Kota sonrió contra su piel, tomándolo como una rendición ya casi completa del menor al placer que él le estaba proporcionando, y levantó la vista, sólo para encontrarse con un muy ruborizado Hikaru, con los ojos medio cerrados a causa de la sensación que estaba experimentando. Esa vista aumentó aún más su deseo y enfureció sobremanera sus ganas de hacerlo suyo después de dos semanas, que se le habían antojado eternas, sin siquiera poder mirarle directamente.
La temperatura de la habitación subía a la par que las de sus cuerpos y ambos respiraban agitadamente.
-¿Te… rindes? -preguntó Yabu entre besos, volviendo al cuello del menor.
Este, sin querer claudicar tan pronto, volvió a negar con la cabeza, temeroso de soltar algún ruido indecoroso si abría la boca.
Kota volvió a sonreír, burlón, y procedió a chupar uno de los pezones de su novio y tantear el otro son una mano, mientras la otra bajaba por el abdomen del menor hasta llegar al cierre de su pantalón, desabrochándolo en un solo y rápido movimiento.
Ni medio segundo después, entre los dos, se las habían apañado para aventarlos a la otra punta del cuarto y el mayor empezaba a desnudarse él también. Se quitó la camiseta, pero la vista ante sí le impidió seguir desvistiéndose; la imagen de SU Hikaru semidesnudo, con una erección monumental que hasta debía de doler, con las mejillas rojas y los ojos y boca entrecerrados se clavó en su retina y sus ojos se oscurecieron de deseo.
Su mano capturó el miembro del menor y el otro boqueó, buscando un aire que parecía no querer entrar en sus pulmones, a la par que él empezaba a acariciarlo muy lentamente, sometiéndole a una deliciosa tortura, sin dejar de magrear sus tetillas.
Sin soltar el miembro de su novio, Kota acabó de desvestirse y lubricó cuatro dedos con su propia saliva antes de meter directamente dos de ellos en la entrada del menor, haciéndole soltar un pequeño grito entre los miles de gemidos que llenaban el aire del cuarto.
Cuando notó que el otro ya se había acostumbrado a la intrusión, metió otro más, y poco después otro, moviéndoles en forma de tijera para dilatar la obertura que había de recibirle no mucho más tarde, hasta que sintió que Hikaru se movía con él, cosa que tomó como señal para sacar sus dedos, acción delante de la cual el menor soltó un quejido casi inaudible, y posicionarse para penetrar esa entrada que tanto había echado de menos.
En un rápido movimiento entró en él y al otro se le escaparon un par de traviesas lágrimas, que él se apresuró a borrar con suaves besos, aún acariciando su miembro.
Un par de segundos más tarde, Kota empezó a moverse, y después del dolor inicial, el mismo placer salvaje que él sentía invadió a Hikaru, quien hacía todo lo posible para no pedirle que fuera más rápido.
Pero cuando el miembro de Yabu rozó su próstata, el poco juicio que le quedaba se esfumó junto a sus intentos de resistirse y acabó por suplicar a su novio que acelerara la velocidad con la que se movía, cosa que el otro ya planeaba hacer antes de oírle.
Así, en aquél frenético vaivén en el que el mayor se movía dentro de Hikaru, Kota volvió a preguntar, casi sin aliento y entre jadeos:
-¿Te… rindes… ahora?
El menor, totalmente desarmado contra las sensaciones que recorrían su cuerpo, con apenas un poco de aire en los pulmones, eligió responderle con un tierno beso en los labios y un suave y susurrado:
-Te… amo… -junto a una dulce mirada que destrozó las últimas defensas del cerebro de Kota y que hizo que no pudiera aguantar mucho más y se corriera una décima de segundo después de sentir la semilla de la persona a la que más quería en el mundo salpicando su mano.


Tumbados en la cama de Hikaru, compartiendo los restos del calor que había azorado esa habitación poco antes, tapados con una manta, el sueño empezaba a invadir a los dos amantes.
Antes de cerrar los ojos y quedarse dormido (cosa que necesitaba después de dos semanas sin haber descansado bien), Kota apretó un poco el agarre que mantenía sobre su pareja y susurró:
-Hika…
El otro le miró, las ganas de dormir claramente presentes en sus entrecerrados ojos, y él sonrió.
-Te amo… -susurró, besándole la frente antes de añadir-: Buenas noches…
El otro sólo acurrucó más cerca de él y cerró los ojos. Después de dos semanas sin tener contacto con el otro, una buena dosis de ‘amor’ les había dejado agotados a ambos y Kota sólo atinó a volver a sonreír antes de quedarse dormido él también.

diumenge, 24 d’octubre del 2010

Fanart + Extra Halloween!JUMP

Chicas~ para disculparme por no poder subir la segunda parte del capítulo 7 os he traído esto:


Del fic Rock Me de Arumi...
Yuri-sama

y Hikari-san

2 yabuhikas que dibujé en verano


 Yuri sleeping~

 Los peinados de los BEST

Halloween JUMP ^^
*no están todos pero no tuve tiempo...*



Yama-chan~


Dai-chan~



Chii~



Yuuyan~


Keito~

divendres, 22 d’octubre del 2010

Sin ti

Título: Sin ti
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji) & GiGi
Pareja: YabuHika
Género: Drama
Tipo: Drabble (530 palabras)


NA: Aquí está el fic que escribí con la idea de GiGi ^^ Espero que os guste ^^ esta vez voy a dejarle leer todos los comentarios, haha, el otro día me regañó porque no se los dejaba ver ;P
NA2: Lo siento T___T no voy a poder actualizar empezar de nuevo tal y como prometí pero el colegio me ha absorvido esta semana... y ahora tengo que marcharme a estudiar porque tengo 3 exámentes la semana que viene u.u||| Ushio~ No te disculpes! jaja... voy a acabarlo... algún día... ¡no te preocupes!


Los colores… la gente cree que la vida está llena de ellos… pero yo sé que no es verdad. Sólo hay dos verdaderos colores en esta vida: blanco y negro.
El día que te conocí, vestíamos de blanco, aún recuerdo la sonrisa que me dedicaste cuando nos presentaron y lo reconfortado que me sentí en aquel momento. Tu pelo negro ondulaba al viento cuando encajamos las manos.
El día que te dije adiós, después de aquél maldito accidente, mis ropas eran negras y el féretro donde descansabas tenía destellos blancos que, junto con tu mortal palidez, destacaban enormemente en aquél océano negro en los que estaban hundidos.
Hikaru… tienes que volver para verme… dijiste que nunca no separaríamos, ¿recuerdas? Prometimos que siempre íbamos a estar juntos… aún ahora te espero…
-Te quiero…
Las palabras que escapan de mis labios han llegado a oídos de las enfermeras y se han dado cuenta de que estoy mirando tu foto incesantemente otra vez. Oh, no, una de ellas se acerca, ahora que había conseguido escaparme de tomar esas pastillas…
-Yabu-san… -la escucho decir, en voz baja, al acercarse a mí-, debería apagar la luz, ya es muy tarde… ¿no tiene sueño?
Veo su mano acercarse a tu foto y la aprieto con más fuerza, no voy a dejar que me aparte de ti.
Ha dejado de moverse. Oh, no, se ha dado cuenta de que no me he tomado las medicinas. Acaba de fruncir el ceño, río interiormente. Es bastante bonita, Hikaru, pero no puedo evitar compararla contigo… no podría superarte ni en un millón de años.
-Yabu-san… -dice, con cara de enfadada, su expresión me da risa, pero los músculos de mi cara no responden, no han vuelto a hacerlo desde que nos despedimos-, ¿acaso no le dije que debería tomarse los medicamentos para dormir? Le ayudarán a descansar… a dejar de hablar con esa fotografía…
-¡No! -se me ha escapado, tengo que disculparme, no quería gritar-. Lo siento Hikaru, no debí haber gritado, ¿verdad? Sé que no te gusta que la gente grite…
Acaricio tu rostro y la oigo suspirar a mi lado, a la vez que me acerca un vaso y el botecito donde dejan los narcóticos que esperan que tomemos.
-Yabu-san… -vuelve a insistir. A veces creo que lo único que les pidieron para entrar a ser enfermeras en este lugar es que fueran persistentes-, tómese las pastillas…
Cojo el botecito y suspiro… no va a irse hasta que no me las tome. No quiero dormir, pero odio que interrumpan nuestro tiempo juntos. Río amargamente al pensar que ahora sólo tengo tu foto para consolarme en tu ausencia… los chicos me quitaron los demás recuerdos que tenía de ti al ingresarme aquí…
Lo único que me queda es tu memoria y estas malditas pastillas…
-A tu salud -murmuro, sin apartar la vista de tu retrato.
Cuando ve que me las pongo en la boca, y comprueba que me las he tragado, la enfermera se va. Poco después siento que los párpados me pesan y que mi conciencia se desvanece.
No quiero cerrar los ojos… puede que vengas a visitarme mientras estoy dormido…
Gomen ne, Hikaru… no pude esperarte despierto…

dimecres, 20 d’octubre del 2010

Perfect

Título: Perfect
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: YabuHika
Tipo: Drabble (133 palabras)

NA: Demasiado corto ¬¬||| Espero que os guste n.n
NA2: Ah~ Ya tengo escrito el fic que subiré mañana xD  haha... personalmente, me gusta mucho ^^ La idea original es de mi amiga GiGi, la reciclé ^3^  Y la segunda parte de Empezar de Nuevo, capi 7, voy a postearla el viernes n.n  Ahora me voy, que tengo que acabar un libro para mañana... T__T la profe de castellano va a matarnos si seguimos así -___-  Bye~





Suspiró, pensando por enésima vez en la discusión que tuvo con él. Hacía tiempo que había dejado de ser el niño perfecto que sus padres habían deseado y ahora no hacía nada más que pelearse con su progenitor. Suspiró una vez más, atrayendo la atención de sus amigos. Podía ver interrogación en sus miradas y sonrió para tranquilizarles. Poco después, la sala de karaoke donde estaban volvía a ser tan ruidosa como antes.
Una hora más tarde, caminando junto a su mejor amigo hacia la casa del segundo, sintió que una mano agarraba la suya y una exquisita calidez invadió su ser. Giró la cabeza hacia el otro y vio que sus labios formaban un ‘no pienso soltarte nunca’. Sonrió, esta vez genuinamente, a la vez que se sumergía en esa reconfortante sensación.

dimarts, 19 d’octubre del 2010

I love...

Título: I love...
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Pareja: YabuHika
Tipo: Drabble (189 palabras)

NA: Hola~  ya vuelvo a estar aquí ^^   Os traigo otro YabuHika (para variar un poco xP)  Ah! En vista del éxito de la primera parte del capítulo 7 de empezar de nuevo, intentaré subir la segunda antes del viernes ^^  Sin más que decir... os dejo con este drabble: Douzo~



Caminaba a su lado, sonriendo forzosamente, intentando ignorar las ganas de llorar. Su mejor amigo llevaba hablándole de la persona que le gustaba acerca de media hora, y él sentía su corazón romperse en pedacitos aún más pequeños con cada palabra del otro.
Ahora estaban sentados en el margen del río, mirando los patos pasar, uno rezando interiormente para que todo eso se acabara pronto y el otro aún hablando animadamente.
La situación no duró mucho, porque el primero, cansado ya de oír las alabanzas de su mejor amigo, suspiró, rompiendo el agradable ambiente que los había envuelto hasta entonces. El otro dejó de hablar inmediatamente y le miró, un poco apenado.
-Te estoy aburriendo, ¿verdad? -murmuró.
Entonces él se dio cuenta de lo que había hecho y de la expresión del chico e intentó arreglarlo, diciendo:
-No, no, no, para nada… -volvió a grabar la sonrisa en su cara-. Por cierto… ¿quién es esa persona de la que hablas tanto? -preguntó, intentando recuperar atmósfera en la que estaban envueltos poco antes.
El otro sonrió, como si hiciera rato que esperara esa pregunta, a la vez que contestaba:
-Tú.

dissabte, 16 d’octubre del 2010

Empezar de nuevo VII (a)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad, Universo Alterno...
Personajes: Hey!Say!BEST y, de momento, Chinen, Yuto & Yama-chan
Pareja(s): YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru)
Tipo: Capitulado
Capítulo: 7a/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA:Aquí está... perdón por la demora xS
NA2: No pude subirlo ayer porque a mi madre se le metió en la cabeza ir al cine y no tuve tiempo... lo siento ¬¬U
NA3: Puede que más tarde suba algo más... depende ^^
NA4: Necesito ayuda Ó.Ò  necesito una idea para un cómic de 6 páginas... y no sé qué hacer... si alguien lee esto y tiene una idea corta o algo, por favor, ayudadme >___<




Estuvo pensando en todo lo que pudiera haber hecho que su mejor amigo se alejara de él, pero no encontró nada que le pareciera razón suficiente como para no volverse a hablar en años. Cuando se cansó de eso intentó hablando con Inoo y Daiki, pero le resultó, más difícil de lo que había creído, porque aquellos dos casi nunca se alejaban de Hikaru y sabía que volver a preguntarle a él resultaría aún peor que la primera vez.
Así que, cuando los vio solos caminando hacia la biblioteca después de clases, no se lo pensó dos veces y se les acercó con la intención de preguntarles si sabían el motivo de Hikaru. Pero lo que oyó le intrigó aún más de lo que a estaba y le hizo preocuparse por su ex-mejor amigo.
-¿Tú crees que esté bien?
-Esperemos que sí…
-Pero…
-Tenemos que ser positivos, Dai-chan… Si no nos tiene a nosotros, ¿en quién va a poder confiar?
-Es verdad… pero hacía mucho que no sacaba una nota así… Recuerdas lo que pasó la última vez, ¿verdad?
-Sí…
-No quiero que vuelva a pasarle lo mismo…
-¿Crees que yo sí? Tenemos que ser fuertes, Daiki…y la mejor manera es no pensar en ello…
-¡Ignorar el problema no lo elimina, Kei!
-Lo sé… pero evitará que nos deprimamos… Hikaru nos necesita.
Daiki asintió y ambos siguieron caminando, sin darse cuenta que Kota, que estaba detrás de ellos y lo había escuchado todo, había parado de caminar.
Yabu tardó un rato en reaccionar, perdido en las palabras de los mejores amigos de Hikaru. Ahora tenía más que claro que ellos sabían todo lo que hubiera podido hacer que el menor hiciera lo que hizo y la determinación de descubrirlo volvió a invadir su mente.
Cuando recorría el camino hacia su casa, después del entrenamiento con el equipo de fútbol del instituto, las palabras de aquellos dos volvieron a pasar por su cabeza y le hicieron recordar la reacción de Hikaru al recibir su examen hoy.
-Chicos -intentaba hacerles callar la profesora de matemáticas-, si no estáis en silencio no voy a repartir los exámenes…
Algunos de los alumnos enmudecieron ante aquel comentario y el ruido de fondo, formado por las voces de los demás, no tardó en disminuir hasta desaparecer.
-Bien, chicos… -siguió Tanaka-sensei, mientras repartía los exámenes-, esta vez el examen no ha ido tan bien como la pasada -cuando oyeron esto, más de la mitad de la case boqueó, el último examen sólo lo habían aprobado la mitad de la clase, si este había ido peor, no creían haber sacado buenas notas.
Yabu era de los que habían aprobado por los pelos en la prueba anterior pero no estaba prestando atención a su profesora, demasiado concentrado mirando a Hikaru y preguntándose qué había hecho que se separaran.
Cuando Tanaka le dejó el examen delante, sus ojos se abrieron como platos mientras contemplaba la nota que tenía delante, 6’2. Nunca había sacado una nota tan alta en un examen de mates pero no todos parecían haber tenido la misma suerte. Cuando levantó la vista, esperando encontrarse con un Hikaru satisfecho consigo mismo por haber sido de los que habían sacado una nota más alta de la clase, lo único que vio fue como los hombros del menor se derrumbaban y sus manos se tensaban y empezaban a temblar..
No pudo evitar preguntarse qué nota había sacado… Hasta llegó a preguntarse si había suspendido…
Tan pronto la clase acabó, Hikaru se apresuró a salir rápidamente del aula, seguido por Inoo y Daiki, y eso no hizo más que aumentar su preocupación.
Pero cuando Takaki le preguntó qué tal le había ido y le dijo que él había sacado un 4’3, esa preocupación se esfumó y fue remplazada por las risas de sus compañeros y las felicitaciones al saber que Yabu, uno de los suyos, había sacado más de un 6, cosa impensable para ninguno de ellos.
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“¿Tú crees que esté bien?”
“Es verdad… pero hacía mucho que no sacaba una nota así… Recuerdas lo que pasó la última vez, ¿verdad?”
“Hikaru nos necesita”
Yabu suspiró, las palabras de aquellos dos no habían hecho más que aumentar sus preguntas y ahora estaba aún más confuso que al principio.
¿Por qué estaban preocupados Inoo y Daiki? ¿Qué había pasado la última vez? ¿Tenía todo ese asunto algo que ver con la razón por la que Hikaru se alejó de él?
Estas preguntas y muchas más pasaban por su cabeza mientras caminaba hacia su casa y estuvo a punto de chocar con un chico que pasaba corriendo por su lado.
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El día siguiente, se fijó más de lo que solía en el que fue su mejor amigo y notó que estaba bastante más decaído de lo normal. A esas alturas, Kota ya había llegado a la conclusión de que algo debía de pasarle a Hikaru y, si las cosas eran como había supuesto la noche anterior, podría ser que ese algo fuera lo que hubiera hecho que el menor y él se distanciaran.
El día siguió normal, con la única diferencia de que Yabu estaba más atento que de costumbre, o eso les parecía a los profesores. En realidad, era verdad que prestaba mucha más atención que nunca antes, pero esa atención no iba dirigida a los profesores, sino a cierta persona cuyo nombre empezaba por H.
Kota no vio nada demasiado extraño en el comportamiento del menor hasta que llegó la hora de educación física, cuando todos tuvieron que salir del aula e ir a los vestidores para poder recibir la clase después. Entonces, Yabu advirtió que Hikaru cojeaba un poco. Iba a preguntarle qué le había pasado pero el profesor se le acercó y le dijo que tenía que hablar con él sobre el entrenamiento del día anterior y lo que iban a hacer el día siguiente, el capitán estaba enfermo y necesitaría la ayuda de alguien porque él, el entrenador, tampoco podría ir.
Cuando acabó de hablar con su entrenador, los demás ya estaban dando vueltas al patio y lo único que pudo hacer fue incorporarse a ellos, eso sí, sin perder al menor de vista durante toda la hora.
La clase terminó y los chicos tomaron rumbo a su vestidor entre exclamaciones y risas. Allí, la mayoría se cambió la camiseta y, los más rápidos, se ducharon. Fue entonces, cuando Hikaru se estaba cambiando, que Yabu descubrió unas marcas en su espalda.
“Parecen… moratones”, pensó, pero eso no podía ser, no le creía capaz de haberse metido en una pelea y, aunque sabía que era un poco patoso, no lo era tanto y las marcas eran demasiadas, entonces… ¿dónde podría haberse hecho esas heridas?
Decidió preguntarle más tarde, arriesgándose a volver a ver esos ojos tristes que le afectaron tanto el otro día.
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Cuando terminaron las clases, recogió sus cosas tan rápido como pudo y salió del aula casi antes que nadie, se apresuró a atravesar la puerta del instituto y esperó, dos cruces más adelante, en el camino que el menor utilizaba siempre para irse a casa, rezando para que ese día no fuera acompañado.
Cinco minutos más tarde, le vio acercarse, solo, y respiró hondo, mentalizándose para recibir esa mirada herida. Cuando el chico ya había pasado de largo, Kota empezó a caminar, siguiéndole, pero no se atrevió a detenerle.
Durante los diez minutos que duraba el trayecto hasta la casa de Hikaru, no se creyó capaz de parar al que fue su mejor amigo. Quedaban pocos metros cuando vio que el menor se paraba y giraba sobre sí mismo para quedar mirándole.
Hikaru no dijo nada, pero Yabu sabía que ese era el momento que había estado esperando.
-Hikaru… -empezó. Sabía que el menor no iba a escucharle durante mucho rato, por eso decidió ir directo al grano-. ¿Cómo te hiciste esos moratones?
El menor abrió mucho los ojos, pero, medio segundo después, adoptó un posado indiferente y contestó:
-¿De qué hablas?
-Hikaru… -repitió Kota, no pensaba que fuera a negarle una respuesta a esa pregunta también por lo que esa situación empezaba a frustrarle, más después de ver su reacción ante la interrogación-. Los he visto -replicó, un poco más duramente de lo que pretendía.
Pero el menor seguía haciéndose el tonto a la vez que intentaba escaparse de allí, por lo que Yabu se le acercó y le cogió del brazo, tal y como lo había hecho el último día que hablaron como mejores amigos.
-¿Por qué no puedes contármelo? -le cuestionó, la pena claramente reconocible en sus ojos y voz.
Las orbes del otro empezaron a humedecerse y él le soltó, otra vez cautivado por esos ojos llenos de lágrimas.
Había hecho todo eso para obtener una respuesta y, sin embargo, no sólo no había conseguido ninguna, sino que, además, había hecho llorar al menor.
Por un impulso, le abrazó, y sintió como sus hombros temblaban a la vez que el más bajito intentaba no derramar más lágrimas.
Segundos después, se separó de él, con la intención de pedirle disculpas, pero volvió a quedar atrapado por la mirada del que era, antes, su mejor amigo, y experimentó el mismo magnetismo que cuando estuvieron encerrados en el armario.
Cerró los ojos justo antes de que los labios de ambos se tocaran y, esa vez sí, intentó disfrutar al máximo de la sensación electrizante que le brindaba el contacto.
El beso fue húmedo, por las lágrimas, y triste, por la situación en la que habían estado hasta entonces, pero nunca en la vida Yabu había disfrutado más con algo como lo hizo con esa caricia.
Y, hasta que no se separaron y el menor, después de un par de segundos, entró en su casa, no se acordó de por qué le había seguido hasta allí en primer lugar y, cuando lo hizo, no pudo evitar golpearse la frente por haber dejado escapar las respuestas junto al chico que, ahora se daba cuenta, cada vez ocupaba una parte más importante en su mundo.