dissabte, 26 de juny del 2010

Empezar de nuevo IV (b)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad, Universo Alterno...
Personajes: Hey!Say!BEST y, de momento, Chinen (en el siguiente aparecerán al menos Yama-chan y Yuto)
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 4b/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Acabo de volver de la cena de fin de curso... cosa que en parte me deprime, porque puede que a muchos de mis, hasta ahora, compañeros no los vea más (aunque algunos de ellos no he hayan dirigido nunca más que las palabras de cortesía), por cambios de instituto y cosas así, y sé que voy a echarles de menos (aunque sólo sea el barullo que armaban en clase). Cuando he llegado allí sólo éramos tres, pese a haber llegado a la hora en que, supuestamente, quedamos. Mientras esperábamos a los demás, me puse a pensar en tonterías. Por ejemplo, ya me teníais allí a mi intentando recordar el estampado del los calzoncillos que se compró Yuto en ¿Shibuya? en Sensei wa Erai, cosa que no conseguí, por cierto.
NA2: Tenía la parte de Hikaru a medio escribir y tan pronto llegué a casa y pude robarle el portátil a mi hermana (maldita sea tener el ordenador en la habitación donde duerme mi madre) y abrirlo, continué. Falta poco para las cuatro aquí, pero no tengo sueño... culpa de la coca-cola que tomé en la cena... acabo de terminar esta parte... espero que os guste ^^



Al despertarse el domingo, aún con los ojos hinchados por haber llorado hasta dormirse el día anterior, el chico no pudo evitar acordarse del examen que tenía dos días después y pensó que no tenía nada que hacer con eso, demasiado tiempo desaprovechado como para sacar buena nota, más en biología, que le costaba de entender muchas veces.
Bajó a desayunar y le dio los buenos días a su madre, que estaba en la cocina. Al parecer, su padre ya había comido, por lo que no estaba por ahí, sino en su despacho, trabajando, igual que siempre.
Cuando acabó se ofreció a lavó los platos y le dijo a su madre que descansara un rato, que él se ocupaba de limpiar la cocina. Después de eso volvió a subir a su habitación diciéndose “Y ahora, a estudiar, no quieres (ni puedes permitirte) sacar menos de un ocho y medio, ¿verdad Hikaru?”
Decidido a concentrarse y a no dejarse distraer, cogió el libro de biología y se sentó en el escritorio, listo para empezar a estudiar. Sin embargo, cinco minutos después llamaron al timbre. Pensando que sería alguien reclamando a su padre o, como mucho, a su madre intentó volver a estudiar pero oyó a su madre llamándole.
Bajó las escaleras y se encontró a sus dos mejores amigos en la entrada, junto a su padre y a su madre.
-Venimos a estudiar -sonrió Kei.
-Pensamos que sería mejor para los tres si repasábamos en grupo -siguió Daiki.
Hikaru, viendo a su padre mirarlos de una manera extraña, se apresuró a presentarlos:
-Papá, mamá… Ellos son Inoo Kei y Arioka Daiki.
Al oír los nombres, la cara del hombre cambió (había visto que ellos estaban en los tres primeros en la mayoría de asignaturas junto a su hijo cuando fueron a recoger las notas del curso anterior) y les dedicó una sonrisa cálida, de las que no solía ofrecer pero cuando lo hacía te hacían sentir protegido, invitándoles a entrar.
Los tres adolescentes subieron a la habitación de Hikaru y empezaron a estudiar. Gracias a ellos Hikaru estaba seguro de que podría pasar el examen con la nota que necesitaba.
Se acercaba la hora de comer y la madre de Hikaru subió al cuarto de su hijo para preguntar a los amigos de este si se quedarían a almorzar.
-Gracias, Yaotome-san –dijo sonriendo cálidamente Inoo-. Nos quedaremos encantados, ¿verdad Dai-chan?
El aludido asintió y también sonrió a la madre de Hikaru.
Cosa de media hora más tarde, la mujer los llamó a comer. Los tres bajaron y se sentaron en la mesa, donde ya estaba el padre de Hikaru.
Al contrario de lo que podríamos esperar la comida fue francamente agradable. Tanto el padre de Hikaru como los amigos de este hablaron bastante, cosa que amenizó el rato que pasaron en la mesa.
Tan pronto terminaron, los tres chicos volvieron a la habitación de Hikaru para seguir estudiando y, cuando Kei y Daiki se marcharon, Hikaru les dio las gracias porque estaba convencido de que solo no hubiera podido aprenderse todo el tema de biología.
Se fue a dormir bastante más tranquilo que la noche anterior.
El lunes no hicieron más que repasar tanto él como sus amigos, tenerlos en las mismas optativas era lo mejor que le podía haber pasado aquél curso, y, cuando volvió a casa estaba bastante tranquilo y pudo repasar sin despistarse.
El martes le sobrevino el estrés desde primera hora de la mañana; ¿y si no le iba bien el examen? ¿Y si no le salían las palabras una vez delante del papel? Pero, a la hora de la verdad, el examen no le pareció tan difícil y, aunque estaba seguro que había fallado un par de preguntas, esperaba una buena nota de la prueba.
El miércoles, aún y ya haber hecho el examen, le quedaba la presión de la nota, sabiendo que no se la dirían hasta el viernes. Como cada día, cuando llegó, el pasadizo estaba lleno de gente, pero ese día le molestó más que nunca los ruidos que hacían sus compañeros, por lo que se apresuró a llegar a clase rápidamente. En el camino de la entrada al aula, se cruzó con Yabu y, al hacerlo, le pareció oír un tenue “Buenos días”, pero desestimó la posibilidad inmediatamente. ¿Por qué querría hablarle Kota?
La mañana siguiente, se despertó de más buen humor, ese día había quedado con el grupo para terminar el trabajo de inglés, por lo que podría pasar más tiempo con sus mejores amigos sin tener que inventarse ninguna excusa, con sólo pedirle a Kei o Dai-chan que lo acompañaran después, tenía la coartada perfecta. Las clases no le estresaron demasiado y la peor hora del día fue la de inglés. Kota le saludó, pero fingió concentrarse en el trabajo que Mr.White les había mandado el viernes anterior para escaparse de la situación. Por muchas ganas que tuviera de volver a hablar con él, el recuerdo de los años que llevaban sin relacionarse podía con él y hacía que, cada vez que tenían que comunicarse, las palabras se le atascaran en la garganta o, simplemente, se sintiera demasiado incómodo como para contestar a las frases del otro.
Cuando acabaron las clases, Yabu se excusó diciendo que tenía muchos deberes y se fue a casa. Hikaru sólo suspiró, viéndose libre de otra situación incómoda.
Kei, Dai-chan, Takaki y él se encaminaron a la biblioteca del centro para terminar el concurso que tenían que entregar el día siguiente. Buscaron una mesa y, una vez situados, pusieron en común lo que habían hecho durante la semana cada uno y, mientras Daiki y Hikaru corregían las faltas que pudiera haber en las preguntas y pruebas, Takaki y Kei fueron a comprar las cartulinas que necesitaban para pasar a limpio el trabajo. Terminaron enseguida, ocho manos agilizan el trabajo mucho más de lo que puedan hacerlo cuatro.
Se dividieron en un par de grupos para irse a casa. Daiki y Takaki vivían en la misma dirección por lo que se fueron juntos, después de despedirse de lo otros dos. Inoo acabó acompañando a Hikaru a casa, no sabían si el padre del segundo estaría ya allí o no, por lo que Kei estaba mucho más tranquilo si escoltaba a su mejor amigo hasta su hogar.
Se despidieron delante de la puerta y Hikaru entró. Ese día fue uno de los mejores días de clase que tuvo en mucho tiempo, por lo que, cuando pasó la puerta y su madre le saludó con un abrazo, como siempre, le contestó con un “Ya estoy aquí” acompañado de un beso en la mejilla. Subió sus cosas a su habitación y bajó otra vez a ayudar a su madre en la cocina. Esa era, realmente, una tarea que disfrutaba haciendo y que no podía realizar muy seguido a causa de sus estudios.
Ese día se fue a dormir con una sonrisa en los labios, sin siquiera pensar en lo que hubiera podido pasar si le hubiera contestado a su, antes, mejor amigo cuando este le había saludado.
El viernes se despertó de buen humor, teniendo la tranquilidad de haber hecho tranquila y (estaba casi del todo seguro de eso) correctamente los deberes que el profesor de Química les había encargado.
Desayunó poco a poco y dio un beso a su madre antes de salir de casa, hacía un día brillante.
Tan pronto llegó a clase y, en la hora de tutoría, el profesor pasó lista se dio cuenta de que Takaki no había ido a clase ese día. No le sorprendió, el día anterior le había visto masajeándose las sienes más de una vez, por lo que asumió que no se encontraba bien.
La primera hora pasó apaciblemente, pero en clase de historia, segunda hora antes del patio, el profesor volvió a pillar a Kota despistado. Como todos, se giró para ver qué pasaba y pudo ver al otro con unas ojeras bastante notorias debajo los ojos, se preguntó por qué motivo habría estado despierto hasta tan tarde y volvió a asombrarse de lo poco que había cambiado el chico des de que se separaron. Esa vez, Matsuoka-sensei no se lo pensó dos veces y castigó a Yabu a ir el siguiente miércoles por la tarde a limpiar mesas. Hikaru no pudo evitar sonreír al reconocer la cara de fastidio de su mejor amigo de la primaria en la del actual Yabu Kota.
Se preocupó cuando el otro ni siquiera se levantó de su sitio durante la hora del recreo. Puede que hubiera sido él quien se hubiera alejado de su mejor amigo, pero no lo hizo porque quisiera, y seguía inquietándose por él.
El resto de clases siguió bastante normal, les entregaron la nota de biología y, aunque no era para saltar de alegría, no estaba tan mal (89/100 siendo la más alta el 95 de Inoo). El profesor White volvió a faltar, ya iban dos días, evaluándolo por los que no habían asistido a clase ese día, Hikaru podría haber jurado que la gripe había llegado fuerte ese año. Al contrario que el día anterior no había ningún profesor que pudiera hacer guardia esa hora y vigilarles, cosa que reforzaba la teoría de Hikaru, por lo que Inoo y Daiki se acercaron a su mesa y sacaron el trabajo que habían terminado el día anterior para perfeccionarlo. Viendo que Hikaru ojeaba la mesa donde estaba Yabo solo, Inoo y Daiki intercambiaron una mirada y le llamaron, invitándole a unirse a ellos.
Kota se les acercó lentamente y, en cuanto llegó donde ellos, les saludó:
-Hola.
Hikaru se forzó a apartar la vista de donde había estado el chico cuando sus mejores amigos lo llamaron, por lo que, cuando este saludó, no lo miraba y fingió que no estaba allí, si siquiera le devolvió el saludo como hicieron los otros dos.
Durante la siguiente hora se obligó a permanecer callado, pensando que el otro no esperaba, justamente, una respuesta suya, después de haberlo abandonado seis años atrás.
Era viernes, por lo que tenía que llegar pronto a casa, tan pronto sonó el timbre, se fue sin siquiera despedirse, sin saber que Yabu lo seguiría.
Ya estaba en el patio, que estaba casi desierto (la mayoría de los demás alumnos aún estaban recogiendo sus cosas) y se dirigía hacia la entrada cuando lo oyó.
-¡Yaotome! –lo ignoró, porque pensó que podrían estar llamando a otra persona, ¿quién querría hacerle pararse, justamente a él, de todos modos?
Siguió andando y, cuando estaba a punto de atravesar la puerta de entrada del instituto, notó unos pasos a muy poca distancia suya y, entonces, volvió a llegar a sus oídos otro:
-¡Yaotome! –reconoció la voz de Kota, por lo que se quedó helado allí donde estaba.
Sintió como Yabu le giraba a la fuerza y levantó la vista para encontrarse con los ojos del otro. La mirada de su ex-mejor amigo estaba tan llena de ira y, cosa que le sorprendió, de pena que le sobrecogió y casi no prestó atención a las palabras que abandonaron la boca de Kota, afiladas como puñales.
-¡¿Primero te burlas de mí y ahora me ignoras?!
Eso desconcertó a Hikaru… ¿cuándo se había burlado él de Kota? Lo único que pudo hacer fue aguantarle la mirada mientras intentaba recordar qué fue lo que hizo que pudo hacerle pensar a Yabu que se burlaba de él.
-¡No te hagas el tonto, Yaotome! –fue la siguiente frase que abandonó los labios del otro.
Hikaru intentó responderle que él nunca, en su vida, se había burlado de él, pero el otro no lo dejó hablar. El chico ni siquiera vio el puño de su una vez mejor amigo hasta que este impactó en su mandíbula, tan fuerte que le hizo tambalearse y encontrarse con el suelo.
Le tomó unos instantes reaccionar, pero, cuando su cerebro procesó lo que acababa de pasar, el corazón empezó a dolerle y notó los ojos húmedos. Se apresuró a recoger las cosas que se le habían caído al suelo al desplomarse él y, tan pronto lo tuvo todo, dirigió una mirada de interrogación, a la vez que llena de dolor y se marchó casi corriendo.
Lo único que estaba en su mente era llegar a casa, encerrarse en la habitación y llorar hasta que no pudiera más. Tan metido estaba en su pesar que, cuando su madre le saludó y, ni siquiera un segundo más tarde, se alarmó por el moratón que empezaba a formarse en su mandíbula, la ignoró y se comportó de manera descortés con ella por primera vez en su vida.
Dejando a una Hotaru preocupadísima en la entrada, el chico sólo subió a su habitación y se encerró. No tenía ganas de ver a nadie y sólo podía imaginarse tumbado en la cama, imagen que enseguida se realizó.
Ni siquiera bajó a cenar cuando su madre le llamó y, aunque la mujer le trajo la comida especialmente a su habitación, angustiada por la idea de que no comiera nada (era su querido niño, al fin y al cabo), ni tan sólo probó su ración.
Tan pronto su madre abandonó la habitación, se llevó la mano al maxilar y, en cuanto tocó el lugar donde había sido golpeado, los ojos volvieron a humedecérsele al instante y, esa vez, no pudo contener el agua salada que enseguida resbaló de sus orbes, mojándole la cara.
Aquél día volvió a dormirse entre lágrimas, esta vez por un motivo reciente.

divendres, 25 de juny del 2010

Empezar de nuevo IV (a)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad...
Personajes: Hey!Say!BEST y, de momento, Chinen
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 4a/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Lo subo dividido en dos porque la parte de Hikaru es más larga esta vez, en cuanto la termine la subiré ^^


Pese y haberse propuesto hablar con Hikaru en cuanto lo viese, decirlo era mucho más fácil que hacerlo y tuvo que mentalizarse para conseguirlo.
Tuvo todo el domingo para hacerlo (bueno, a parte de realizar sus tareas y hacer los deberes… cosa que con su hermana rondando por ahí y molestando no era fácil) pero aún así cuando lo vio pasar por su lado, el lunes a primera hora, no pudo reaccionar a tiempo y tuvo que rendirse, pensando que ya tendría tiempo para hacerlo más tarde, pero aún así, aquél día no se atrevió en ninguna de las ocasiones que tuvo, que tampoco fueron muchas.
El martes al despertarse se prometió volver a intentarlo, pero, aunque lo vio por la mañana, sus amigos le llamaron y el otro se apresuró a reunirse con ellos. Después del recreo tuvo otra oportunidad y, de hecho, lo saludó, pero el otro estaba demasiado concentrado con el examen de biología, por lo que no le dio importancia, sabía que, desde que dejaron de hablarse, los exámenes y trabajos del colegio eran lo más importante para el otro.
El miércoles, sin embargo, pensando que el estrés ya se le habría pasado volvió a intentarlo… esta vez iba a conseguir que le contestara. Su “Buenos días” pasó desapercibido entre el ruido que hacían todos los estudiantes al cambiar de clase y el otro pasó de largo, como siempre. Luego, en clase de inglés, ni siquiera se atrevió a decirle nada, estaban demasiado ocupados con el trabajo.
El jueves se aseguró de que el otro pudiera oírle cuando lo saludara, por lo que se esperó hasta la hora del profesor White para hablarle, pero Hikaru lo ignoró. Se forzó a creer que, al igual que el día anterior, no había estado atento, concentrado en el concurso que les mandó el profesor que, por cierto, aquél día no estaba.
Después del fracaso que supusieron los cuatro días anteriores, Kota empezaba a desalentarse… en un principio no le había parecido tan difícil volver a hablar con su mejor amigo de la infancia, pero ahora se daba cuenta de que había sido el otro quien se había alejado de él, tan emocionado había estado con la perspectiva de volver a intercambiar palabras con él que lo había olvidado, por lo que ahora no estaba seguro de que el otro tuviera que contestarle por mucho que él intentara iniciar una conversación.
El viernes fue casi un infierno desde el principio. Se despertó cansado, después de darle vueltas el día anterior a su dilema con su antes mejor amigo había recordado que tenía muchos deberes, por lo que había terminado haciéndolos rápido y sin fijarse. Aún así, acabó muy tarde y cayó rendido tan pronto se tumbó.
Su hermana volvía a estar insoportable, su madre tuvo que salir de casa antes que él despertara y de su padre no sabía nada más a parte de que esa semana estaba en un viaje de negocios.
Yuya no fue al instituto ese día y las clases no hicieron más que empeorar su humor, el profesor Matsuoka volvió a pillarle distraído, aunque esa vez no fue por Hikaru, era que, simplemente, tenía demasiado sueño como para atender en clase de historia, y esa vez le cayó un castigo… “Genial… ahora tendré que venir el siguiente miércoles por la tarde… ¿es que mi día no puede ir a peor?” Al instante lamentó haber pensado eso, cuando vio a Hikaru darse la vuelta con una sonrisa en los labios… Ya estábamos, ¿volvía a burlarse de él?
Estaba harto de todo, pero el sueño lo mantuvo quieto en su sitio hasta la última hora, ni siguiera almorzó.
Clase de inglés y Mr.White volvía a faltar. Al parecer no había ningún otro profesor que pudiera substituirle esa hora por lo que la clase quedó sin vigilancia y casi todos los alumnos se pusieron el grupitos para hablar de lo que harían el fin de semana.
No le sorprendió que Hikaru, Inoo y Arioka se juntaran también. Lo que sí le extrañó fue que sacaran el trabajo que los había mantenido ocupados durante toda la semana y se empeñaran en perfeccionarlo, aún y haberlo supervisado hasta el límite para que mereciera un excelente. Le desconcertó aún más que los tres (más bien Arioka e Inoo) decidieran llamarle para que se uniera a ellos.
Mientras se dirigía a ellos, una idea apareció en su mente, conseguiría que Hikaru le hablase durante esa hora aunque fuera lo último que fuera a hacer (bueno, puede que no tanto… pero iba a esforzarse en eso).
-Hola -saludó al llegar donde estaban los otros tres.
-Buenos días -contestó Inoo, con una sonrisa en los labios.
-¿Qué tal? -respondió Arioka también sonriendo.
Hikaru no dijo nada y Kota no pudo evitar empezar a enfadarse. Durante la media hora que quedaba de clase, Kota no desistió, e intentó hacer que el otro hablara mediante comentarios que exigían respuesta, pero Hikaru no abrió la boca. Eso irritó aún más a Yabu que, cuando sonó el timbre y el otro se fue sin siquiera despedirse, se apresuró a recoger sus cosas y seguirle.
-¡Yaotome! -gritó para que su ex-mejor amigo se detuviera, cosa que Hikaru no hizo.
Viendo que el otro no se paraba, Kota aligeró el paso y se apresuró a ponerse poco detrás del otro. Entonces volvió a gritar.
-¡Yaotome!
Hikaru se paró y Kota se le acercó peligrosamente y le echó en cara todo lo que había estado rondándole la mente.
-¡¿Primero te burlas de mí y ahora me ignoras?!
El otro sólo le miró interrogante, a lo que él respondió:
-¡No te hagas el tonto, Yaotome!
Podía ver como el otro intentaba responder calmadamente, pero no lo dejó terminar, le aventó un puñetazo en la cara, cosa de la que inmediatamente se arrepintió. ¿Por qué había hecho eso?
Vio como Hikaru se recogía las cosas que se le habían caído, se levantaba y, antes de irse, le propinaba una mirada herida que le dolió más que si le hubiera devuelto el golpe.
Sólo pudo mirarlo mientras se alejaba y se culpó enseguida por haberse dejado llevar por el sueño y el estrés acumulados y haber pegado a Hikaru. Si antes albergaba alguna esperanza de que el otro lo perdonara, ahora se había desvanecido completamente.
“No puedes ser más idiota, Yabu Kota”

Premio o.o

Wow~ me asombró cuando Arumi me lo entregó ^^ *graciass~*


Mm.. las reglas eran poner 10 cosas que nos gusten y entregar el premio a 10 blogs...


A ver... las 10 cosas que me gustan:
  1. YabuHika (simplemente son amor~)
  2. Yamajima & TakaChii (no puedo escoger solo uno xD)
  3. Hey!Say!JUMP y todos otros Johnny's en general (pero sobre todo HSJ)
  4. Leer fics
  5. Leer (qualquier cosa)
  6. Dibujar
  7. Los wallpapers (hacerlos también)
  8. Escribir, lo que sea
  9. Los doramas
  10. El manga y el anime (son un pack xD)
Y el premio es para *redoble de tambores*:
(añadí a un LJ en inglés, pero sólo es que amo sus fics ^^)
  1. 島裕翔♡山田涼介
  2. InooDai Fanfiction
  3. Fanfic Johnny's
  4. *Beautiful Days*
  5. HSJ Fanfics
  6. ! Shoujo Love
  7. http://miko-yamanaka.livejournal.com/
  8. The Dreams of Manga
  9. BakaVacaFansub
  10. ~ Cotton Candy Girl's ~ Blog
Uff... he llegado a los diez... por un momento pensé que me quedaba corta n__~

dimecres, 23 de juny del 2010

Empezar de nuevo III (b)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad...
Personajes: Hey!Say!BEST, puede que más adelante salgan también los 7
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 3b/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?


NA: Aquí está la segunda parte, espero que os guste ^__~



Qué equivocado había estado al pensar que iba a tener tiempo para estudiar...
Tan pronto como se despertó, hacia las nueve, recordó que había quedado con Kei y Dai-chan. Los sábados por la mañana solían encontrarse para distraerse un poco de las cosas de clase, que les ocupaban casi todo el resto del tiempo.
Antes de salir comprobó que su padre no estuviera en casa. Se despidió de su madre y se dirigió al lugar donde siempre quedaba con sus dos amigos.
Los vio desde lejos, estaban hablando con dos personas que a primera vista no identificó. Cuando se acercó un poco pudo distinguir a mejor amigo de Yabu, Takaki. Kei y él habían ido a la misma clase durante la primaria, por lo que no le pareció raro que se hubieran parado a saludarle.
Les dijo hola desde lejos, agitando la mano, sabiendo que ellos ya lo habrían divisado.
Al llegar a su lado, descubrió una figura al lado de sus amigos. Era algo más bajito que Dai-chan y por eso no lo había visto antes. Lo reconoció enseguida.
-¡Yuri! -dijo emocionado, hacía mucho que no lo veía aunque el menor apenas hubiera cambiado.
-¡Yaotome-senpai! -contestó el pequeño antes de apresurarse a abrazarle.
Daiki e Inoo sonrieron al ver la escena, Takaki sólo puso cara de confusión.
-¿Cómo están los otros?
-Bien. Se van a morir de envidia cuando les diga que te he visto -sonrió el pequeño (maquiavélicamente) ante lo que Hikaru rió.
Takaki se quedó de piedra cuando vio a Yaotome, normalmente callado, tan contento.
Dai-chan miró su reloj y dijo:
-Va a empezar enseguida, mi tía dejará de conseguirnos entradas si no llegamos a tiempo.
-Vamos entonces -habló Inoo-. Adiós, chicos.
-Adiós, Takaki-kun. ¡Nos vemos, Yuri! -se despidió alegremente Hikaru.
Daiki sólo agitó su mano como adiós.
Cuando los chicos se perdieron entre la gente, Yuya preguntó a su vecino cómo había conocido a Yaotome y el pequeño contestó:
-Íbamos a la misma escuela.
Los tres chicos se dirigieron al cine donde la tía de Dai-chan les esperaba. Hacía un año, Daiki había casi suplicado a la mujer que les consiguiera permiso para acceder el preestreno de una película que los tres se morían por ver, desde entonces ella les había conseguido un sitio en cada uno de los preestrenos que quisieran. Debido a su trabajo, le era fácil colar a los tres adolescentes a las proyecciones.
Llegaron justo a tiempo. La proyección aún no había empezado. La tía de Daiki les mandó apresurarse y entrar en la sala rápido, ya que en los preestrenos para la plantilla del cine (para comprobar si la película estaba en buenas condiciones y si se oía bien) no se ponían los anuncios iniciales. Razón de más por la que a los chicos les gustaba ir a ver la primera proyección del film.
Saliendo de la sala, se burlaban unos de otros, ya que la película les había dado miedo a los tres y comentar las caras que ponían los otros dos cuando se acercaba una escena de tensión máxima era de lo más divertido. Iban a alejarse del cine cuando la tía de Dai-chan les llamó la atención.
-¡Chicos! -ellos se giraron para mirarla-. Os invito a algo si me acompañáis al parque de atracciones.
Hacía mucho tiempo que los chicos no iban allí y era el día que se tomaban libre (menos en temporada de exámenes), por lo que la acompañaron encantados.
La mujer dejó unos papeles en la oficina del parque, a un conocido suyo, y, entonces, entraron.
Se lo pasaron en grande, sobretodo cuando Dai-chan, su tía y Hikaru querían subir a la montaña rusa pero Inoo no y tuvieron que perseguirle alrededor de la atracción para que montase y todo para terminar dejándolo quedarse abajo.
Sólo hubo un momento en el que Hikaru se despistó, un momento en el que le pareció ver a Chinen… al lado de Yabu. “No, eso es imposible…” se dijo, pero no pudo evitar pensar en eso y perderse en las extrañas ideas que empezaban a formarse en su mente (cuáles, ni siquiera yo lo sé). Dai-chan le interrumpió tendiéndole un refresco.
-Ah, gracias –dijo Hikaru sonriendo.
Luego Inoo se les acercó y, detrás de él, la tía de Daiki también, así que se decidieron a ir a la última atracción: la noria. Desde arriba se podía ver todo el parque y parte de la ciudad, era genial.
Cuando bajaron y salieron del parque, la tía de Dai-chan se ofreció a acompañarlos a casa en coche, ya que empezaba a hacerse de noche. Los chicos aceptaron.
Primero dejaron a Inoo, ya que su casa era la que estaba más cerca del parque, y luego a Hikaru, Daiki iba a quedarse en casa de su tía, por lo que no hacía falta llevarle de vuelta a su hogar.
El chico abrió la puerta y vio a su madre esperándole en la entrada, la mujer le miraba con ojos preocupados, por lo que Hikaru preguntó:
-¿Ha llegado…?
Su madre negó con la cabeza pero agregó:
-Pensaba que eras él -entonces sonrió cálidamente y abrazó a su hijo-. Bienvenido a casa -luego añadió, golpeándole suavemente en el brazo al chico-. Corre a estudiar que debe estar a punto de aparecer.
-Sí, mamá -contestó él, dándole un beso antes de dirigirse a su habitación.
Entró en el cuarto y vio los libros tirados donde los había dejado la noche anterior. “Pasé demasiado tiempo fuera” pensó. El martes tenía un examen, cuando el profesor se lo dijo no creyó que fuera a sacar una buena nota si no se pasaba el fin de semana encerrado en su habitación, estudiando y ahora ya había perdido un día. “Ah~… todo esto es demasiado… ¿Por qué tienen que ponernos exámenes si sólo hace dos semanas que empezó el curso?” se quejaba mentalmente mientras recogía los libros de biología y se tumbaba en la cama para repasar.
Diez minutos más tarde, oyó un par de suaves golpes en la puerta.
-Adelante -respondió.
-A cenar, hijo -le anunció su madre, aguantando la puerta para que no se cerrara de golpe a causa de la corriente de aire, el padre de Hikaru odiaba los sonidos fuertes.
-Voy~ -contestó él, sonriéndole.
Bajaron los dos juntos y entraron en la cocina, donde el padre de Hikaru estaba ya esperándoles.
-Hola, papá -dijo Hikaru, sonriéndole (pero sin llegar a hacer una mueca).
-Hola -le respondió el hombre, mirándole de reojo.
Se sentaron y empezaron a comer. Mientras cenaban ninguno de ellos abrió la boca más que para comer hasta que el padre de Hikaru preguntó:
-¿Qué tal el día, hijo?
El chico se quedó callado un momento y luego contestó:
-Bien. Me he quedado a estudiar para el examen del martes -lo dijo de manera seria, recordaba demasiado bien la última vez que le había dicho que había salido con sus amigos en vez de haberse quedado a repasar para una prueba.
-Bien -siguió el hombre-. Así me gusta. ¿Y tú qué has hecho, Hotaru?
-Salí a comprar, limpié… igual que cada día -respondió la mujer, con un deje de amargura en la voz al pronunciar la última frase.
Después de eso volvieron a quedar en silencio hasta que terminaron y el padre de Hikaru se dirigió a su despacho. Los otros dos se miraron y suspiraron, cada día sin un conflicto era un logro después de la tortura que supuso el mes anterior.
Cuando acabó de ayudar a su madre a lavar los platos, el chico subió a su habitación y volvió a coger el libro, pero lo que le pareció haber visto ese día en el parque de atracciones no le dejaba concentrarse.
Viendo que no iba a poder estudiar por mucho que lo intentara, tiró el libro de cualquier manera a una esquina de la habitación y se puso a pensar en lo que le ocupaba la mente.
Mientras lo hacía, le vino a la memoria un recuerdo de cuando fue al mismo parque de atracciones con Kota.
Su cumple había sido hacía dos días pero, pese a sus súplicas y las de su mejor amigo, sus madres no habían accedido a llevarles al parque hasta ese sábado. Así que, ese día se despertó antes de lo habitual y se dirigió a la habitación de sus padres.
-Papá, papá…despierta que hoy vamos celebrar mi cumple, ¿te acuerdas? -decía el pequeño mientras sacudía a su padre que estaba tumbado en la cama. Su madre ya no estaba allí, el niño la había podido oír trasteando en la cocina, seguramente preparando el desayuno. Viendo que su padre no se movía, el pequeño volvió a insistir-. Papá~…
Entonces el hombre abrió los ojos y observó a su hijo que estaba delante suyo, el niño, viendo que su padre ya había abierto los ojos sonrió y, después, le anuncio con voz alegre:
-Papá, hoy vamos al parque de atracciones, ¿te acuerdas?
-Ah… es verdad…-contestó el hombre y luego desordenó el cabello de su hijo mientras le decía sonriendo-. Nuestro pequeño Hikaru tiene ya seis años, si que creces rápido.
El niño sólo le devolvió la sonrisa y le apresuró a levantarse y vestirse. Entonces salió de la habitación y se dirigió, aún con la sonrisa pintada en la cara, a la cocina, donde su madre esperaba que bajaran con el desayuno en la mesa.
La mujer ayudó a su hijo a sentarse bien en su silla. El padre del niño entró en la cocina, le dio un beso a su espesa en la mejilla y los buenos días a todos y ambos adultos se sentaron.
Después de desayunar la familia se dirigió al parque, donde encontraron a los Yabu.
-¡Ko-chan~! -gritó el pequeño al divisara su mejor amigo.
Durante todo el día ambas familias estuvieron yendo de un lado para otro dentro del parque, siguiendo los deseos de los tres pequeños del grupo.
Cuando llegó la hora de comer, Hikaru escogió dónde iban a hacerlo, era su fiesta al fin y al cabo. Después de almorzar, se pararon un momento para coger fuerzas antes de volver a subir a ninguna atracción. Aún así, los dos niños no pararon quietos y empezaron a corretear alrededor de los bancos donde estaban sentados sus padres y la hermana de Kota.
Hubo un momento en que, de tanto correr, Hikaru tropezó y se cayó. Lágrimas acudieron rápidamente a sus ojos y su mejor amigo se le acercó preocupado tan pronto como se dio cuenta de que Hikaru ya no corría a su lado.
Al oír el llanto del pequeño, todos los mayores se apresuraron a llegar a su lado. Su padre lo cogió, lo sentó en el banco donde estaba él antes y le examinó el rasguño, lavándoselo con agua poco después para que no se infectara. Al ver a los adultos a su alrededor mirándole preocupados, Hikaru sólo lloró más fuerte y ni siquiera las suaves palabras de su madre lograban calmarle.
Entonces al pequeño Kota se le ocurrió algo.
-¿Quieres un helado? -le preguntó a su mejor amigo.
-¿Eh?
-¿Quieres un helado? -repitió.
Cuando escucho la palabra helado por segunda vez, Hikaru no se lo pensó más y sonrió a la par que asentía, la herida y las lágrimas ya olvidadas.
Una lágrima resbaló por su mejilla, seguida de otras más. Llegados a este punto no sabía si lloraba por el tiempo pasado con su mejor amigo que no iba a repetirse o por el padre cariñoso que se perdió con los años. Lo más probable era que fuera una mezcla de los dos.

Empezar de nuevo III (a)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad...
Personajes: Hey!Say!BEST, puede que más adelante salgan también los 7
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 3a/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Voy a subir la otra parte mañana, ya casi está, pero tengo que pulirla un poco. Espero que os guste ^^


En cuanto despertó se acordó de cómo había encontrado a su hermana cuando llegó a casa el día anterior.
Desde la entrada se podía escuchar el llanto, pensó que su hermana seguía siendo tan escandalosa como siempre. Suponía el porqué de su tristeza, así que se le acercó, después de dejar sus cosas en su habitación, y se sentó a su lado.
-¿Acaso no te lo avisé? -la riñó. Y era verdad. Él la había advertido del tipo de chico que era el que le tenía el corazón robado (lo había visto manoseándose con una extranjera en la estación) pero ella no le había escuchado.
Ella, al escuchar esas palabras, le golpeó, sin fuerzas, pero se dejó abrazar.
-¿Tienes algo que hacer mañana? -preguntó él tras diez minutos aguantando los sollozos de su hermana-. “A parte de quedarte en casa lamentándote por alguien que no vale la pena…” -añadió para sus adentros.
Ella negó con la cabeza como única respuesta. Viendo eso, Kota siguió:
-Mejor.
Se acordó también del plan que había tramado para animar a su hermana. Terminó de espabilarse y llamó a su mejor amigo.
-Moshi moshi -se oyó una voz al otro lado de la línea.
-Yuuyan -dijo Yabu en un tono lastimero.
-¿Qué quieres? -contestó este. Se acababa de levantar y eso no ayudaba a ponerlo de buen humor.
-Quedamos a las once en el parque delante del centro comercial, ¿vale?
-Pero…
-¿Por favor?
-Tengo que cuidar de Chii -intentó excusarse el chico-. No puedo…
-Tu vecino no va a morirse porque le dejes solo un día. Además, ya es lo suficientemente mayor como para cuidarse solo, ¿no crees?
-Pero su madre... -volvió a protestar Yuya.
-Está bien, puedes traerlo… Pero estad allí a las once. ¡En punto!
Sin esperar que el otro contestara, Kota terminó la llamada. Se dirigió a la habitación de su hermana y llamó a la puerta.
-Kaoru, voy a salir.
-Diviértete -contestó ella con una voz ahogada y un tono un poco resentido.
-Tú te vienes conmigo.
-¡¿Qué?! -exclamó ella abriendo la puerta.
-Prepárate, salimos a las diez y media.
Dejándola allí, con la boca abierta y un enojo y confusión palpables, fue él a ducharse y vestirse.
A las diez y cuarto, fue a buscar a su hermana a su habitación y la encontró igual que la había dejado.
-¡Kaoru! -la riñó-. Te dije que te vistieras.
-Yo no voy…
-¿Y qué vas a hacer? ¿Quedarte aquí lamentándote esperando a que llegue mamá? Oh, no… Tú te vienes conmigo.
-¡No! Eres el pequeño, ¡deja de darme órdenes!
-Lo haré cuando te comportes como hermana mayor -contestó él, dirigiéndose hacia el armario para escoger ropa para ella-. Toma, ponte esto.
-¡Ni hablar!
-Kaoru…
-¡Vale! ¡Pero es la última vez!
Viendo que ella se resignaba, él sonrió, acercándose a su hermana y dándole un beso en la mejilla.
-Así me gusta. Ahora vuelvo.
Kota la dejó haciendo pucheros y se fue hacia el baño. Una vez allí, cogió el cepillo de ella. Volvió a la habitación de Kaoru y se sentó al lado de la chica, quien ya había terminado de vestirse y volvía a estar en modo depresivo.
-¿Y si me lo encuentro? -preguntó ella mientras su hermano empezaba a peinarla.
-Le vamos a demostrar que no lo necesitas para pasártelo bien -contestó él.
Llegaron con diez minutos de retraso y Kota se ganó una buena reprimenda de Yuya, quien le había hecho caso y se había presentado allí a las once en punto.
Pasado el cuarto de hora que les llevó a los mejores amigos la “bronca”, Kota presentó a su hermana a los dos chicos (al final Takaki se había traído a su vecino con él) aunque Yuya ya la conociera.
-Kaoru… Takaki…
-Wow~ Sí que has crecido, Yuya-chan~ -añadió ella, después de saludarle-. Kota, ¿por qué nunca traes a tus amigos a casa?
-Porque estás tú -la oír eso la chica hizo un mohín, pero su hermano lo ignoró-. Supongo que tú debes de ser Chinen-kun, ¿verdad? Takaki habla mucho de ti.
El chico le ofreció una sonrisa brillante, mientras que su “canguro” se sonrojaba un poco.
-Vale, ¿dónde vamos? -preguntó Kota.
Takaki le echó una mirada asesina, después de todo, el fin de semana le gustaba pasárselo durmiendo, pero ya conocía a su amigo, así que lo dejó pasar. Si tenía que reprenderle cada una de las cosas que no planeaba, acabaría sin voz en menos de una hora.
El primero en hablar después de la pregunta de Kota fue Yuri.
-Yo quiero ir al parque de atracciones -dijo sonriendo.
-Buena idea -lo secundó Kaoru.
Tanto Kota como Yuya, pensando que era demasiado infantil (aunque se murieran de ganas de ir), dijeron al unísono:
-¡Ni hablar!
Ante la negativa, los otros dos empezaron a hacer pucheritos, pero, viendo que eso no les funcionaba, cambiaron su táctica por la de los ojitos de cachorrito, sabiendo que ni Takaki ni Yabu podrían luchar contra eso.
Los chicos terminaron aceptando.
Cuando, tras horas de diversión, los hermanos Yabu acompañaron a los otros dos chicos a su bloque de apartamentos, aún no podían dejar de reír. Estuvieron a punto de encerrarles en el parque, si no hubiera sido por un vigilante que pasó por delante de donde estaban (un mirador desde donde se podía ver toda la ciudad, una vista preciosa) habrían acabado durmiendo dentro del parque.
Tras dejar a los dos chicos en su destino, se fueron hacia su casa en silencio.
A medio camino, Kota le preguntó a su hermana:
-¿Qué tal te sientes ahora?
-Mejor -sonrió ella-. Gracias, hermanito pequeño~
-Realmente te hace falta dormir -contestó él mirándola de reojo, pero luego rió-. La verdad es que a mí también.
Llegaron a casa. Su madre les esperaba en el salón, pero al verles entrar juntos y sonriendo, se le pasaron las ganas de regañarles por haber llegado tarde.
-Hola mamá -dijeron los dos a la vez.
-Chicos… ¿qué horas son esas de llegar? -contestó ella, sonriendo-. A la cama, mañana hablaremos -siguió la mujer, aunque no lo dijo en un tono muy serio.
-Sí~ -le respondieron sus hijos, para después dirigirse cada uno a su habitación.
La mujer sólo vio oyó como se cerraban las puertas de los cuartos de sus niños y se sentó a seguir leyendo, aún sonriendo. Sabía donde habían estado, ella también había oído a su pequeña llorar y conocía bien a sus chicos. Sabía que se apoyaban siempre, porque, muy a su pesar, ni ella ni su marido podían estar mucho en casa.
En cuanto se tumbó en su cama después de ponerse el pijama, Kota no pudo evitar pensar en lo que le había dicho su mejor amigo mientras Chii y Kaoru montaban en uno de los juegos más infantiles del parque.
-Antes me encontré con Inoo-chan -empezó Takaki. Él y Inoo habían sido compañeros de clase durante la primaria, de ahí el -chan.
-¿Ah, si?
-Mhm… Iba con Arioka. Se marcharon en cuanto llegó Yaotome.
-“¿Hikaru?” -pensó Yabu.
-¿Qué te traes con Yaotome, Kota? -preguntó Yuya. Al ver la cara de su mejor amigo, añadió-¿Acaso crees que no me he dado cuenta? Estás raro en clase desde que nos pusieron a todos en la misma. No voy a quejarme porque me hagas prestar atención por ti, mis notas han subido, pero no puedes seguir así.
Yabu no dijo nada, sólo alcanzó a mirarse las manos.
Dejaron la conversación ahí, Yuri y Kaoru habían llegado.
Mirando el techo de su habitación, pensando en esa escena, Hikaru le vino a la mente (para variar) y se hizo el firme propósito de hablarle en cuanto lo viera, aunque sólo fuera saludarle. No podría ser tan difícil, ¿verdad?

diumenge, 20 de juny del 2010

Distancia

Título: Distancia

Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Romance (Shounen-ai), Drama, Universo Alterno
Pareja: Yamajima
Tipo: One-shot
Sumario: Yama-chan va a mudarse y Yuto decide hacerle llegar sus sentimientos a través de una carta.

NA: Sé que debería estar escribiendo el tercer capítulo de Empezar de nuevo, lo tengo a medias, sin falta lo subo el lunes o el martes n.nU

NA2: Si hay algun fallo no me culpen... es más de la una de la madrugada aquí...


Para Yama-chan:

Hasta las doce estuve intentando escribir esto... espero que sirva para algo.

Al principio de conocernos ni siquiera nos hablábamos, Tuvo que ocurrir todo eso de Chinen para que nos diéramos cuenta de que subíamos los tres en la misma estación. Cada vez que lo recuerdo, me entra risa, a la vez que rabia por lo que le hicieron esos tipos, me alegro de que nos diéramos cuenta a tiempo… no sé que hubiera podido pasarle de no ser por eso.

Hablando de Chinen. Hoy he tenido una charla con él. Me ha dicho que debía hacerte llegar lo que intento con esta carta, dice que no aguanta tenernos revoloteando a su alrededor sólo para vernos el uno al otro. Sus palabras me han hecho pensar que quizás no vas a enfadarte cuando te diga lo que quiero decirte. Espero que no lo hagas.

Me acaba de venir a la memoria aquél día que tuvimos que esperar el tren durante horas por culpa de una nevada. ¿Te acuerdas? Aquél día Chinen no estaba allí porque no se encontraba bien y tuvimos que aguantar bajo la nieve. Aún ahora puedo casi sentir el frío que hacía. La nieve no dejaba de caer y recuerdo estar congelándome. Tú llevabas guantes pero yo sólo había pensado en coger una chaqueta fina, creyendo que enseguida estaríamos en el tren y rápidamente llegaríamos a casa… Tenía las manos tan heladas que ya casi no podía moverlas, entonces tú te quitaste uno de los guantes y me cogiste la mano con la tuya, estaba cálida y enseguida templaste la mía. Me disculpo por haberte robado la temperatura entonces.

Bien, ya paro de divagar. Voy a intentar escribirte lo que he probado de decirte tantas veces, aunque siempre terminara acobardándome en el último momento. Vuelvo a empezar (lo siento si la carta te parece eterna).

Cuando me dijiste que te ibas, hace una semana, un sentimiento de vacío me inundó. No sabía qué era pero sabía que no quería que te marcharas, aunque también sabía que no podías hacer nada si a tu padre le habían ofrecido un traslado en el trabajo y él había aceptado.

Tuve que hablar con Chii, para variar él sabe mucho más que yo, parece mentira que sea menor (^^=), para darme cuenta de por qué me sentía de aquella manera. Me alejé de ti durante dos días, te pido disculpas por regresar a tu lado el jueves pasado sin darte siguiera una explicación, es sólo que… todo era demasiado confuso.

Aquí lo que quería decir con todo esta, ahora que lo releo, inútil, palabrería.

Ryo… te quiero. No como amigo tal y como había pensado hasta ahora, sino como algo más… Con todo este rollo del traslado me di cuenta de lo importante que eres para mí. No quiero dejarte ir… aunque puede que no quieras hablarme más después de esto. Si esto pasa, supongo que será más fácil para los dos no encontrarnos ya en la misma ciudad.

Ahora mismo no puedo pensar en otro deseo aparte de que me correspondas.

Te deseo un buen viaje… espero que no nos extrañes mucho, aunque nosotros vamos a hacerlo.

Ya termino… sé que me estoy haciendo pesado pero sólo te pediré una sola cosa más:

No cambies nunca. No quiero que el Yama-chan que yo conozco, el chico que aparenta ser maduro pero que ante los problemas busca el apoyo de la gente que quiere y que discute conmigo infantilmente por cualquier cosa, el Ryosuke que se vuelve loco por las fresas y que no duda en robárselas a quien haga falta (incluido yo, sobre todo a mí) para poder comer, desaparezca.

No sé como terminar esta carta… pero tampoco como continuarla. Ya te he dicho lo que quería que supieras y sólo me queda despedirme.

No olvides que te amo, aunque puede que quieras crucificarme por ello, y que vamos a echarte de menos… demasiado.

Adiós y….

“que las fresas te acompañen”

Yuto

Lágrimas empiezan a formarse en los ojos del chico a la vez que acaba de leer la carta que le ha dado su mejor amigo en la estación, antes de subirse él al tren.

No puede evitar sonreír ante la última frase del mensaje, le recuerda aquél día que miraron una película con sus amigos y acabaron modificando frases de la misma para que se ajustaran a la personalidad y gustos de cada uno.

Ni siquiera intenta contener las lágrimas que quieren caer de sus ojos, sabe que tampoco podría.

Está triste, muchísimo, por haber tenido que marcharse de la ciudad que le vio crecer y que lo juntó con las personas sin las que, a día de hoy, no sabría sobrevivir, pero, a la vez, la carta de Yuto le ha llegado al corazón.

Le gustaría poder abrazarle en este momento, pero hace rato que el tren ha salido de la estación y su amigo no ha subido con él.

Su padre le mira con la preocupación marcada en el rostro, de haber sabido lo que supondría para su hijo tener que alejarse de todo lo conocido hasta el momento, el pobre hombre nunca habría aceptado el traslado. Pero lo hecho, hecho está y ahora le gustaría poder aliviar a su niño de alguna manera, por lo que alarga su mano hacia la del chico y la aprieta firme aunque suavemente.

Ryosuke levanta la vista e intenta sonreír a su padre, sabiendo que ahora sólo se tienen el uno al otro, pero las lágrimas nublan su vista y sólo consigue hacer una mueca.

Durante las tres horas que dura el viaje, los dos permanecen en silencio. El adolescente piensa en los momentos que pasó junto a sus amigos y acaba por recordar el nerviosismo de Yuto esa mañana. Ahora podía entender por qué el otro estaba inquieto.

Rememora los brazos del otro alrededor suyo y cierra los ojos, queriendo sentirlos otra vez. Evoca los labios de su mejor amigo en su mejilla y desea sentirlos en los suyos propios. Se promete llamar al chico en cuanto se hayan instalado en su nueva casa.

Las horas pasan lentamente y para Ryosuke es como si viera una película en blanco y negro pasando ante sus ojos, sólo que él forma parte de la acción.

Ahora, tumbado en su futon, si ni una pizca de sueño, decide llamar a Yuto para contestarle a la confesión, sin pensar que posiblemente ya es demasiado tarde y el otro podría estar dormido.

Marca el número y espera. Diez tuts más tarde, Yama-chan se da cuenta de la hora que es y piensa en colgar. De hecho, está a punto de hacerlo, pero una voz lo detiene:

-Moshi moshi

-…

-¿Yama-chan? -casi había olvidado que los móviles de hoy en día te avisaban de quién te estaba llamando.

-Yuto -es lo único que se le ocurre decir. Todas las palabras que se ha estado preparando, las respuestas que le gustaría darle a su amigo, desaparecen de su mente en escuchar la voz de su mejor amigo decir su nombre.

-Pensé que habías colgado. Perdón, tardé demasiado en contestar.

-No… lo siento por llamar tan tarde… yo sólo… ¿te he despertado?

-Tranquilo, no estaba durmiendo.

-Vale…

-¿Por qué llamas a estas horas? ¿Ha pasado algo? -se puede oír a través del teléfono que la voz de Yuto empieza a sonar preocupada.

-No… bueno, sí. He leído tu carta… -empieza Ryosuke, pero su amigo no le deja continuar.

-Siento haberte molestado con eso… es sólo que… quería que lo supieras, está bien si lo olvidas… no quiero que me odies por eso.

-No puedo olvidarlo -él no puede verlo pero estas palabras han dejado a su amigo congelado al otro lado de la línea-. No puedo olvidarlo porque…

El silencio invade ambas habitaciones y ambos no pueden hacer más que esperar las palabras que salen al cabo de unos segundos de la boca de uno de ellos.

-Yo también… -el otro aguanta la respiración, deseando oír tres palabras que inundan, casi de manera inaudible, el aire a continuación-: …te amo, Yuto.

Los dos adolescentes se quedan en silencio durante unos instantes y saben que, si estuvieran el uno delante del otro, se besarían, pero no pueden.

Lágrimas de alivio resbalan por las mejillas de Yuto, quien esperaba una reacción algo, mucho, más explosiva y, sobretodo, negativa por parte de su mejor amigo.

Ya que no están frente a frente, lo único que pueden hacer es imaginarse al otro a su lado. Poco después cortan la llamada, deseando ambos que la distancia que los separa no existiese.

dimarts, 15 de juny del 2010

Empezar de nuevo II

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad...
Personajes: Hey!Say!BEST, puede que más adelante salgan también los 7
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 2/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?

NA: Segundo capítulo...

NA2: Arumi, gracias por tu comentario... Y sí, es YabuHika ^^ Me alegro que te guste (por lo menos de momento) xD


La siguiente semana fue casi un suplicio, tenía que estar atento en clase de historia (la que más) o el profesor Matsuoka iba a castigarle, pero tener al otro delante de él y pensar en la sonrisa de burla que le había parecido ver en su cara le despistaban.

Para evitar ser castigado, aprendió a fingir atención, con la ayuda de su mejor amigo del momento, Takaki. Cuando el profesor le preguntaba, Yuya le indicaba con señales lo que le habían preguntado o intentaba distraer al profesor.

-Gracias, Yuuyan -le dijo el viernes (como cada día), después de clase de historia.

El otro sólo sonrió y le contestó:

-Por tu culpa tengo que escuchar en clase, con lo que me gusta a mí descansar…

-Ya sabes que no puedo hacer nada contra eso -le devolvió la sonrisa Yabu.

-No te preocupes… -respondió Takaki-. Pero tienes que estar atento en clase de latín, no aguanto a Chiba-sensei… ni ella a mí. Sería raro que le prestara atención.

-Tranquilo, allí puedo concentrarme -contestó Kota. “Él no está” pensó.

El resto del día pasó sin incidencias, excepto por una vez que el profesor le pilló pensando otra vez en Hikaru, cuando Yuya no pudo avisarle, porque tampoco había estado atento (demasiado ocupado escribiendo algo en su móvil), hasta la última hora.

El profesor de inglés se había vuelto (medio) loco y quería que se inventaran un concurso en inglés (claro) y lo planificaran en sólo una hora. Por culpa de un par de chicas de la clase (que no dejaban de hablar) hizo él mismo los grupos.

Yabu se sorprendió cuando, aún y sabiendo que no estaba bien de la cabeza, Mr.White juntó con él a Takaki, Hikaru, Inoo y Daiki, parecía no querer que trabajaran, poniendo los mejores amigos (dos a tres) en un solo equipo. Además, juntar a los que mejores notas sacaban con un par de despistados (él y Yuya) no le parecía la mejor estrategia del profesor a la hora de hacer que la clase funcionase.

Cuando Mr.White les dio las órdenes, cómo tenían que estructurar el trabajo, qué tenían que poner… y los otros tres empezaron a hablar en inglés sobre el tema, Yuya y él se miraron, sin saber qué decir ni hacer.

Al parecer, Dai-chan se dio cuenta de eso, por lo que les preguntó (en japonés) qué ideas tenían para el trabajo. Inoo se les unió, pero Hikaru permaneció callado.

Había pasado media hora y aún no tenían nada definido. Sabían el nombre que iban a ponerle al juego, pero las pruebas aún no las tenían claras.

Un cuarto de hora más tarde, ya habían encontrado las pruebas pero aún no habían pensado los juegos de penalización que, decidieron, serían el premio para el perdedor.

Faltaban cinco minutos para que terminara la clase, pero no tenían el trabajo terminado. Entonces el profesor les llamó la atención a todos:

-How are you doing? [¿Qué tal vais?] -les preguntó. Al ver la cara de sus alumnos añadió-, <>Don’t worry if you haven’t had the time to complete it [No os preocupéis si no habéis tenido tiempo para acabarlo] -sonrió-. It’s for the next Friday. But I want it finished and the questions written in a cardboard. Ok, then. You can pick up your things and go [Es para el viernes que viene. Pero lo quiero completamente acabado y con las preguntas escritas en una cartulina. OK, entonces. Podéis recoger y marcharos.] -añadió, ampliando la sonrisa.

Algunos de los alumnos quedaros tan indignados que fueron a protestar, pero sólo recibieron un “Si no, no iban a trabajar. Piénsenlo, es viernes y, además, última hora. Sinceramente, ¿quién tiene ganas de trabajar en esas condiciones?”

Inoo y Daiki, en cambio, se apresuraron a pedir el número de teléfono a Kota y Yuya, para poder quedar durante el fin de semana (o la semana siguiente) y acabar el trabajo. Hikaru recogió, se despidió, y se apresuró hacia su casa. Dai-chan tuvo que llamarle la atención dos veces a Kota antes de que este le diera su móvil, de tan distraído que estaba pensando en por qué Hikaru se había espabilado tanto en salir de clase.

De vuelta a casa, caminando junto a Yuya, Yabu no dejaba de dar vueltas a la salida de clase precipitada de Hikaru. Su mejor amigo tampoco le prestaba atención, concentrado en teclear algo en su teléfono, por lo que no se dio cuenta de que volvía a estar perdido en sus pensamientos hasta que Takaki se despidió de él antes de entrar en su casa.

Volviendo a caminar, Kota se preguntó si tan desagradable le resultaba su compañía a Hikaru. ¿Tanto que tenía que alejarse de él como fuera?


Hasta el viernes siguiente, Hikaru había estado soportando bien las clases. Regla: No te gires para nada, si lo ves vas a despistarte. Cuando al profesor White se le ocurrió trabajar en equipos, rezó para que no le pusiera con Kota, aunque, sabiendo como era su profesor, no le sorprendió que los juntara. Dio las gracias porque Inoo y Dai-chan iban a estar con él también.

Durante el rato que duró la clase, Hikaru no pudo concentrarse. Oír la voz del otro, que no había cambiado tanto desde la última vez que hablaron como amigos, le mareaba y hacía que, una vez más, todos los recuerdos de los momentos que creía olvidados le golpearan, desconcertándolo aún más.

Sabiendo que sus amigos se ocuparían de que el grupo marchara bien, se dejó llevar por las memorias y casi no participó en la conversación.

Cuando el timbre sonó, anunciando el fin de la clase, Hikaru se apresuró a recoger, sabiendo que su padre llegaba temprano aquél día, el viernes casi siempre tenía que correr.

Tenía que comprar algo antes de marcharse a casa, así que se despidió, recibiendo un par de cálidos “Hasta mañana” provenientes de sus mejores amigos y un “Adiós” del mejor amigo de Kota, éste no dijo nada.

Echó a andar, dirigiéndose hacia las tiendas que había al lado del instituto. Viendo eso, sus mejores amigos se sonrieron, sabían que aquél día era el cumpleaños de su madre, por lo que no les extrañó que Hikaru se espabilara para poder comprarle algo antes de que su padre llegaba a casa. Esperaban que no tardara más de la cuenta, por su propio bien. “Ojalá no llegue tarde” pensaron ambos.

Corrió todo lo que pudo, se había entretenido demasiado comprando el regalo para su madre, y los recuerdos de la última vez que llegó tarde a casa se le acumulaban en la cabeza, convirtiendo casi todos sus pensamientos en una pesadilla.

Por suerte, llegó cinco minutos antes de que lo hiciera su padre, con el tiempo justo para dejar sus cosas en su habitación y volver a bajar para darle el regalo a su madre, quien se puso muy contenta pero sólo sonrió y evitó decir nada, sabiendo que iba a gritar, cuando oyó el sonido de la puerta que se abría y cerraba. Su padre estaba en casa.

-Hola papá.

El hombre respondió con un gruñido. Parecía que no estaba de buen humor y eso disuadió a Hikaru de preguntarle si podría quedar con sus amigos el fin de semana para continuar el trabajo de inglés.

-¿Qué tal el día, cariño? -preguntó la madre del chico, sabiendo de antemano la respuesta. Era mejor hacer que se lo contara cuanto antes, si no, no sabían como podrían acabar.

El hombre empezó a quejarse de tal y cuál subordinado suyos que, al parecer, sólo querían quitarle el puesto, de que su jefe le tenía manía porque le salía todo bien, de que el que se suponía su aliado en la empresa sólo quería hacerle caer…

Paranoias” pensó Hikaru, no creía que hubiera muchos que pudieran hacerle frente a su padre, ni siquiera en su empresa.

El chico entró en la cocina, mientras su madre ayudaba a su padre a ponerse cómodo, y vigiló que nada se quemara, no quería que su padre se enfadase con su madre por culpa de la comida.

Cenaron y luego el chico se dirigió a su habitación, dejando a sus padres solos delante del televisor, donde el hombre miraba un partido.

Abrió los libros pero no se podía concentrar, pensó en que su profesor se había pasado poniéndolos en el mismo grupo. Puede que en América las cosas se hicieran de un modo distinto, pero juntar los que trabajaban con los que se pasaban la clase distraídos no era una de las características del sistema educativo japonés.

Viendo que no iba a poder repasar, se puso el pijama y se tumbó en la cama, pensando que el día siguiente ya tendría tiempo de estudiar.

dilluns, 14 de juny del 2010

Empezar de nuevo I

NA: No me gusta subir fics si no los he terminado (porque me conozco y hay muchas posibilidades de que no los termine...) pero como este ya lo estoy subiendo a un foro... Allí va ^^

Verlo sentado delante suyo, después de tanto tiempo, le traía muchos recuerdos. Recuerdos de cuando los dos aún se hablaban e iban juntos a todas partes, estaba claro que el otro había cambiado desde entonces. De hecho, él lo observó cambiar, al principio, pero, más tarde, se arrepintió de no haber hecho nada para evitarlo. A veces se sentía tan solo sin el otro…
Desde que los pusieron en la misma aula que no había podido concentrarse en clase; las palabras del profesor se le escapaban y lo único que llenaba su mente eran las imágenes de lo que habían pasado juntos, antes de empezar a distanciarse. A veces se preguntaba si el otro lo había olvidado.
Aún recordaba como se habían conocido… cuando al otro lo apuntaron a la misma guardería en la que se encontraba él:
Su madre acababa de irse, pero él ya estaba pensando en cuando volvería a buscarle, ese sitio no le gustaba pero su madre le dejaba allí día tras día, desde hacía un par de semanas.
Las supuestas “profesoras” le caían mal, eran demasiado dulces, prefería mil veces a su madre o, aunque fuera, a la vecina, no le importaba que su casa oliera raro, o tener que ayudarla a limpiar (aunque sólo tuviera 2 años), pero su madre le había dicho que ella tenía que ir a trabajar y que no podían estar molestando todos los días a la vecina, que ya estaba mayor la pobre, dejándole un niño que no podía estarse cinco minutos quieto para cuidar.
El niño se preparaba mentalmente, de manera casi inconsciente, para otro día de aburrimiento en la guardería, pero ese día fue totalmente diferente a como lo imaginaba.
Cuando las profesoras les hicieron entrar dentro las clases, pues ya habían llegado casi todos y empezaba a ser hora de comenzar la clase (aunque en ellas no hicieran más que pintar o jugar), el niño, después de sentarse en el suelo con los demás, divisó una manita agarrada a la bata de una de las mujeres.
Ni cinco minutos más tarde, una vez estuvieron todos los pequeños callados, esa profesora presentó al propietario de la mano a la clase y les dijo que a partir de aquél día serían compañeros de clase.
La clase empezó y Kouta vio que el nuevo estaba un poco apartado de los demás, sentado y sin decir nada, con los ojos brillantes por las lágrimas acumulándose allí. La cara del otro le recordó su primer día y, sin pensárselo dos veces, se le acercó con la intención de animarlo.
-Hola.
El otro levantó la cabeza y le miró, con una expresión de sorpresa pintada en la cara.
-Mi nombe ez Yabu Kota, ¿cómo te yamaz tú?
Sonriendo por primera vez aquél día, el otro pequeño le respondió:
-Yaotome Hikaru.
Pasaron todo el día juntos, hablando, jugando y haciendo travesuras, como si se hubieran conocido desde que nacieron.
El día siguiente, la madre de Kota le despertó y le anunció que iba a llevarlo a la guardería, como cada día hacía. Quedó sorprendida cuando de los labios de su pequeño no salió ni una queja, ni siquiera un “por favor, no quiero ir…”. Pensó que, por fin, su hijo se había rendido, y, conociéndolo, se preguntó quién había sido el que lo había hecho cambiar de opinión.
El pequeño Kota sólo podía pensar en que iba a pasar otro día con su mejor y nuevo amigo Hikaru.
-¡Yabu-san! -fueron las palabras que le despertaron de su ensoñación.
Levantó la vista y vio a su profesor delante suyo, con cara de malas pulgas y una mano en la cintura.
-¿De qué he estado hablando hasta hace un momento?
El chico se quedó callado para acabar respondiendo con un débil:
-No lo sé, Matsuoka-sensei.
-Bien, se salva del castigo porque es la primera vez y porque hoy después de clase estoy ocupado, pero la próxima no va a salir tan bien parado. La clase no es lugar para soñar despierto, recuérdelo.
-Sí, profesor.
Proponiéndose parar atención, Kota dirigió su mirada al frente, pero encontró a Hikaru girado hacia atrás, como casi todos los demás compañeros de clase, y, aunque tan pronto el profesor pasó a su lado Hikaru le siguió con la mirada y se sentó correctamente, a Yabu le pareció verlo sonreír. ¿Se estaría riendo de él?

Aquél día las clases habían pasado más lentas que de costumbre, tener a su antes mejor amigo sentado unas filas detrás hacía que se le revolviera el estómago.
Le había costado mucho no pensar en él desde que se separaron, aunque hubiera sido él el que se hubiera distanciado del otro. Había conseguido concentrarse en sus estudios y, años después del distanciamiento, llegar a un punto dónde sólo recordaba los momentos que habían compartido cuando lo veía. Esos momentos le dolían, porque él, en primer lugar, nunca quiso alejarse del otro, pero sabía que no podía acercársele ahora y pedirle que volvieran a ser los mismos de antes, así que callaba y adoptaba la misma actitud seria y ausente de siempre.
Viéndolo cada día en clase, esas ocasiones se habían multiplicado por un número demasiado elevado, tenía esforzarse mucho para conseguir concentrarse, y le costaba demasiado no pensar en si había hecho lo correcto alejándose de él. No tuvo otra opción.
Hacía casi un mes que estaban en la misma clase y, hasta ese día, había logrado no despistarse demasiado. Sin embargo, aquél día había pasado algo que no se esperaba: el profesor había pillado a Kota soñando despierto.
Cuando Matsuoka-sensei se dirigió a su ex-mejor amigo, Hikaru no pudo evitar girarse y, al ver que le reñía, una sonrisa escapó de sus labios. “Realmente no ha cambiado nada” pensó. Se espabiló a volver a mirar hacia delante, pero le pareció, antes de encarar la pizarra, que Yabu le miraba con ojos heridos. “¿Qué le he hecho ahora?”
Cuando las clases acabaron, se alegró de que así fuera. Al menos, en casa, lo perdería de vista y podría concentrarse en sus estudios, cosa que tanta falta le hacía últimamente.
Recogió las cosas y fue a su taquilla a cambiarse los zapatos. Iba a dirigirse a su casa, pero oyó a alguien que lo llamaba:
-¡Hikaru-kun!
Se giró y se encontró con sus dos mejores amigos (actuales), que le hacían señas desde la puerta.
-¿Vienes a la biblioteca a estudiar? -preguntó Kei-. Pensábamos repasar lo que hicimos ayer en Química, ¿te apuntas?
Dai-chan sólo le sonrió. Los planes de Hikaru cambiaron radicalmente en cuando los vio, estudiar en grupo siempre le había servido más que hacerlo solo. Les devolvió la sonrisa y contestó:
-Vale, mi padre llega tarde hoy.
Los tres se dirigieron a la biblioteca del instituto y, una vez allí, empezaron a hacer los ejercicios que el profesor Ando les había puesto. Como a primera vista parecían más fáciles de lo que eran, los chicos estuvieron allí más de lo que creyeron al principio, por lo que, cuando acabaron, no tuvieron tiempo de repasar antes de que Hikaru tuviera que irse.
-Lo siento, chicos… -se excusó el-, pero… ya sabéis… -concluyó con una sonrisa-. ¡Nos vemos mañana!
-¡Hasta mañana! -contestó Kei para después dirigir su mirada a Dai-chan, quien sólo seguía al otro con la preocupación grabada en los ojos.- Tranquilo, va a llegar a tiempo.
-Eso espero -respondió el pequeño.
Hikaru corrió todo lo que pudo para llegar a su casa y, una vez allí, se apresuró a subir a su habitación, intentando respirar con normalidad. “Perfecto” pensó “aún tengo cinco minutos antes de que llegue mi padre”
Se dirigió a la ducha, después de leer el papel que había dejado su madre en la cocina, que le quedaba de paso en el camino hacia el baño, dónde le decía que había salido a comprar los ingredientes para la cena y que iba a volver en seguida.
Se metió bajo el agua y casi todo el cansancio y estrés que había acumulado durante el día, resbalaron junto al líquido y abandonaron su cuerpo. Así que, cuando llegó su padre, él aún estaba en la ducha.
Salió del baño, ya con el pijama puesto, con una toalla alrededor de su cuello y fue a ver a su padre a su despacho.
Antes de entrar se mentalizó para lo que podía encontrarse, ojalá su padre hubiera tenido un buen día en el trabajo, le iba la salud en eso.
-“Bien, ahora a comportarse como el hijo perfecto y modelo que se supone que eres, Hikaru” -se dijo-. Bienvenido a casa, papá -le saludó, después de llamar a la puerta y abrir.
Se encontró con unos ojos fríos y dio gracias a que sólo fuera eso.
-¿Qué tal te ha ido el día, hijo? -hizo la pregunta de rigor su padre, mirándole aún con esos ojos fríos.
-Bien -(intentó) sonreír con calidez Hikaru-. Todo genial.
-Perfecto.
Dicho eso, el chico salió del despacho y fue a recibir a su madre al vestíbulo.
-¡Ya estoy en casa!
-¡Bienvenida!
Se dejó abrazar por su madre y luego contestó a la pregunta silenciosa de la mujer con un:
-Hoy está de buen humor -y una sonrisa en los labios.