dimecres, 23 de novembre del 2011

TT____TT

Lo siento!!! TT_________TT

Sé que prometí subir algo el 13 pero... en Marsella casi no tuvimos tiempo ni para respirar ;o; (conocimos a mucha gente y nos pasaron muchas cosas que me servirán para escribir pero... ;---;)
Y después entre ponerme al día y los exámenes de final de trimestre casi no me queda tiempo para dormir, menos para escribir ;~;


Pero se me ha ocurrido una idea para solucionarlo ^^
Este fin de semana se me han acabado los exámenes y me muero de ganas de escribir voy a dedicaros a cada una de las que habéis estado esperando un fic (supongo que corto ^^U) y intentaré, no, voy a subirlo el domingo ^^
Rellenad este formulario y yo cumpliré vuestros deseos ^^
Nombre (que queréis que os ponga en el fic):
JUMP (o Johnny, no importa el grupo) con quien queréis estar relacionadas:
[opcional] Pareja (si no queréis que os junte on él y queréis otra pareja, no importa ^^):
[opcional] Canción (siempre es mucho más fácil escribir con la letra de una canción para inspirarse ^^) -se agradecería que estuviera en inglés, no sé por qué pero me es más sencillo que si está en cualquier otro idioma ^^U-:
Relación que queréis tener con el JUMP (ya sé que la mayoría prefiere salir con él, pero yo, por ejemplo, los prefiero de hermanos mayores o menores o, incluso, a veces, de hijo, así que de esta manera os incluyo a todas ^^):

PD: Ya sé que aún debo fics que os pedí, pero... esos son de parejas que no estoy acostumbrada a escribir por lo que necesito muucha inspiración para terminar -___-  Aunque os puedo prometer que voy a acabarlos y que están todos empezados

dimarts, 1 de novembre del 2011

Disculpa

¿¿Cuánto hace que no actualizo el blog?? TT__TT Unas dos semanas...
Vengo a disculparme porque no podré hacerlo hasta el 13, al menos ;o;
Esta semana pasada tenía exámenes, por lo que me fue imposible escribir, y aunque este fin de semana hayan sido cuatro días de fiesta (al menos aquí donde estoy yo) mis hermanas han organizado cada una una fiesta en casa y yo he tenido que aguantar a sus amigos dando vueltas por aquí ^^U, si le sumas a esto que mañana me voy a Marsella (por una especie de intercambio cultural) y que no vuelvo hasta el miércoles que viene... ¡Lo siento mucho!
Intentaré escribir algo para vosotras mientras esté en Francia ^^
Espero que para cuando vuelva tenga algo que ofreceros ^^

diumenge, 16 d’octubre del 2011

CRAZY HOUSE - Aventura 1

Título: CRAZY HOUSE - Aventura 1
Pareja: YabuHika, Tadaiki, Okanoo, Yamajima, Chiitaro
Género: UA, Família, Humor
Tipo: One-shot (o puede que el primer episodio de una serie de hechos que ocurren en la misma casa o.o?)
Palabras: 2263
Sumario: Sobre como Yama-chan se hirió y Ryu hizo una promesa inviolable a su media naranja.
Aviso: Incluye a Keiko (Inoo) siendo un incordio, camisetas de conjunto, un provador y Takaki siendo... bueno, Takaki.
NA: Esta historia salió de un cúmulo de frases tontas que GiGi me pasó un día por teléfono. Por si alguien se enamora de este universo y quiere que haga más paranoias de estas, lo único que necesito son frases random de cada uno de los chicos (por ejemplo: Yabu vestido de perro).
NA2: Ya os dije que era una paranoia, pero espero que os guste ^^  Espero que entendais que, como paranoia que es, esta historia incluye muchos OOC.
NA3: Para mayor coherencia de la historia, algunos de los miembros son chicas.



21 de Julio de 2011
Esa podría parecer una tarde cualquiera en la casa Yabu-Takaki y de hecho lo era, en esa casa siempre había una corriente constante de personas y mascotas, y eso era justamente por el carácter de casa difamiliar que tenía.
En esa casa habitaban, como bien señala el nombre, la familia Yabu (formada por Yabu Kota, su esposa Hikaru y sus tres hijos Ryutaro, Yuto y Keito, de 4, 8 y 15 años respectivamente) y la familia Takaki (integrada por Takaki Yuya, su mujer Daiko y sus tres hijos Keiko, la mayor, de 16 años, Ryoko -apodada Yama-chan por una excursión que hicieron cuando ella era pequeña-, la hija mediana, de la misma edad de Yuto, y Yuri (a quien todos llamaban Chii por un error de Ryu al llamarle igual que al perro que una vez tuvieron cuando empezaba a hablar), que tenía 5 años).

Desde que había entrado en el instituto, Keiko había estado demasiado ocupada con sus deberes y exámenes como para pasar tiempo con su familia (y los Yabu). Por ese motivo, su madre había estado preocupada y esa última semana había intentado sacarla de su cuarto, con el propósito de que se distrajera un rato, pero la chica no le había hecho caso y estaba empezando a hacerle perder la paciencia.
Como último recurso, esa tarde había intentado amenazarla con que se le caería el pelo si no dejaba de pensar tanto, pero lo único que había conseguido era una respuesta impertinente de su hija y empezar a preocuparse ella también por eso.

Mientras, en el salón, Yuya había cogido por banda a los dos hijos mayores de su mejor amigo y había decidido darles ‘la charla’.
El padre de la familia Takaki pensaba que Keito ya era los suficientemente mayor como para saber que tenía que usar protección si en algún momento llegaba hasta el final con alguna chica que le gustara, y creía que a Yuto tampoco no le vendría mal saberlo.
Con el fin de evitar que hicieran alguna tontería en el futuro, había planeado asustarles un poco.

Al ver al pequeño Yuri espiando lo que su padre hacía con los dos niños Yabu mayores, Hikaru se acercó a él, de la mano de su hermana, Ryoko, y le dijo:
- Yuri-chan, ¿quieres venir con nosotras a comprar ropa?
- Eh? Ah, ¡Hai!

Una vez en la tienda, Hikaru dejó a los dos hermanos en la sección de ropa infantil, pidiéndoles que escogieran algo, que ella se lo iba a comprar cuando se fueran, y se fue a buscar algo que hacía tiempo que tenía ganas de comprar.
Mientras ella estaba escogiendo un par de camisetas de conjunto para ella y su querido Kota, Chii se metió en un probador para jugar con el espejo y se quedó atrapado allí. Hikaru fue a pagar la ropa que había escogido y, después, a buscar a los dos pequeños, pero lo encontró fue a una desesperada Ryoko llorando y a un asustadísimo Yuri atrapado en un probador. Al parecer, la niña se había caído cuando intentaba ayudar a su hermano a salir de allí y se había golpeado la cabeza al tocar el suelo.
La mujer abrió la puerta del probador y sacó al pequeño de allí, luego, cogiendo de la mano a Yama-chan y con Chii en brazos, los tres se fueron al hospital para ver si el golpe que la niña se había dado era muy grave o no.
Mientras esperaban en la sala de espera, Hikaru llamó a su marido para avisarle de que iban a tardar un poco más, y le contó todo lo sucedido.

- ¿Quién era, papa? -preguntó Yuto que había oído como su padre hablaba por teléfono.
- Mama -respondió el hombre, y, sin pensar, le contó a su hijo lo que había pasado y el por qué de la demora de su madre y sus compañeros de casa.
No había sido buena idea. Tan pronto vio las lágrimas empezando a formarse en los ojos de su hijo, Kota se dio cuenta, había pronunciado la palabra ‘hospital’, después de casi perder a su esposa en el nacimiento de su hijo más pequeño, esa palabra se había convertido en tabú a los oídos de Yuto, y a él se le había olvidado en aquel momento y la había cagado.
- Yama-chan, ¿se morirá?
- No… no, no, no, no, no… Ryoko-chan va a estar bien, sólo ha sido un golpe en la cabeza… -contestó el hombre a la pregunta de su hijo, aún regañándose mentalmente por no haberse acordado del peor miedo del niño.
- ¡¿Que qué le ha pasado a mi Ryoko?! -gritó Yuya, metiéndose en la conversación dramáticamente (saliendo de un armario).
- Nada, sólo se ha dado un golpe en la cabeza.
- ¡¡¿Dónde está mi niña?!!
- Hikaru la ha llevado a urgencias por si acaso.
- ¡¡¡Daiko!!! ¡¡Keiko!! ¡Todo el mundo en esta casa! ¡¡¡¡Nos vamos a urgencias, preparaos!!!!
- Yuya, de verdad, no tienes que…
- ¡Cállate, Kota! Vamos, ven conmigo. -con esas palabras, el cabeza de familia de la familia Takaki, se llevó al mayor a su habitación.

Unos minutos más tarde, todo el mundo estaba en la entrada, esperando a quien había montado todo ese pollo, quien aún estaba en su habitación con su mejor amigo.
- Yuya… ¿de verdad tenemos que vestirnos así?
- ¡Pues claro que sí! ¡Estoy seguro de que a Ryoko le va a encantar que vayamos a verla de esta manera! ¿O vas a decirme que crees conocer a mi hija mejor que yo?
Ante ese comentario, Kota suspiró, y los dos salieron de la habitación donde habían estado hasta entonces. Yabu vestido de perro y Takaki, de rata.
- ¿Qué te crees que estás haciendo, vestido así? -regañó Daiko a su marido, dándole una colleja-. ¡Si quieres ir a urgencias a ver a tu hija al menos vístete adecuadamente!
- Hai, hime-sama…
- ¡Y espabíla! -le apresuró la mujer.
- Que penoso -murmuró Keiko por lo bajo, intentando que su madre no la oyera.
Keito sólo sonrió, incómodo, y Yuto y Ryutaro rieron abiertamente, cosa que sólo su condición de niños les permitía.

Ahora sí, unos diez minutos más tarde, todo el combo llegaba al hospital, en la puerta del cual les esperaban Hikaru, Ryoko y Yuri, el menor de ellos, llorando.
Al verlos, Ryu se puso a correr hacia ellos y se abrazó a las piernas de su madre. Ignorando a Chii, le preguntó a Yama-chan si se encontraba bien. La mayor le miró y asintió con la cabeza. Al ver eso, Yuri empezó a hacer más morros todavía y, intensificando su llanto, le gritó:
- ¡Ryu-chan es horrible! ¡¡Daikirai!!
Ryutaro se quedó de piedra, ¿qué le había hecho? Las lágrimas empezaron a formarse en sus ojos pero no pudo decir nada porque entonces llegaron los demás y su madre le cogió en brazos.
- ¡¡Ryoko!! -gritó Takaki-padre- ¿Estás bien? ¿¿Te has roto algo??
- No, papá, estoy bien.
Al oír eso, el hombre empezó a llorar a lágrima viva, haciendo que su mujer suspirara y siendo ignorado por todos los demás.
El grupo se dividió y volvieron a casa.

Tan pronto llegaron, Keito aprovechó la confusión para arrastrar a Keiko a su habitación.
- Keiko-chan…
- ¿Mmh?
- Hoy, tu padre me ha dicho algo que me ha hecho reflexionar… Hay algo que quiero contarte.
- ¿Nani?
- Yo… ¡Keiko-chan ga daisuki da! -dijo el chico, con la cabeza mirando hacia abajo.
- ¿Eh? A-atashi mo, daisuki desu… -contestó la chica, sus mejillas tan rojas y de la misma temperatura que el fuego.
- Hontou?
- H-hai…
Al oír eso, el chico la besó ‘apasionadamente’, decidido a eliminar dos problemas de una sola tirada (su virginidad y el exceso de trabajo de la mayor).

Yuto acompañó a Ryoko a su habitación y la ayudó a meterse en la cama.
- Yu-chan -le llamó ella, cuando el chico ya se iba hacia su cuarto.
- ¿Ha-hai? -contestó él.
- Has estado raro… ¿pasa algo? -al oír eso, el chico no pudo evitar que las lágrimas empezaran a formarse en sus ojos otra vez.
- Y-Yama-chan… n-no vas a morirte, ¿verdad?
- Claro que no, ¿de dónde has sacado esas tonterías?
- E-es que cuando m-mama tu-tuvo a Ryu… nos dijeron q-que podría ser que-que no pu-pudiera volver a ca-casa con nosotros o-otra vez y-y yo p-pensé que po-podría pasar co-como aque-quella vez y-y que Ryo-oko-chan podrí-ía no volver a ca-casa nunca más y…
- ¡Baaaka~! -le interrumpió la niña-. ¿Acaso me ves tú tan débil como para morirme así como así?
- Ryo-chan…
- Vamos -dijo ella, haciéndole un espacio en la cama al menor-, ven aquí.

Ryutaro, tan pronto había podido poner los pies en el suelo, se había ido a la sala de juegos, esperando que le dejaran en paz, porque no le había sentado nada bien que su principal compañero de juegos le dijera que lo odiaba.
Chii, viendo que se había pasado, le siguió hasta allí y se sentó a su lado, mientras el chico jugaba rabiosamente con un juego de bloques.
- ¿Ryu-chan… okotteru? -preguntó el mayor.
El pequeño Yabu no le contestó y el Takaki empezó a preocuparse.
- Ryu-chan… gomen ne… Realmente Yuri no te odia… Yuri sólo… no me gustó como te preocupaste por Ryo-chan y no por mí… -Ryutaro levantó la cabeza y le miró, sorprendido-. Boku wa ne… hoy me he quedado encerrado en un probador y no podía salir y tu mamá ha dicho que soy muy valiente porque mi papá habría estado mucho más asustado y… y yo tenía mucho miedo y no sabía cómo salir de allí y no me ha gustado como Ryu-chan no se ha dado cuenta… -explicó el niño-. Ryu-chan… prométeme que a partir de ahora Ryu-chan se preocupará siempre primero por Yuri antes que por nadie más… yakusoku desu ne? -el mayor alargó el dedo meñique hacia el otro, sonriéndole.
- Un… -asintió el menor, cogiendo el dedo del otro con el suyo.

Ahora que las cosas habían vuelto a la normalidad, o que eso pensaban los adultos, Daiko volvía a estar preocupada por su cabellera. ¿Podría ser verdad eso que le había dicho su hija antes? ¿Iba a quedarse calva de pensar tanto en ello?
No pienses en ello, no lo pienses, no lo pienses… ¡No! ¡¡Cuanto más intento no hacerlo, más lo hago!! ¿Qué hago, qué hago?” con los nervios que le provocaban sus propios pensamientos, había empezado a despeinarse frenéticamente.
-¿Qué te ocurre, cielo? -le preguntó su marido, mirándola con preocupación en los ojos.
-Nada…
-Vamos, hemos pasado ya demasiados años juntos como para que me trague eso…
Y, así, Daiko le contó a Yuya lo que le había dicho su hija y la paranoia que eso le había generado.
El hombre sólo rió por lo bajo y se acercó a su mujer, dispuesto a hacerle ver que hay muchísimas cosas más importantes y menos estresantes por las que preocuparse. Por ejemplo, si a sus tres hijos les apetecería tener otro hermanito menor.

Cuando llegaron a casa Hikaru se fue a su habitación a guardar las compras.
- Kou-chan~ -llamó a su hombre, para enseñarle la camiseta antes de guardarla en el armario.
- Dime -contestó él, entrando en la habitación donde se encontraba la mujer de sus sueños.
- Mira qué te he comprado -le dijo ella, mostrándole la camiseta alegremente.
- Por fin has encontrado un par de camisetas de conjunto, por lo que veo -sonrió él, luego añadió-: Aunque aún no entiendo por qué te gustan tanto.
- Mmm… me recuerdan a cuando salíamos juntos, hehe… -respondió ella a la pregunta sólo medio formulada de su marido.
- Entiendo…
Llegados a ese punto, no les hacía falta decir nada más, siempre había sido así entre ellos, se entendían sin palabras. Kota se sentó en la cama y miró como ella acababa de guardar las cosas.
Tan pronto acabó, el hombre se levantó y se acercó a ella, cogiéndola por la cintura y dándole un profundo beso en los labios.
- ¿Quieres saber qué me recuerda a mí a cuando salíamos juntos? -preguntó él, con una sonrisa seductora clavada en los labios.
- Creo que ya lo sé -sonrió ella, a la par que sus bocas se volvían a encontrar-. Peero… -le interrumpió antes de que él volviera a juntar sus labios por tercera vez-, lo siento pero ahora no podrá ser…
- Nande?
- Tenemos otras cosas más importantes que hacer, amor… nuestros hijos no van a alimentarse solos, ¿verdad?
- No creo que a Keito le haga falta comer nada después de lo que se debe estar tomando ahora… -empezó él a numerar los motivos por los que no era tan urgente preparar la comida como ella lo hacía parecer-, Yuto estará durmiendo un buen rato, debe estar cansado después de llorar tanto rato, y Ryutaro va a quedarse dormido encima del plato otra vez, ¿de qué sirve prepararle algo si después no se lo come? -acabó farfullando el hombre.
Sonriendo ante los murmullos de su marido, Hikaru se acercó a él y le dio un beso tierno pero cortante, una suave promesa de acción para más tarde. En vista de la perspectiva que su esposa le ofrecía, él dejó de quejarse y volvió a sonreír.
- Vamos, no te quejes tanto y ayúdame a hacer la cena, hoy nos toca a nosotros.
- Voy~ -contestó el mayor, sonriendo, era tan fácil para ella hacerle cambiar de opinión…

dissabte, 15 d’octubre del 2011

Okaeri

Título: Okaeri
Pareja: HinaMaru
Tipo: Drabble (199 palabras)
NA: Es raro pero esta semana he escrito más de lo usual ^^U (aunque solo sean 'cosas' que no vayan a ver la luz porque no me gustan). Parece que los éxamenes me inspiran xD
NA2: No sé por qué pero hacía tiempo que quería escribir un HinaMaru, espero que lo leáis aunque la pareja os suene rara n.nU
NA3: Mañana subiré un fic que escribí hace tiempo y que GiGi ha estado presionándome para que suba... Ése sí que es una paranoia total xP (pero, al menos, es JUMP n.nU)


Abrió la puerta de su apartamento, sacudiéndose el frío del exterior. Se quitó la chaqueta y la bufanda, junto con sus zapatos, a la par que cerraba la puerta.
Cuando había salido para comprar lo que necesitaba para la cena, pensó que, cuando él volviera, su novio ya estaría allí, así que ver la casa totalmente negra le sorprendió.
-Tadaima -dijo, por si acaso. Podía ser que el menor solo quisiera sorprenderlo, a veces, Maru tenía esos prontos, y podía llegar a organizar cosas muy tontas (y, tenía que admitir él, muy dulces) para conseguirlo.
‘Puede que el staff le haya pedido que se quedara un rato más…’ pensó, mientras caminaba hacia la cocina, la compra en brazos.
Pero, cuando cruzó el pasadizo, le pareció ver algo en el sofá. Estaba seguro de que allí se había movido alguna cosa.
Dejó la bolsa de papel en el suelo y se acercó a la silueta que ocupaba su sofá, sonriendo suavemente. Se paró delante del mueble y se inclinó hasta que sus labios tocaron los del otro.
-Tadaima -murmuró.
El menor se movió un poco y abrió los ojos lentamente, una sonrisa expandiéndose por sus labios.
-Okaeri.

diumenge, 9 d’octubre del 2011

Oscuridad

Título: Oscuridad
Pareja: YabuHika (en principio, pero no hay nombres y podéis imaginar a quien queráis ^^)
Tipo: Drabble (104 palabras)
NA: Siento no publicar nada más largo, pero es que pensaba escribir esta tarde ya que ayer tuve que acabar un trabajo de filosofía (dentro del cual había un examen de la selectividad, por cierto ¬¬**) y hoy por la mañana mis pantalones me han atacado (de verdad, son muuuy malos u.u***) y me he hecho daño en la mano y ahora me cuesta horrores escribir...
NA2: También siento que justo el fic que elijo subir (lo los drabbles que escribo cuando me aburro pero que no me gustan lo suficiente como para publicar o que son demasiado cortos -que es el caso de este-) sea tan deprimente, lo siento T_T

Cuando el mayor le besa no puede evitar pensar que hace demasiado desde que sintió sus labios por última vez. Tampoco puede eliminar las ganas, que lleva acumulando desde el accidente que le sumió en esa eterna oscuridad, de verlo. Pero lo único que puede hacer, mientras su expresión se contrae y sus ojos, que prefiere tener cerrados, amenazan con soltar todas las lágrimas amontonadas bajo sus párpados, es alargar los brazos y colocar las manos encima de su cara, sentirlo.
Y descubrir que el rostro del otro forma una triste mueca, que puede imaginar perfectamente, pero que nunca más podrá volver a ver.




Mmm... :S Es más larga mi nota que el fic en si x(
Como es tan corto, voy a subir un bonus ^^
Aquí teneis, de regalo, a la Hikaru de First Kiss ^^
Espero que os guste n.n


diumenge, 2 d’octubre del 2011

Monogram

Título: Monogram
Pareja: YabuHika (bastante disimulado, pero el amor está allí <3)
Género: UA, Família
Tipo: One-shot
Palabras: 1960
Sumario: Hikaru trabaja para alguien bastante fuera de lo común. Con sólo veintidós años, su jefe ya es el presidente de una de las mayores empresas del país, su inteligencia supera la media de los que superan la media y su físico no deja nada que desear. El único problema de trabajar con él, a parte de su más que apretada agenda, son sus caprichos. ¿Qué va a hacer el pobre secretario cuando su jefe le envíe a un lugar que él mismo querría olvidar?
NA: Tenía tres ideas para el fic de esta semana pero, al final, esta no es ninguna de ellas xD Simplemente me puse un concierto de Kanjani8 como banda sonora para hacer los deberes y cuando sonó esta canción supe que tenía que escribir algo sobre ella. Espero que os guste, lo he escribido en sólo un par (casi tres) de horas pero espero que tenga, al menos, algo de sentido. ^^

La idea era mirarlos un rato, jugar un poco con ellos y escoger el que más se adaptara a la vida de Yabu-san. En teoría, el plan era sencillo. En teoría.

Unos días antes de presentarme en el orfanato llamé y les comenté el perfil de niño que buscaba, no todo el mundo podía ser el presidente de esa empresa en concreto y había muchas características que el elegido debía cumplir. Sabiendo por qué se lo pedía, ya que la empresa llevaba generaciones yendo a escoger sus descendientes allí (sí, la primera vez que me lo dijeron yo también pensé que los niños no deberían ser tratados como si fueran mercancías, pero después de pensarlo un poco, creí que, mientras el escogido no sufriera demasiada presión a causa de las obligaciones que le caerían encima tan pronto saliera del orfanato, lo único que podía hacer su vida era mejorar; al fin y al cabo, la única cosa segura es que, vayan como vayan las cosas, el niño gana una familia), la chica que me atendió por teléfono fue muy amable y me aseguró que, tan pronto como fuera posible, me enviaría un informe con los niños más adecuados al perfil que necesitábamos.
Estuve un par de día repasando los datos que me habían llegado por fax y encontré un par de criaturas más que preparadas para asumir el puesto de futuro heredero (heredera en el caso de la segunda de ellas) de la empresa, aunque uno de ellos era bastante misterioso. Yuu y Miyu, tenía ganas de conocerles…

El primer día, se suponía que tenía que observar a todos los jugar un rato e intentar empezar a hacerme una idea de cuán buenos eran los niños en las relaciones sociales, al fin y al cabo, iban a necesitar buenos conocimientos en el arte de la persuasión y también deberían tener carisma si querían convertirse en el próximo gran jefe. Así lo hice y no tardé demasiado en situar a Miyu, tal y como decía su informe, era muy activa y siempre sabía como convencer a los demás niños para que jugaran con ella a lo que ella quisiera. Su sonrisa me cautivó en un instante y estuve a punto de escogerla directamente e irme de ese lugar. Pero algo me detuvo, tuve el presentimiento de que debería esperar un poco más y probar de hablar con ambos niños antes de precipitarme.
Una hora más tarde, me dejaron entrar en la sala donde jugaban todos los niños de entre 4 y 7 años. Casi de inmediato, un numeroso grupo se formó a mis pies y la mayoría de los infantes crearon un círculo a mi alrededor. No tardé demasiado en jugar con ellos y, cuando empecé a hacer malabares con tres pelotitas que una de las chicas me pasó, incluso los más reservados, que habían mantenido una distancia prudencial al principio, se fijaron en mí y empezaron a hablar conmigo.
Con la ayuda de la monitora (no sé de que otra forma describirla, ya que ‘vigilante’ suena bastante mal en este caso), formamos un círculo y empezamos a jugar a alguno de esos juegos tan populares entre los profesores de educación física en la primaria.
Sin darme cuenta, las tres horas que podía estarme allí (por designio y por horarios) habían desaparecido en forma de pasado y ya tenía que volver a casa y cumplir con la otra mitad del trabajo del día, papeles y más papeles… Me despedí de los pequeños y les dije que el día siguiente volvería, ya que esa era la estrategia hasta que escogiera al niño indicado.
Cuando me estaba yendo, me di cuenta de que había un niño con quien aún no había hablado. No se había movido de su rincón en todo el rato y ni siquiera había levantado la vista de las piezas con las que construía y desconstruía mil y una figuras cada minuto. ¿Sería ese Yuu-kun?

El segundo día entré directamente a la sala donde había estado compartiendo horas con los niños. La disposición de esa habitación era diferente al día anterior y todos los pequeños estaban haciendo los deberes o dibujando en las mesas que ahora estaban repartidas por todo la estancia. Todos menos uno, el chico que ni siquiera me había mirado el día anterior seguía construyendo figuras de bloques incansablemente. Me pregunté si ya había acabado sus deberes o si, simplemente no pensaba hacerlos e iba a acercarme a él cuando alguien me tiró de la manga. Miré hacia abajo y vi a Miyu-chan que me miraba sonriendo.
- Miyu ya ha acabado los deberes, ¿jugamos? -me dijo y, aunque había algo que me decía que tenía que conocer a Yuu (porque ahora estaba ya seguro de que ese era Yuu) ese día y sin demora, me dejé cautivar y le sonreí de vuelta, asintiendo a la vez que cogía la mano que ella me había extendido.
Ese día, las horas también se esfumaron, a diferencia del anterior, aunque estuviera jugando con los que iban acabando sus tareas y a pesar de que Miyu-chan se esforzaba al máximo por captar mi atención, no pude dejar de levantar la cabeza cada pocos segundos sólo para comprobar que Yuu seguía haciendo lo mismo.
Tan pronto llegué a casa, me arrepentí de haberme dejado despistar por la pequeña Miyu, que en aquel momento estaba seguro de que me tenía el corazón preso, y no haber cumplido con mi trabajo. Yabu-san me había dado cinco días de margen, pero estaba seguro que esperaba los resultados en tres y yo odiaba (odio) decepcionarle.

El tercer día me dirigí directamente hacia él. Seguía en el mismo lugar de siempre, haciendo lo mismo que los otros días, sin siquiera mirar hacia arriba. Me senté a su lado y esperé a ver su reacción, pero Yuu ni siquiera se movió a parte de los movimientos que le hacían falta para seguir con su incansable sucesión de figuras.
Al ver que no iba a decir nada, decidí empezar yo la conversación:
- Hola, me llamo Yaotome Hikaru.
Esperé a que me contestara, pero seguía sin haber respuesta por su parte y me determiné a no rendirme hasta haber conseguido que me dijera algo.
- Tú eres Yuu-kun, ¿verdad? Me han hablado mucho de ti. Me gustaría que fuésemos amigos, ¿qué me dices?
Nada. No me contestó y empecé a pensar que realmente no iba a sacar nada de insistir las veces que quisiera. Intenté recordar algunos consejos que me había dado el mayordomo de la mansión donde vive mi jefe para relacionarme con los niños y lo primero que se me ocurrió fue hablarle de comida. Ese era un tema que muchos niños adoraban.
- Mmm… ¿tienes alguna comida favorita, Yuu-kun? A mí me encanta el helado, ¿a ti no? Ah, acabo de acordarme de lo que más me gustaba cuando tenía tu edad… ¿quieres saberlo? - no esperaba respuesta, por lo que continué directamente-: La comida (si es que se puede llamar así) que me gustaba más cuando tenía tu edad eran las gominolas. Incluso ahora llevo siempre un paquete conmigo. ¿Quieres?
Saqué la bolsa del bolsillo interior de mi traje y le ofrecí algunas de las dulces bolitas de azúcar que contenía. Durante unos segundos no pasó nada, pero casi medio minuto después el niño desvió la mirada lentamente de sus bloques y la fijó en mi mano. Por un momento estuve seguro de que iba a coger uno de los dulces, pero algo se lo impidió.
-¡Yao-chan! -alguien se lanzó contra mi espalda y provocó al caída del paquete que sostenía en la mano, levanté la cabeza para ver al culpable y me encontré con Miyu, que me sonreía cálidamente-. Yuu es muy aburrido, ven a jugar con nosotras.
Dirigí mi mirada hacia mi izquierda, donde el niño seguía sentado y me sorprendí al encontrármelo mirándome. Nunca le había visto los ojos antes pero su mirada parecía suplicarme que no me fuera, que ignorara a Miyu (quien en ese momento me parecía la razón principal por la que el chico actuaba tal y como lo hacía) e insistiera en hablar con él, prometiendo tener un interior tan o más dulce que la sonrisa de la niña bajo la cubierta de indiferencia que mostraba a todo el mundo. Y yo, sin saber por qué, supe que tenía que hacerlo, que debía quedarme a su lado y convencerlo para que abriera la boca y me dijera algo. En ese momento ni siquiera me importaba que fuera uno de los que había escogido con antelación, o que no pareciera lo suficientemente carismático para convertirse en un gran líder, si siquiera pensaba en nada de lo que estaba haciendo allí. Lo único que llenaba mi cabeza era el sorprendente parecido que mi corazón encontraba entre ese chico y la persona que me había contratado cuando no tenía nada, que me había dado trabajo, un lugar donde vivir y esperanza para seguir haciéndolo. En un solo instante, todo el tiempo que había pasado con Miyu desapareció de mi memoria y supe sin saberlo ya había escogido.
- Lo siento, Miyu-chan, pero tengo algo importante que decirle a Yuu-kun ahora mismo.
Leer la expresión de la niña me fue casi imposible pero conseguí adivinar que ella ya lo sabía, entonces fue cuando me di cuenta de que había elegido a Yuu en el mismo momento en el que había visto sus ojos.
Miyu se alejó de nosotros a paso lento y yo me volví hacia Yuu otra vez. El niño seguía observándome, sin abrir la boca pero sin desviar la mirada un solo milímetro.
Sonreí en una expresión genuina de alegría y me acerqué un poco más a él, preguntándome si esa sensación cálida que había en mi pecho era, tan pronto, amor y descubriéndome deseando que lo fuera.
Me incliné hasta que estuve a su altura y le susurré al oído las tres palabras que provocaron la primera sonrisa que le vi realizar, la que me confirmó que mis sospechas eran ciertas y que no había caso en intentar negarlo, ya me había enamorado de ese niño y quería, deseaba, llevármelo a casa y que viviera con nosotros para siempre.
-¿Quieres venir conmigo?

Cuando volví ese día a la mansión, sabiendo que el día siguiente Yuu vería por primera vez esa la que sería su casa a partir de entonces, estaba más nervioso que la primera vez que la había visto yo mismo, cuando Yabu-san me sacó de la calle donde debería haber ido a parar un mes después y me llevó a su casa. Sabía que iban a preguntarme algo que no estaba preparado para responder.
Me dirigí a la habitación que el jefe usaba como despacho, al lado del cuarto donde dormía y llamé a la puerta. No esperé a que me dijera que entrara, pues nunca lo hace, y abrí directamente. Tan pronto entré, Yabu-san levantó la vista y su cara se relajó y pasó de estar seria a adoptar una expresión tranquila.
- Ya he elegido -dije, mirando a esos ojos de los cuales había encontrado la réplica casi exacta con el mismo poder para capturar mi atención y borrarme las palabras de la mente-. Se llama Yuu y tiene cinco años.
- ¿Por qué lo has elegido? -me preguntó él, a la par que se levantaba de su silla con las manos en la mesa.
Allí estaba la pregunta que no quería oír, la que ni siquiera tenía una idea de cómo contestar. Puede que fuera por eso que dije lo primero que me pasó por la cabeza.
- Por sus ojos.
Entre su interrogación y mi respuesta pasaron varios segundos y él los había aprovechado para acercarse a mí. Cuando oyó lo que le había dicho me sonrió cálidamente y me revolvió el pelo con cariño (o, al menos, a mí me lo pareció, soñar es gratis…).
- Bien hecho. ¿Dónde tengo que firmar?

カタチはないのに 確かな手触り
温かい 守り抜きたい
もしかしたらこれって“愛”?
Aunque no tiene forma, esta sensación
es muy cálida, quiero protegerla con todas mis fuerzas,
¿podría ser esto ser ‘amor’?

diumenge, 25 de setembre del 2011

When the lights die

Título: When the lights die
Pareja: Takadai
Género: UA, Fluff
Tipo: Drabble
Palabras: 281
NA: Mmm... Pues... ¡ya entregué mi trabajo! Ahora sólo nos queda esperar hasta el mes que viene para hacer la presentación oral, no creo que pueda hablar delante de tanta gente TT___TT (aunque el 'jurado' van a ser sólo 3 personas ¬¬U)
NA2: Bueno, pues este fic lo escribí un poco rápido y corriendo pero el resultado creo que no está tan mal como otros que publiqué sin dudar así que pensé... ¿por qué no? Además si no subo algo hoy, mabelu me mata xD
NA3: Y como Mari-chan es un poco tramposa y muy tardona, aprovecho por dedicárselo a Pao-chan, porque el año pasado por Navidad me pidió un Takadai y aún no le había escrito nada ¬¬U (lo siento~ TT__TT). Además, así veis que no me olvido de las que quedan, los fics llegarán, pero no sé cuando n.nU


Abrió los ojos, la habitación estaba oscura, volvió a cerrarlos. Aún estaba dormido.
El sueño lo invadía y, como se había convertido en una costumbre después de años de pasarse la noche de fiesta, se forzó a recodar qué había pasado antes de dormirse. Evocó una sonrisa u la satisfacción de un deseo cumplido pero no podía situar nada en aquel momento.
Volvió a abrir los ojos e intentó acostumbrarse a la oscuridad. Giró la vista esperando ver algo que le sirviera de orientación para recordar dónde estaba y qué había hecho. Su cuerpo se estremeció y su mente dejó de funcionar un momento cuando reconoció la pequeña figura durmiendo a su lado. Los recuerdos le volvieron de golpe. Lo había conseguido.
Después de meses intentando que el menor no le ignorara había conseguido, tres días atrás, una cita. Y ese encuentro había terminado en un volcán de sentimientos una vez metido en el cual él, el gran Takaki Yuya, se había doblegado y había confesado que llevaba casi un año enamorado del otro. La sorpresa había sido mayúscula cuando el joven asistente había contestado que a él también le gustaba y, tras asimilar la chocante información, habían acabado envueltos en un remolino de pasión que les había permitido expresar hasta el más confuso de sus sentimientos libremente.
Y ahora, el día siguiente, el hecho de haberlo conseguido estalló en una burbuja de felicidad en su aún aturdida mente y él volvió a cerrar los ojos, demasiado cansado para levantarse pero demasiado feliz para poder, o querer, volver a dormirse. Se acercó al cálido cuerpo que ocupaba la mitad de su cama y lo abrazó, esperando poder quedarse así para siempre.

diumenge, 11 de setembre del 2011

El naranja es el color del sol

Título: El naranja es el color del sol // Magia
Pareja: Chibi!YabuHika
Género: UA, Amistad
Tipo: One-shot
Palabras: 2278
Sumario: Porque los niños suelen pelearse muy a menudo por tonterías y es algo que toca a los mayores ayudarles a hacer las paces.
NA: Este fic es para mabelucome <3 por haberme dado dos premios y haberme insistido en que no usara otra vez mi capa de la invisibilidad (que, por cierto, he perdido... ¡es que es invisible!).
NA2: Aparición especial de Akanishi Jin (esta es para Arumi) y de Kanjani8 (me he pasado toda la semana repitiendo uno de sus conciertos y se me han metido en la cabeza Ó-o). Es la primera vez que escribo Kanjani pero lo he intentado, espero que no esté muy mal TT___TT
NA3: El título no tiene naaaada que ver con la historia xD y no sabía cómo terminarla, así que lo hice como pude...
NA4: [Pero cuántas notas que llevo ya...] Quiero anunciar que mañana empiezan mis clases otra vez, ya veis que este verano no he estado muy productiva, pero intentaré actualizar el blog al menos una vez por semana... También quiero disculparme con las seguidoras de 'Empezar de Nuevo'. He intentado continuarlo, pero es que hay una pared que me lo impide y nada de lo que escribo para ese fic me gusta... Incluso tengo el capítulo empezado, pero no hay manera... Lo siento mucho, tan pronto me vuelva la inspiración (ni siquiera ella misma sabe cuando va a ser eso) lo acabaré y lo publicaré en este blog. Otra vez, lo sientooo TTT____TTT



No hacía ni cinco minutos que había salido del aula, dejando allí a la nueva profesora en prácticas, pensando que sabría controlar a la clase mientras ella hablaba con la directora, pero, cuando volvió, aunque la mayoría de los niños seguían dibujando tal y como se suponía que debían estar haciendo, Ana-sensei no parecía estar en ninguna parte y también faltaban un par de sus alumnos.
La chica suspiró y, renunciando a sus principios, le pidió a una de las dos profesoras de la clase de al lado que vigilara la suya. Tras animar a los niños a que siguieran tal y como habían hecho hasta el momento, salió del aula y emprendió la búsqueda de los tres desaparecidos.
Los encontró en la sala de profesores. Los dos niños sentados en sillas contiguas y Ana hablando con la subdirectora nerviosamente.
- Ana-sensei... -empezó ella, intentando no levantar la voz para no llamar la atención de los niños allí presentes-. Entiendo que ha pasado algo mientras yo estaba fuera pero eso no significa que puedas dejar a 27 niños solos en una sala sin supervisión.
- Natsumi-sensei...
-¿Es eso cierto, Ana-sensei? ¿Además de no ser capaz de impedir una pelea entre niños, has dejado al resto de la clase solos?
-Vamos, Shizuka-sensei, estoy de acuerdo con usted en que Ana-san no debería haber dejado a los niños solos pero no ha pasado nada y creo que la pobre ya se siente lo suficientemente culpable -dijo la directora, apareciendo de la nada-. Vamos a ver, ¿qué ha pasado entre estos dos pequeñines, Ana-sensei?
-No lo sé, señora directora. Me he girado un momento y... cuando he vuelto a mirar hacia ellos Kota-kun estaba en el suelo y Hikaru-kun le miraba con ojos llorosos. Les he preguntado qué había pasado y les he pedido que se disculparan pero no han querido contestar a ninguna de las dos cosas.
-Mm... Como ninguno de los dos parece hacerse hecho daño, creo que lo mejor es llamar a sus padres y que los vengan a buscar tan pronto como puedan hoy para que tengan tiempo de pensar en ello, ¿no creéis? -después, dirigiéndose a los niños endulzó aún más su dulce tono de voz y les dijo-: Los amigos no deberían pelear, ¿nee, pequeños?

No esperaba encontrarse a su hermano pequeño haciendo morros en el sofá cuando llegó a casa. Normalmente a aquella hora, el peque de la casa estaba haciendo de las suyas con su mejor amigo.
-¿Are? ¿Hoy no estás jugando con Hikaru-chan? -preguntó Jin tan pronto entró en la sala de estar. Pero viendo que su hermano no contestaba, se acercó a él y se sentó a su lado y repitió la pregunta.
-¡No me hables de Hikaru! ¡Ojalá desapareciera! ¡Odio a Hikaru!
-¿Os habéis peleado? ¿Por qué ha sido esta vez? -Jin conocía a su hermano y sabía que Kota solía exagerar las cosas para conseguir atención pero esta vez la cosa parecía ser más seria que las demás ocasiones en las que él y su mejor amigo habían discutido. Hasta el momento, su hermano nunca había dicho que odiase a nadie-. Yo, Kota...
A regañadientes, el pequeño miró hacia el mayor y le contó la razón de su pelea.
-No existe el Ranger naranja.
-¿Eh?
-¡No hay ningún Ranger naranja!
Al oír la razón de su hermano menor, Jin casi se cae del sofá. Sabía que Kota adoraba a los rangers y que nunca se perdía el programa que emitían cada tarde del cual eran protagonistas, pero no creía, ni siquiera remotamente, que esa tuviera que ser una razón suficiente para pelearse con alguien con quien quería casi más que a su propio hermano mayor desde que se habían conocido dos años atrás.
-¿Por eso os habéis peleado? -le preguntó, intentando contener la sorpresa para que no se reflejara en su voz.
-¡Pero es que no hay ningún Ranger naranja!
-¿Y eso tú como lo sabes? ¿Has pensado que puede haber Rangers que tú no conozcas? -intentó hacerle entrar en razón Jin.
-¡Eso no puede ser! ¡¡Yo siempre he visto todos los episodios y no hay ningún Ranger naranja!! -insistió el pequeño, hinchando sus mejillas en lo que parecía ser el principio de una rabieta.
-Pero... ¿y los episodios que hacían cuando tú aún no habías nacido? Empezaron cuando yo tenía tu edad. Lo sabes, ¿verdad? ¿Has pensado que puede que hubiera algún Ranger naranja entonces?
-¡Eso no puede ser! ¡No...! No creo...
-¿Ves?
-¡Pero tampoco hay ningún Ranger lila!
-Kota...
Ante su suspiro, el pequeño hinchó otra vez las mejillas y frunció el ceño, pero la mirada fija de su hermano le hizo cambiar de opinión y acabó murmurando un casi inaudible:
-Vale...
Cuando oyó eso, Jin sonrió y le agitó el pelo al menor, a la par que exclamaba:
-¡Bien dicho! Cuando le veas mañana discúlpate, ¿vale?
El pequeño no contestó pero Jin sabía que aquellos dos iban a hacer las paces tan pronto se vieran.


-Niños~ -les llamó la atención Ana-sensei-. Hoy vamos a dibujar algo que nos guste mucho, ¿vale? También podéis dibujar a alguien a quien queráis mucho.

Tras repartir las hojas de papel y las ceras, los niños empezaron enseguida a dibujar.
-Nee, Hikaru... ¿Qué vas a dibujar tú? -preguntó un ilusionado Kota.
-Mmm... Aún no lo sé. ¿Y tú? -le devolvió la interrogación el menor. 
-Je, je... ¡¡Yo voy a dibujar a los Rangers!! ¡Son geniales! ¿Por qué no los dibujas tú también? 
A Hikaru, esa le pareció una idea genial. Dibujar lo mismo que Kota, su mejor amigo. El problema era que él nunca había visto el programa. A la hora en que lo hacían él solía estar en casa de sus vecinos, los Murakami, quienes le hacían de canguro cuando su madre se iba a trabajar desde que él tenía memoria. 
Pero entonces recordó una foto que había visto en el cuarto de su nii-chan, Shingo, y sonrió a la vez que miraba a su mejor amigo y le contestaba con un alegre: 
-¡Vale!

A la hora de siempre, Yaotome Aki llamó al timbre de su vecina, Murakami Sachiko-san, madre de una familia enormemente amable que siempre le había ayudado con su hijo desde que su marido desapareciera cuando Hikaru tenía seis meses. La siempre sonriente Sachiko abrió la puerta y Aki se apresuró a hacer entrar a su hijo.
-Siento haceros cuidar de él siempre -se disculpó la más joven.
-Oh, ¿cuántas veces tendré que repetirte que no tienes que preocuparte por ello? Desde que Kanon se fue a estudiar a Tokyo esta casa está demasiado vacía. Shingo tampoco es ya tan pequeño y echo de menos la alegría infantil que solía invadir los pasillos unos años atrás.
-Pero me siento culpable por haceros hacer todo el trabajo...
-No digas más, querida, no es ninguna molestia -sonrió la mayor, mirando el reloj que llevaba en la muñeca para ver el rato que tenía para seguir hablando con su vecina-. Pero, vamos, querida, que vas a llegar tarde a trabajar.
-Ay, sí. Gracias por todo, Sachiko-san. Ah, y hoy Hikaru está castigado, no le des nada dulce para merendar. ¡Hasta luego!

Shingo estaba hablando alegremente con uno de sus mejores amigos cuando el hijo de su vecina, su casi hermano menor, entró en la habitación sin llamar.
Oi, llama antes de entrar, Hikaru!
El pequeño no contestó y él le dedicó una mirada de disculpa a Ryuhei y se dirigió hacia la puerta.
Yo! -le llamó la atención, agachándose hasta estar a su nivel y dándole un suave golpecito en la frente con el dedo índice-. ¿Dónde han quedado tus modales?
Hikaru levantó la vista y, ignorando la pregunta, le dijo que su madre le estaba llamando. Cuando oyó eso, Shingo se levantó rápidamente y empujó a Hikaru hacia el otro adolescente que había en el cuarto y, tras decirle que no se moviera de allí y regalarle otra disculpa silenciosa a su amigo, se apresuró a bajar las escaleras. Por muy simpática que pareciera su madre, con sus hijos podía llegar a ser un verdadero demonio si no hacían lo que ella quería cuando se lo pedía.

Ryuhei observó al pequeño, sólo habían coincidido un par de veces pero Shingo cuidaba de él al menos una de cada dos tardes y había oído a los demás hablar un montón de ese niño. Al ver que Hikaru se miraba los pies, medio avergonzado, medio sumido en sus pensamientos, aunque no tenía ni idea de lo que podía pasar por la mente de una niño que aún iba a la guardería, pensó que era mejor intentar hablar con él, ya que el pequeño parecía demasiado perdido como para empezar una conversación por si mismo.
-¿Hikaru-kun? -le llamó la atención, a la par que se acercaba un poco a él-. Hola, nos vimos hace una semana cuando Shingo vino a pedirnos perdón, soy Maruyama Ryuhei, ¿te acuerdas de mí?
El niño levantó la vista y tumbó su cabeza hacia un lado, intentando recordar al otro. El mayor recordaba bastante bien ese día. Shingo tuvo que ir corriendo hasta el lugar donde había quedado todo el grupo para disculparse por no poder ir con ellos esa tarde, cuando, con el pequeño en brazos, les contó que su madre había ido a la peluquería y que él tenía que hacerse cargo de Hikaru al menos hasta que ella volviera, casi todos los demás tuvieron que aguantarse la risa, la cara del Murakami combinada con la historia eran algo sin precio.
Tras un par de minutos, Hikaru acabó llegando a la conclusión de que no se acordaba de Ryuhei y, cuando el pequeño negó con la cabeza, este rió y dijo, divertido:
-Entonces ahora ya me conoces.
Hikaru sonrió pero su expresión cambió tan pronto el mayor le preguntó qué tal le había ido el día. Entonces volvió a mirarse las zapatillas y no contestó.
-¿No ha ido bien? ¿Te has peleado con un amigo? -intentó adivinar la razón el adolescente.
Hikaru levantó la cabeza y, con los ojos muy abiertos, le preguntó:
-¿Cómo lo sabes?
Maru sonrió y contestó:
-Magia -para después volver a probar de averiguar lo que le había pasado al menor-. Así que has discutido con alguien... ¿por qué os habéis peleado tu amigo y tú?
El pequeño buscó con la mirada hasta que encontró la foto que lo había originado todo. Se subió encima de la cama y la cogió de la estantería para enseñársela al otro.
-Kou-chan dice que no existen los Rangers naranja y lila.
Ryuhei miró la foto, luego al niño y entonces volvió a mirar la foto antes de decir:
-Lo siento, Hikaru-kun, es culpa mía -el menor le miró sin entender nada hasta que él añadió-: Hora, ¿ves? El Ranger naranja soy yo. Shingo también está, mira.
-¡Ah!
-Lo siento, Hikaru-kun, tu amigo tenía razón, no existe ningún Ranger naranja, y tampoco el lila. Nos faltaban colores cuando nos disfrazamos y acabamos añadiendo algunos.
Hikaru volvió a mirarse los pies, su vista se difuminó y el mayor, al verlo así, se apresuró a decir algo más con la intención de animarlo.
-Hikaru-kun... Vamos, no llores. Ah, ya sé, ¿quieres que te enseñe un hechizo para que dejes de estar triste y las cosas se arreglen?
-¿Un hechizo?
-Sip, un truco de magia. Es difícil, pero si eres tú, puedes hacerlo, y funciona siempre. Vamos, ven aquí. -Maru se sentó en la cama y gesticuló hasta que el menor estuvo delante suyo-. Haz lo que yo haga. -Hikaru asintió-. Cierra la mano derecha, así -el mayor convirtió su mano en un puño-, y levanta el brazo por encima de la cabeza. Así, muy bien. Y, ahora, coge impulso y ábrela mientras dices '¡Paa~n!'
-¿Pan? -preguntó el pequeño, curioso.
-Sí, mira, así: '¡¡Paaan!!' Vamos, pruébalo.
-Pan...
-Más fuerte. Vamos, tú puedes. ¡¡Paan!!
-¡Paa~n!
La segunda vez que el niño hizo el movimiento, su brazo golpeó la cabeza del mayor.
-¿Así?
-Sí, así muy bien. Algo que olvidé decirte, la próxima vez comprueba que no tengas nadie delante para no golpearte, ¿vale?
-Un -asintió el pequeño, a la par que unas risas estallaban desde la puerta de la habitación.
-No puedo creer que aún sigas haciendo esto, Maru... -dijo el recién llegado, negando con la cabeza.
-Hina... ¿desde cuándo estás aquí?
-Hace un rato -rió el otro-. ¿Cómo puedes pelearte por algo tan tonto, enano?
-Dice el que casi mata a Subaru por un flan el otro día... -ironizó el invitado-. Deberías disculparte tú también, por haber causado todo esto.
-¿¡Qué va a ser culpa mía!? Es su problema por equivocarse -pero sus quejas se desvanecieron cuando vio la cara de su amigo y recordó a qué se dedicaba su familia-. Vale, vale... Gomen na, enano.
-¿Ves, Hikaru-kun? Todo se arreglará, así que mañana haz las paces con tu amigo, ¿vale?
-Eso, discúlpate con Kou-chan mañana, enano -repitió Hina a la vez que le revolvía el pelo a su vecino.

-Hikaru... -empezó el mayor de los dos niños, tan pronto vio a su mejor amigo-. Gomen. Nii-chan dijo que puede que los Rangers lila y naranja salieran por la tele y que yo no los viera.... Lo siento.
-Kou-chan -sonrió el menor-. Fue culpa mía, el lila no existe, pero, aunque el naranja no haya salido nunca por la tele, sí que existe.
-¿Eh?
-Sabe hacer magia.
-¿Magia? -preguntó Kota, confuso. Que él supiera, aunque los Rangers eran los héroes más geniales que nunca hubieran existido, no había ninguno que supiera hacer magia.
-Un -asintió el pequeño, a la vez que cogía la mano de su mejor amigo y empezaba a caminar hacia su clase-. Algún día te lo presentaré.

diumenge, 31 de juliol del 2011

First Kiss

Título: First Kiss
Pareja: YabuHika
Género: UA, Romance, Fluff
Tipo: One-shot
Palabras: 1015
Sumario: Hacía mucho tiempo que no estaban a solas ellos dos. Hikaru se ha dormido y Kouta no puede evitar empezar a divagar...
NA: Este fic es para el cumple de Arumi-chan~ No tuve tiempo de hacer nada apropiadamente para entonces y hoy he encontrado este archivo perdido en uno de mis pendrives y he decidido subirlo para tii ^^
NA2: Woa~ Estoy encantada *o* mi blog tiene 40 seguidores, jujuju *risa triste* hacía demasiado que no me pasaba por aquí TT__TT   Lo siento, minna...


Hikaru suspiró, cansada, y Kouta se giró para mirarla, una de las cosas que más le gustaba hacer. La chica estaba recostada en la pared que daba a la sala de estar de la gran casa de su abuelo, su pelo medio recogido en una coleta (recogerlo completamente cuando era tan escalado era difícil, él lo había intentado más de una vez bajo sus órdenes), los pantalones de chandal gris doblados descuidadosamente para que a sus piernas les tocara el aire, una camiseta de manga corta blanca que le había robado a él un par de semanas antes con las mangas también dobladas con la intención de refrescarse un poco y una botella de agua fresca en la mano como premio después del entrenamiento que su abuelo les había impuesto.
La verdad es que tenía razones para estar cansada, el entrenamiento que oji-chan la obligaba a hacer desde los diez años no era algo que la mayoría de los chicos que asistían al instituto al que iban hubiera podido soportar, ni siquiera esos que formaban parte de los clubes de artes marciales o de deportes. Desde que ella le había pedido, tras haber sufrido el maltrato de alguien a quien creía su aliada, más aún, su amiga, que le ayudara a hacerse más fuerte con lágrimas en los ojos (él también había estado presente, recordaba demasiado bien todos y cada uno de los días que había pasado junto a ella, aunque para entonces no hubieran sido más que un par de críos de ocho años), su abuelo se había tomado sus palabras al pie de la letra y había empezado a entrenarla, aumentando el nivel de los ejercicios gradualmente hasta que habían llegado al nivel actual. Él había querido unirse también (en parte voluntariamente y en parte porque ella se lo había pedido... vale, le había obligado, pero él lo hubiese hecho igual, porque lo único que estaba en su mente desde que vio las cicatrices en su brazo fue protegerla) y, al hacerlo tiempo después de que ella empezara, había tenido trabajos para alcanzar el grado que se necesitaba para seguir las tablas que ella cumplía a rajatabla.
Después de ojear el jardín (patio) donde siempre entrenaban, Kouta volvió a posar su mirada en la chica, quien ahora respiraba acompasadamente con los ojos cerrados. Se preguntó si se habría dormido. Se preguntó si habría dormido algo la última noche, después del lío en que se metió Ryu-chan...
La observó más atentamente, su cara parecía la de un ángel. No sabía qué era pero había algo en ella que le llamaba la atención, algo que siempre le había atraído... Sin darse cuenta, se descubrió muy cerca de su cara, demasiado cerca, como ella le recordaría a base de golpes si en ese momento abría los ojos. Pero no pudo evitar eliminar la poca distancia que aún los separaba. Cerró los ojos, y, suavemente, la besó.
Cuando, un par de segundos más tarde, se separó de ella y abrió los ojos, vio que ella se había despertado y le miraba con los ojos muy abiertos.
-¡Tú...! -empezó la chica.
-¡L-lo siento, Hime-sama! ¡N-no sabía lo que estaba haciendo! -exclamó el chico y cerró los ojos fuertemente, esperando el golpe que sabía que vendría. Pero ese golpe nunca llegó. Volvió a abrir los ojos y lo que vio le descolocó totalmente.
La chica más fuerte que él nunca había conocido, esa que no había derramado una sola lágrima desde los ocho años, le estaba mirando totalmente sorprendida y en estado de shock, lágrimas empezando a acumularse en sus ojos. Eso le dejó completamente fuera de lugar y lo único que pudo hacer fue murmurar el nombre de la chica.
-Hikaru...
-¡E-ese era mi primer beso, idiota! -le contestó ella, con los dedos en los labios. Sus ojos habían empezado a derramar las lágrimas que contenían y a Kouta se dio cuenta que ese era, probablemente, el momento en que había visto a la chica más desprotegida desde que la conoció. Justo cuando estaba pensando eso, Hikaru se levantó e hizo el ademán de irse, pero él la cogió del brazo para evitar su huida.
-Espera.
La chica se giró y le miró con el ceño fruncido. Si las miradas matasen...
-¿¡Qué quieres ahora!? -le espetó, liberándose de su agarre.
-Pégame -contestó él-. Te he robado tu primer beso y te he hecho llorar. No debería haberlo hecho ni sé de qué otra manera puedo hacer que me perdones. Pégame... -repitió, cerrando los ojos fuertemente, porque sabía que ella podía golpear muy fuerte.
Ella se sorbió la nariz y le miró, curiosa. ¿Desde cuándo estaba el chico dispuesto a recibir sus golpes? Normalmente lo único que hacía era gimotear como una niña pequeña y suplicarle que no le pegara. 'Yamete~, Hikaru-hime-sama, yamete~... onegai~' eso es lo que solía decir. En cambio ahora...
-No quiero -le contestó. El chico abrió los ojos, pensando que podría ser un truco pero no convencido de que fuera a serlo (al fin y al cabo, la conocía mejor que eso). Incluso se preguntó si esa era su princesa Hikaru de siempre. Nunca habría dudado en golpearle antes de eso, por lo que él sabía, ¿por qué lo hacía ahora? Pero las dudas de que un extraterrestre pudiera haber bajado a la Tierra y haberla reemplazado se desvanecieron con sus siguientes palabras-. Nunca pegaría a alguien tan débil respecto a mí.
La chica desvió la mirada, fingiendo estar enfadada, pero su cara, tan roja como las rosas que él le había enviado el último San Valentín, la traicionaba. De hecho, le había gustado encontrarlo tan cerca suyo cuando se despertó.
El chico aún la miraba estupefacto, sin entender nada de nada.
-Pero siempre me pegas... -protestó, ganándose otro coscorrón-. ¡Ay! ¡Mou~ Hime-sama, dijiste que no ibas a pegarme! -se quejó.
-¡Cállate! -le respondió ella, golpeándole otra vez en la cabeza.
-¡Ay! Hime-sama~...
-Para. De. Llamarme. Así -le gritó la chica, remarcando cada una de sus palabras con otro puñetazo.
-Gomen~ -gimió el mayor.
Parecía que las cosas volvían a la normalidad, después de todo.

dissabte, 4 de juny del 2011

Hope

Mmm... sólo paso por aquí porque quería enseñaros algo en lo que he estado pensando últimamente...
Cuando acabe 'Empezar de Nuevo' (quedan un 2 o 3 capítulos, más o menos, aunque, con lo lenta que soy, no sé cuando será eso...) estaba pensando en empezar otro fic capitulado... el título sería 'Hope' y en él la mitad de los JUMP serían chicas (si no lo fueran ninguna parte de la historia tendría sentido)...
De momento no os puedo avanzar más... sólo que las parejas serían: YabuHika (no podíais esperar otra cosa viniendo de mí xD), Tadaiki (jujuju, me encanta el contraste), Yamajima (porque son demasiado perfectos n///n), Okanoo (Keito es un amor e Inoo merece que lo quieran bien así que...) y Chiitaro (kuku, no me diréis que no son monos, ¿verdad?)
Por último, os dejo los banners que he hecho de momento para el fic:




dimarts, 26 d’abril del 2011

Entrada Random

Hola~

Vengo para, primero, pedir disculpas!!! Lo siento mucho!!! Siento haber desaparecido así y haber estado sin postear nada durante tanto tiempo, espero que aún no me odiéis TT___TT  Quiero deciros que la peor parte del curso ya ha pasado (o eso creo ¬¬U) y que intentaré subir algo dentro de poco (aunque no sé cuando será eso, perdón otra vez)

Segundo punto. Hoy es mi cumpleaños!!! Muahaha, no es ningún día demasiado especial para mi, o sea que tampoco espero que me feliciteis ni nada, pero quiero decirlo igual. Haha, mi hermana me ha hecho una declaración de amor toda cursi en el FB (jeje, anda que no me lo he pasado bien burlándome de ella por ello xD)

Tercer punto. Estoy contenta porque hoy he vuelto al fandom oficialmente ^^  Jeje, estas últimas semanas he estado invirtiendo mi tiempo libre en cosas que me distraían más facilmente que los fics de la JE. Pero hoy, mientras remiraba el Countdown 2009-2010 he pensado. ¿Qué estás haciendo? Y me he decidido a volver a escribir y dejar de perder el tiempo haciendo tonterías ^^

Otra vez, perdón por haber desaparecido durante tanto tiempo y espero tener un poco de él para poder acabar lo que tengo empezado y poner sobre papel (o en los documentos en word xD) lo que tengo en mente ^^

Sin nada más que decir, me despido n.n

Mari-chan

dilluns, 14 de febrer del 2011

Sense tu

Título: Sense tu (sin ti)
Pareja: YumaShin
Género: UA, Romance, Fluff (?)
Tipo: One-shot
Palabras: 1115
Sumario: Yuma está seguro de que Shintaro no lo entiende, al fin y al cabo, es por su bien.
NA: El nombre y los versos del final vienen de esta canción Sense tu - Teràpia de Shock os recomiendo que la escuchéis durante, antes o después de la lectura, es demasiado genial ^^
NA2: xD Estoy segura que hoy he batido el récord de subir más fics y de parejas diferentes el mismo día xP
NA3: Para Aru~ aquí tienes el tercero ^^ Espero que te gusten!!


Yuma se tiró sobre su cama, acababa de rechazar al chico que le gustaba por milésima vez y cada una de las ocasiones en las que lo había hecho se había sentido peor que la anterior.
Todo habría sido más sencillo si él hubiera aceptado desde el principio que Yuma no quería salir con él. Él, Morimoto Shintaro, el niño más pesado que os podáis imaginar, o el que menos acepta un ‘no’ por respuesta, si preferís.
En dos semanas iba a tener dieciocho años y Shintaro seguiría teniendo catorce, todo era demasiado complicado como para aceptar sin más. Dios, si incluso su hermano mayor era menor que él…
Si al menos no he hubiera devuelto aquél beso el día de año nuevo… pero verle llorando había destrozado sus defensas y la había cagado. Le había dado esperanzas y ahora Shintaro había vuelto a la carga, más fuerte que nunca.
Su móvil sonó, rompiendo su modo depresivo y el chico se levantó de la cama y contestó.
-¿Diga?
-¡Hola, Yuma-nii~! -Oh, no… Shintaro.
-Ho-hola, Shintaro… ¿qué tal? -intentó que sus palabras sonaran lo más frías posibles pero modular la voz nunca se le había dado bien y estaba seguro que esa parte de sí mismo que se alegraba de que el menor no desistiera en el intento de conquistarlo le había traicionado y se había dejado entrever en sus palabras.
-Bien~ gracias por preguntar~ -le respondió el menor, ignorando a propósito su intento de disuadirlo a preguntar lo que fuere que fuera a pedir-. ¡Ah! Respecto a lo que hemos hablado hoy… voy a esperarte en el parque en el que tu perro casi se me come el otro día -la sonrisa era evidente en su voz y Yuma no pudo evitar gemir de desesperación.
-Oye, Shintaro… Ya te he dicho que no vo-… -intentó hacer entrar en razón al menor, pero este le cortó antes de que pudiera añadir nada más.
-¡A las tres en el banco de siempre~! Tengo que colgar, Yuma-nii. ¡Hasta mañana~!
No podía ir, de ninguna manera.

Era sábado, las dos y media, y Yuma no podía dejar de mirar el reloj. No podía ir, no debía ir.
Es por su bien” se repetía una y otra vez, pero su corazón parecía no escucharle y amenazaba con pararse si él no hacía algo al respecto.
Intentó distraerse leyendo mangas pero el tiempo parecía haberse parado. Aún así, consiguió reducir el número de veces que miraba al reloj y, cuando se dio cuenta, ya eran las cinco.
Sonrió tristemente, pensando que ya era demasiado tarde y se recriminó mentalmente por no alegrarse por ello.
Una hora más tarde, su móvil volvió a sonar. Esta vez miró el ID (si era Shintaro, no pensaba responder), Chinen, hacía mucho que no hablaba con él.
-¡Hola, Chii! ¿Qué tal est-…? -pero la voz que le interrumpió con una pregunta no fue la voz infantil y algo aguda de uno de sus dos mejores amigos, sino otra bastante más grave y seria perteneciente a su novio.
-¿Está Shintaro contigo?
Yuma quedó petrificado. Ryutaro se había enterado de que Shintaro le perseguía y ahora pensaba que estaban saliendo y querría matarle. Glups…
-No, ¿por? -intentó sonar casual y dio las gracias por el hecho de que este hermano no le conociera tan bien como el otro.
-¿Sabes dónde está? Hace cuatro horas que ha salido de casa sin decir dónde iba y aún no ha vuelto -la preocupación era palpable en su voz, su hermano era demasiado joven como para rondar solo por según qué barrios y ambos sabían lo que le gustaban a Shintaro esos lugares.
En pocas palabras, los dos adolescentes acordaron que Yuma también le buscaría y que el primero en encontrarlo llamaría al otro.
Yuma se intentó pensar dónde podía estar el menor pero el único lugar que seguía apareciendo en su mente era imposible… ¿verdad? No podía seguir esperándole allí… habían pasado más de tres horas. Pero Shintaro bien era capaz de hacerlo porque, aunque por fuera pareciera casi adulto, por dentro seguía siendo aquél niño inocente que era cuando se habían conocido, y no parecía cambiar por muchas veces que Yuma le destrozara las esperanzas.
No podía ser y sin embargo era la única opción. Sin esperar a que su lógica elaborara argumentos que le dijeran que era imposible, Yuma salió de su casa y empezó a correr, culpándose de todo lo que pudiera haberle pasado al menor.

-Yuma-nii… ¿podemos hablar un momento?
-Sí, claro… ¿qué pasa?
Con esas palabras empezó la peor conversación que Yuma haya tenido en su vida hasta ahora.
En los dos años que hacía que se conocían, Yuma había aprendido a querer al menor como a un hermano y, aunque a veces no pudiera evitar pensar en él como en algo más, cuando Shintaro se confesó no le vino nada a la cabeza que no fuera que eso estaba mal, que no podía decirle que sí y quedarse tal cual.
Shintaro no necesitaba a alguien como él para arruinarle la vida, ya bastante tendría con su grupo de amigos como para añadir una relación que le evitaría seguir adelante en lo que quisiera hacer.
Fue entonces cuando empezó ese espiral de declaraciones y negativas pronunciadas pero nunca realmente mucho más que represiones auto-impuestas y falsos argumentos que les daban la razón.

-¡Shintaro! -quería gritar tan pronto lo vio, pero el aspecto frágil que ofrecía el menor, sentado en el banco con las piernas abrazadas junto al pecho y mirando al infinito, le hizo sentir aún pero y no se atrevió a hacerlo.
En vez de eso, se acercó lentamente a él por detrás y, después de sacarse la bufanda que llevaba, la colocó alrededor del cuello del otro y dijo:
-Vas a resfriarte si sigues así.
Cuando el menor se giró y le miró, con los ojos muy abiertos, Yuma sonrió, intentando disculparse por haber sido tan cobarde durante todo ese tiempo y no haberse atrevido a luchar por lo que más deseaba.
-¡Yuma-nii! ¡Has venido!
-Siento haberte hecho esperar tanto, Shin -respondió el mayor, llevando su mano hasta el pelo del otro y acariciándolo suavemente-. Lo siento…
Y, como si fuera capaz de ver que detrás de esas palabras se escondía todo el tiempo de maldecirse a sí mismo por amar a alguien a quien no debería querer, Shintaro le abrazó. Sabiendo que con esa disculpa terminaba el forcejeo y que ese momento sería el principio de su verdadera historia, apoyó la cabeza en el vacío de su cuello y esperó que el otro le rodeara con los brazos también para sonreír contra su piel.
Ya estoy aquí… y no pienso seguir sin ti.



És de nit, és tot fosc,
No estic sol, no ho estic,
Tu estàs amb mi.

I sempre estarà al meu cor.

Sense tu jo no puc,
Sense tu, si no hi ets,
Sense tu, jo no sóc ningú.