divendres, 2 de novembre del 2012

Stupid boy...

Título: Stupid Boy...
Pareja: YabuHika
Género: Romance, Fluff
Tipo: Drabble
Palabras: 260

Habían pasado años desde entonces, pero al verlo ahora delante de él con sus propios ojos las palabras habían desaparecido completamente de su mente. El otro lo reconoció también, y se quedó quieto, observándolo pero sin atreverse a moverse.
Hikaru frunció el ceño, después de tanto tiempo… no podía creer que el otro no tuviera nada que decir. ¿Acaso no iba a disculparse como había hecho tantas veces antes? ¿No iba a huir como hizo aquel día? ¿Acaso no iba a reaccionar de ninguna forma?
Ya estaba. Ya había tenido suficiente. Su ceño fruncido se intensificó y el chico empezó a caminar hacia el más alto, sus manos convertidas en puños. Debería haber hecho esto mucho antes.
Kouta dio un paso atrás. No sabía qué iba a hacer el otro, pero sabía que estaba enfadado y no podía culparle por ello, tenía todo el derecho del mundo para estarlo, pero aun así… Aun así había esperado, deseado, que su volvían a encontrarse algún día el otro lo perdonaría.
“¿Cómo has podido pensar así, estúpido?” se regañó. “Después de haberte alejado de aquella manera…” El mayor tragó saliva y dio otro paso atrás.
- H-Hikaru… –tartamudeó. Pero viendo que el otro no tenía ninguna intención de parar cerró los ojos fuertemente, esperando un golpe.
Pero lo que sintió en su lugar fueron dos manos agarrando su camisa y arrastrándole hacia abajo, y unos labios chocando contra los suyos.
Notando la sorpresa del otro, el menor sonrió sin siquiera pensar en romper el beso. Definitivamente, debería haber hecho esto muchos años atrás.

dimecres, 31 d’octubre del 2012

Danse Macabre

Título: Danse Macabre
Pareja: La que prefiráis :D
Género: Fantasía (puede que un poco de Horror, pero muuuy suave ;P)
Tipo: Drabble largo o One-shot cortito
Palabras: 860
NA: ¡¡¡Feliz Halloween a todos!!!
NA2: Siento no haber estado activa últimamente... la uni... u.u (y ya sé que siempre digo lo mismo, pero... ¬¬UUU)
NA3: Sólo por curiosidad, me gustaría que me dijerais qué personaje os imagiáis como el protagonista ;)
NA4: Para terminar... ¡¡FELIZ HALLOWEEN!! (sip, ya sé que ya lo he dicho, pero no me importa xD )


El chico camina hacia el cementerio. Un solo pensamiento inunda su cabeza, no la manera en la que ha llegado hasta aquí, no todo lo que ha tenido que sacrificar, sólo el hecho de que va a volver a verlo por fin.
Nunca entendió la fijación que su abuela tenía en no dejarle aprender a usar el don de la familia. Nunca comprendió por qué sólo las mujeres podían conocer, por qué sus dos hermanas mayores e incluso Sheen, la más pequeña de todos, tenían derecho a servirse de esa ventaja y a él estaba obligado simplemente a obedecer.
Ha crecido viendo a su padre doblarse ante la voluntad de su abuela y su madre, por eso nunca lo respetó. Lo que más le divierte ahora mismo es que él se había visto obligado a hacer lo mismo, hasta hoy.
En este mismo momento, el chico camina hacia el lugar que lo reunirá con la única persona que le demostró que el amor vale mucho más que el respeto, el miedo, que creía tener por sus parientas.

“Te amo”

Las puertas están cerradas, las cadenas puestas. Al chico se le escapa una risita, no puede creer lo supersticiosa que llega a ser la gente, que los muertos se levanten cada 31 de octubre… qué tontería. Vuelve a reír. Al menos hasta ahora.

“Siempre estaremos juntos”

Un simple movimiento de su mano y las cadenas ya no existen. Otra risita. Se adentra en el cementerio y se dirige al árbol que hay en el centro de él. Lo envuelve un viento frío, su capa revolotea a sus pies y Kyu alrededor de su cabeza.
La mascota que ninguna de ellas quiso, que todas despreciaron pero le dejaron quedarse ha sido su más fiel compañero desde la tragedia que lo convirtió en un proyecto de lo que es hoy.

“Siempre… juntos”

Ha llegado, por fin, y ahora sólo tiene que esperar. Esperar hasta que el reloj de la iglesia, esa misma que le había impedido siempre venir hasta aquí, diera las doce. Rio suavemente. ¿Tierra santa? Era estúpido pensar que eso le iba a detener, no con su poder actual. ¿Dios? Quizá. Si existiera.

“No te acerques a la iglesia, chico”

Kyu se posa en su hombro y se acurruca contra su cuello. Falta muy poco.
De la funda que ha estado sujetando desde que salió de su escondite, saca su más preciado tesoro. Lo acaricia y da las gracias por el egoísmo de sus hermanas. Si no le hubieran obligado a aprender a tocar, nunca habría encontrado una manera para volver a verlo.

“Chico, ¿qué vas a hacer?”

Los cuartos suenan. Kyu duerme. No va a despertarlo, necesitará toda la fuerza que pueda obtener, cuando el hechizo empiece.
Se lleva el violín al hombro y se prepara, expectante. Le ha costado tiempo perfeccionar esa melodía que se dispone a tocar, mucho tiempo para lograr los efectos deseados. Hoy, por fin, después de tantos esfuerzos, había conseguido darle vida.

“Niño, ¿eres tú? ¿Pero qué…?”

Las doce.
Sonríe. Empieza a tocar. Kyu se mueve un poco. No es el único.

“¿Hermano? ¿Estás bien? Estás sangrando”

La tierra forma remolinos y se desengancha del suelo, formando una nube a su alrededor. Sigue tocando, no puede dejar que la magia se esfume ni un solo segundo, no aún.
Aparece el primero. Se levanta del lugar donde ha descansado hasta ahora, le hace una pequeña reverencia y se dirige a la puerta que él ha dejado abierta.
Otro más. Se quita el sombrero y le saluda con un golpe de cabeza. Otro fuera del cementerio.
Siguen apareciendo uno a uno, pero ninguno de ellos es bastante para compensar el precio que ha pagado para verlos levantarse.

“Llévame contigo, hermano”

El hechizo ya ha hecho efecto. La magia inunda el lugar. Pero él no ve a quien estaba esperando.
Kyu adopta una forma que le permitirá seguir con el encantamiento. Alarga los brazos hacia él y sostiene su mirada. 

“¿Hermano? ¿Qué has hecho?”

“Siempre juntos”

Le pasa el violín a su querido Kyu y se gira para dirigirse a las puertas del cementerio. Si no va a encontrarse lo que ha venido a buscar, al menos se divertirá viendo las caras asustadas de los humanos cuando intenten huir de los muertos.
Entonces lo ve. Su cara pierde el color, se ilumina y sus ojos dejan escapar una sola lágrima.
- Estás aquí… -susurra, dando un paso hacia el otro.
Sonríe.

“Siempre juntos…”

La magia no durará para siempre. Después de todo lo que ha pasado, se da cuenta cuando la luz del amanecer empieza a aparecer en el horizonte.
Las almas comienzan su camino de vuelta y pierden solidez. En poco tiempo deja de poder tocarlo a no poder siquiera verlo. Los muertos vuelven a sus lechos.
Una última sonrisa. Un susurro…

“Te amo…”

El sol asomando por detrás de la iglesia. Un suspiro.
Recoge el violín que le tiende Kyu y empieza a caminar. Pasa por la puerta sin molestarse en cerrarlas y se resigna a esperar otro año.
Un frío viento inunda el lugar. Su capa revolotea alrededor de sus pies.
Una despedida.

“Te amo”

dijous, 13 de setembre del 2012

Premio y reparto de este y otros viejos -___-|||


Nominar a 10 seguidores que mas apoyen al blog con comentarios y mas... (abajo ^^)
Hacer 5 preguntas que mas les interesen.
1- ¿Cuál es tu nombre favorito?
2- ¿JUMP favorito?
3- ¿Cúal es tu fic favorito -de los mios-?
4- ¿Qué Johnny's escogerías como hermano mayor?
5-  ¿Y como hermano menor?
Decir quien se los dio. La fantástica Sakura-chan~



Las preguntas de Sakura-chan~ ♥

Cual es tu grupo favorito de Japón? Estoy entre Hey!Say! JUMP y Kanjani8 :D
Que es lo que mas te gusta hacer en tus ratos libres? Leer, dibujar, escribir (cuando tengo inspiración -__-|||) y mirar series en Inglés o Japonés ;P
Porque te empezaron a gustar los fics? Porque siempre he tenido ideas raras al mirar películas, series, leer libros y manga, etc. y cuando descubrí que realmente había personas que hacían lo mismo que yo... ♥o♥ )
Como conociste al grupo de Hey!Say! JUMP? Mmm... A través de JE (fue muy raro, empecé con Hana Yori Dango y me pasé a Arashi, luego KaT-TUN y busqué más grupos de la empresa y acabé con los más pequeños en el momento n.n♥)
Cual es tu pareja favorita? YabuHika ♥ (es bastante obvio si se miran los tags de este blog -___-|||||)

Le voy a dar este premio (y los otros  4 que están en esta entrada) a... (si ya tenéis alguno podéis coger los que os gusten más y ya está ♥
* Aru-chan (porque es genial y siempre que puede lee todo lo que publico y comenta y porque siempre recordaré el mail que me mandó cuando estuve desaparecida)
* Mabel (porque también fue una de las que superó mi período de desaparición sin desaparecer ella)
* Ushio &a Haine-chan
* Mi queridísima amiga Gigi (U know I ♥ U ;D)
* Hitomy-chan (porque es casi la única autora que he encontrado que escribe Chiitaro en español)
* Yaoisaotaku
* Kaen-chan



Y no puedo pensar en nadie más, ahora mismo, sorry si me dejo a alguien -___-

dissabte, 8 de setembre del 2012

それだけ

Título: それだけ
Pareja: Chiitaro
Género: Fluff
Tipo: Drabble
Palabras: 433
NA:  Este fic se lo dedico a Hitomy-chan (porque es de las únicas autoras que conozco que escriben Chiitaro en español :D i porque sus fics estan basados en ideas fantásticamente geniales y originales)

Los dos chicos están sentados el uno al lado del otro en el tren, a esta hora, durante casi todo el año, el vagón está mucho más lleno, pero, al ser la última semana de verano, la mayoría de gente está de vacaciones, trabajando o en casa intentando aguantar el calor, en vez de intentando llegar a un pueblo pequeño perdido en las montañas.
Chinen da un vistazo a su alrededor, el tren está lleno de parejas acarameladas. Justo delante de ellos, una chica duerme sobre el hombro de su novio, medio metro más lejos, una pareja, aún más joven que ellos, se coge de la mano y habla animadamente, y, en una de las esquinas del vagón, un chico roba besos furtivos a su pareja sin molestarse en disimularlo.
Ver esas escenas le hace imaginarse a si mismo y a su acompañante como protagonistas de una de ellas. Levanta la vista y mira a su derecha, donde está el chico con quien ha subido al tren. El menor está mirando hacia el otro lado, fuera de la ventana, al paisaje que van dejando atrás.
Yuri siente el impulso de alargar la mano y coger la del más alto, pero sabe lo mucho que el otro odia las demostraciones de afecto en público y le conoce desde hace demasiado tiempo como para ignorar sus deseos.
Sonríe suavemente y se desliza sobre el asiento un poco hacia su derecha, hasta que sus piernas se tocan. Las mejillas del más bajito se colorean al tiempo que el mayor le mira y levanta las cejas, una sonrisa casi imperceptible formándose en sus labios.
Chinen baja la vista y mira la bebida fría que hace rato que aguanta entre las manos y que lleva caliente más de media hora, tendrá que recordarle a Hikaru que escoja un sito que esté más cerca la próxima vez que decida heredar una casa en las montañas. El menor alarga el brazo, coge la bebida de su regazo y la acerca a su boca para tomar un trago. Cuando el líquido inunda su boca, una mueca de asco se hace con su cara.
- Está caliente –refunfuña, y sus ceño se frunce en una queja silenciosa.
El mayor suelta una ligera carcajada y Ryutaro le mira otra vez, volviendo a mostrarle esa sonrisa tan especial que muy pocos pueden ver y saben distinguir i apreciar. Y, en este momento, a Yuri no le importa el hecho de que el otro no le abrace o le bese en público, porque, con esa sonrisa, él recibe mucho más que un simple contacto físico.

dijous, 30 d’agost del 2012

Sparks Fly ♥

Título: Sparks Fly ♥
Pareja: YabuHika
Género: UA, Romance
Tipo: One-shot
Palabras: 4.629 (sin la canción)
Sumario:¿Qué pasa cuando un Hikaru rubio y de ojos verdes criado en Escocia se encuentra conun Yabu al que nadie consigue recordar?
NA: Dentro de dos día es el cumple de mi queridísima amiga Gigi, pero me ha prohibido que le dedique ningún fic, así que se lo dedicaré igualmente ♥
NA2: Llevo más de dos semanas intentando acabar este fic u.uUUU ¡¡¡Por fin lo conseguí!!! Puede que haya partes que no tengan mucha coherencia porque, al tardar tanto, ya casi ni me acordaba de qué había puesto al principio xD  Peero... es el one-shot más largo que he escrito nunca, si os sirve de consuelo ;P
NA3: Las frases que están en cursiva están o bien en inglés o en escocés gaélico (estas són: abuela y te amo respectivamente -Yabu lo dice mal-)
NA4: Este fic es un Song-fic de Sparks Fly de Taylor Swift


El chico se había mudado a la ciudad hacía un mes, pero no había empezado a asistir a clase hasta esa semana. Era simpático y ruidoso, amable y cariñoso y, aunque Yabu no entendía por qué, era conocido en todo el instituto. Puede que fuera por su aspecto (tenía el pelo rubio y los ojos verdes y eso, incluso entre los medio-japoneses, no era para nada común) o puede que fuera por su actitud, pero el recién llegado robaba corazones allí donde iba.
Kota no podía evitar compararlo a si mismo y no entendía como dos personas podían ser tan diferentes. El chico nuevo era todo lo contrario a él, donde el rubio iba, la gente le miraba y todo el mundo quería hablar con él y ser su amigo, él, por otra parte, no destacaba en absoluto y, aunque era alto, parecía que nadie lo veía, y menos recordaba, fuera donde fuera.
Por eso, cuando el menor se le había acercado, la primera reacción que había tenido había sido ignorarle y alejarse de él. Tenía miedo de que el otro rompiera la coraza que había construido alrededor de su corazón cuando había aceptado que nadie iba a recordarle nunca.


The way you move is like a full-on rainstorm
And I’m a house of cards


El rubio había insistido, pero, en hablar con él y Kota no pudo resistirse mucho tiempo a mirarle los ojos esmeralda y contestarle todas las preguntas que le hacía. Menos de dos semanas más tarde de haber empezado el instituto, Yaotome había conseguido que comiera cada día junto a los demás chicos de la clase.
Yabu no sabía qué hacía que el menor le recordara y supiera de su presencia cuando los demás de su grupo pasaban de él inintencionadamente (puede que tuviera algo que ver con el color de sus ojos o con el hecho de haberse criado en un país de hadas, Kota no tenía ni idea), pero, por mucho que lo intentó, no pudo evitar reprimirse mentalmente por hacerse ilusiones. Pronto el menor se olvidaría de él y él lo pasaría peor de lo que lo había pasado cuando tuvo que resignarse a no tener amigos nunca.

You’re the kind of reckless that should send me running
But I kind of know that I won’t get far

Era el último día de clase antes de las vacaciones de verano y Kota estaba recogiendo sus cosas para irse a casa cuando el rubio se le acercó tras despedirse de los demás, que ya se iban, y se sentó en su mesa.
- Kota –empezó el menor, mirándole desde arriba. Se había acostumbrado a llamarle por su nombre de pila, lo hacía con todo el mundo, costumbres europeas, como también lo era el hecho de ser tan abierto con su sexualidad. Desde el primer día, Yaotome había dejado claro que los chicos le gustaban más que las chicas pero que esperaba poder ser amigo de todos los miembros de la clase igualmente-. ¿Tienes algo que hacer durante las vacaciones?
- ¿Eh? –El mayor se sorprendió cuando oyó la pregunta. Nadie le había preguntado nunca sobre sus planes fuera del colegio. Nadie le había preguntado nunca sobre sus planes y punto. Se olvidó de que tenía que contestar hasta que levantó la vista y vio que el otro seguía mirándole con ojos expectantes-. L-los deberes…
El menor ensanchó la sonrisa que parecía grabada en su cara de nacimiento y se acercó más a él antes de decir a media voz:
- Perfecto –cuando se dio cuenta de la cara del mayor, añadió-: Vamos, sonríe –enseguida cambió de tema, como hacía usualmente y volvió a lo que los ocupaba hacía nada-. ¿Puedes acompañarme a un sitio? –soltó, callándose el “as on a date or something” que habría dicho de ser otro y no Yabu la persona con quien hablaba.
Yabu no supo como negarse y, aunque la proximidad del otro le ponía nervioso por momentos y estaba seguro de que su cara se estaba volviendo brillante de tan roja que la sentía, se forzó a sonreír, cosa que empequeñeció sus ojos (tal y como solía pasar), y a contestar con un asentimiento de cabeza, ante lo cual el menor soltó una carcajada y le puso la mano en la cabeza.
- Kawaii ♥ -dijo el más bajito, saltando de sobre el pupitre y dirigiéndose hacia la puerta de la clase, girándose justo antes de salir por ella para preguntarle-: ¿Vienes?

And you stood there in front of me just close enough to touch
Close enough to hope you couldn’t see what I was thinking of

Recibió un mensaje en el móvil de parte del rubio que especificaba dónde y cuándo quedaban para hacer lo que el otro quería hacer. Así que ese mismo domingo, con un paraguas en la mano y ropa de calle, se dirigió a la fuente donde tenía que encontrar al otro y esperó.
A los cinco minutos empezó a llover y el chico abrió el paraguas para no mojarse mientras esperaba, felicitándose mentalmente por haber pensado que era la época de lluvias.
- ¡Kota! –oyó, no mucho después. Cuando giró la cabeza hacia el lugar de donde había venido la voz, vio que Yaotome no había pensado en la lluvia al salir de casa-. ¿Has esperado mucho? –preguntó el menor, al llegar a su lado.
Yabu vio como el agua resbalaba por el pelo del rubio y se colaba en su ropa, que ya estaba lo suficientemente mojada en ese momento. Fue un impulso el hecho de dar un paso hacia el más bajito y alargar el brazo donde llevaba el paraguas para cubrirlo del líquido que caía del cielo. 
- Ah –sonrió Yaotome-, gracias. ¿Has esperado mucho? –repitió, mirándole desde bajo su paraguas y acercándosele para que él también quedara cubierto.
- Eh… no –respondió Kota, sorprendido por la falta de cuidado del menor cuando se trataba de su salud. Sin pensar, las siguientes palabras escaparon de su boca-. Tendrías que haber cogido el paraguas… -el rubio le miró y soltó una pequeña risotada, claramente divertido por el pronto del mayor, aunque su sonrisa se volvió cálida cuando este añadió-: No me preocupes de esta forma…
- Kota –pronunció su nombre el de ojos verdes, despertando una sensación extraña en el abdomen del más alto-. ¿Nos vamos?

Drop everything now
Meet me in the pouring rain

 Yaotome quería ir a comprar ropa de verano. Cuando su abuela le había dicho que se preparara porque en Japón hacía mucho calor en esa época, él había pensado en el verano de Escocia y en lo que un día muy caluroso era allí, por lo que cuando había llegado a Tokio y había salido del aeropuerto y el taxi, se encontró con que casi no podía respirar por la temperatura que allí había, así que ahora necesitaba ropa para no morirse literalmente de calor.
Llevaban ya un montón de bolsas pero el menor no parecía encontrar lo que andaba buscando, por lo que aún quería seguir recorriendo tiendas cuando Yabu tropezó y se hizo daño en la mano (por suerte para ellos, en una zona poco concurrida) al caer al suelo.
La lluvia había parado hacía ya un rato y el sol brillaba en el cielo, por lo que el menor no dudó en arrodillarse al lado de Kota y examinarle el arañazo. Tras limpiarlo un poco, depositó un suave beso en la herida y volvió a sonreír al mayor.
- Granaidh siempre lo hacía cuando me caía y me hacía daño –explicó, acariciando la zona de alrededor del golpe del mayor. Después se levantó y alargó el brazo para ayudar al otro a hacer lo mismo-. Vamos. 
En ese momento, Yabu vio estrellas brillantes y nunca llegó a saber si fueron por el brillo del sol que le daba en la cara o por el efecto que la sonrisa del menor tenía en él.

Kiss me on the sidewalk
Take away the pain
‘Cause I see sparks fly whenever you smile

Cuatro días más tarde, quedaron para jugar con fuegos artificiales. A Kota, eso le parecía casi un juego de niños, pero nunca antes lo había hecho con sus amigos, porque nunca había tenido, por lo que el hecho de poder por fin encender fuegos artificiales con un amigo (porque ahora estaba seguro de que el menor era su amigo) le hacía, en el fondo, ilusión.
Yabu tenía que llevar una bolsa llena y Yaotome llevaría otra, cosa que se suponía tendría que entretenerlos durante más de un par de horas, tiempo suficiente como para olvidarse de todo y proporcionarles diversión para todo el mes.
Esta vez, cuando Kota llegó, el menor ya le estaba esperando, sentado a un lado del descampado donde iban a prender los fuegos. Parecía triste, perdido en su mundo como otras veces le había visto en los momentos en que estaban los dos solos o nadie más les prestaba atención (cosa poco corriente cuando había más gente a su alrededor).
- Yaotome-kun –le llamó, no tan fuerte como el otro lo hubiera hecho con él, pero tampoco lo suficientemente bajo como para que no lo oyera.
El otro se levantó tan pronto lo vio y le sonrió alegremente, levantando la mano para saludarle.
- ¡Yo! –exclamó el más bajito, acercándose a él un par de pasos a la vez que el otro terminaba de acortar la distancia-. ¿Qué tal?
- Bien –respondió Kota, devolviéndole la sonrisa. Desde que había conocido al menor, había aprendido a sonreír sin avergonzarse de lo que los demás pudieran decir de él, sin pensar en toda esa gente que ni siquiera sabía que él estaba allí-. Has esperado mucho, Yaoto-
- Hikaru –le interrumpió el rubio-. Llámame Hikaru.
- H-Hikaru… -repitió el mayor, notando como sus mejillas se enrojecían y ganándose una sonrisa brillante del más bajito.
- Bien ♥ -le felicitó Yaotome, abrazándole con cariño para demostrarle que estaba orgulloso de él por haber superado su miedo a entablar amistad con alguien.

Get me with those green eyes, baby
As the lights go down
Give me something that’ll haunt me when you’re not around
‘Cause I see sparks fly whenever you smile

Desde ese día, no había podido dejar de pensar en la sensación de tener los brazos del otro rodeándole y había intentado repetirse mil y una veces que no podía seguir de esa manera. El primer amigo que había tenido en toda su vida, y ahora iba a perderlo por tal tontería como un abrazo. Pero, por muchas veces que se lo dijera o probara de decírselo, lo olvidaba tan pronto le veía sonreír.
Faltaba una semana para tener que empezar las clases otra vez y Kota aún no había terminado los deberes. Estaba preguntándose qué haría para acabarlos todos en menos de cinco días (porque los últimos tres había quedado con Hikaru, otra vez) cuando su teléfono sonó.
Una hora más tarde, su mejor y único amigo se encontraba sentado delante de él en el suelo de su habitación, con la intención de compartir los deberes con él, para tener que hacer menos cada uno. Hikaru había empezado con los de inglés y ya casi estaba mientras que él tenía problemas haciendo los de literatura japonesa, así que se distraía echando miradas al otro de reojo.
En un momento dado, el menor levantó la vista justo cuando los ojos del más alto estaban clavados en su pelo. Yabu enrojeció y quería dar alguna explicación a lo que el otro le acababa de pillar haciendo pero las palabras parecían no querer salir de su boca. Hikaru sólo sonrió suavemente y le miró durante unos segundos. Su brazo se levantó y su mano acortó la distancia entre la piel de Yabu y la suya.
Cuando sus dedos ya rozaban los labios de Kota, el rubio se dio cuenta de lo que hacía y pareció entrar en un estado de shock. Sin pensar en los deberes se levantó del sitio donde estaba y sacudió la cabeza, disculpándose con una excusa cualquiera para poder marcharse de allí.
El mayor miró como se iba, incapaz de reaccionar, y no fue hasta que el otro ya había desaparecido que el hecho de pararlo pasó por su cabeza. Horas más tarde se regañaría mentalmente por ser tan lento a la hora de responder.

My mind forgets to remind me you’re a bad idea
You touch me once and it’s really something

Corrió hasta que sus pulmones no pudieron más y se paró cuatro esquinas después, apoyándose en la pared que tenía más cerca y llevándose una mano a la cara, que estaba seguro que tenía más roja que el bolígrafo favorito de su primo. Sin fuerza en las extremidades, terminó sentado en el suelo contra la pared que lo había sostenido y recordando la primera vez que había visto al mayor.
Sus mejillas se volvieron aún más rojas y lágrimas acudieron a sus ojos. Desde la primera vez que había visto, al otro había querido oír su voz; el primer segundo en el que había oído la voz del otro, había querido conocerlo mejor y, cuando por fin lo había conocido un poco, quiso poder estar con él a todas horas. Ahora que había pasado más tiempo con el mayor, lo único que quería era no perderlo. Pero había empezado a actuar sin pensar y tenía miedo de que eso estropeara la relación que los dos tenían.
¿Por qué había tenido que tocarle? Ahora se moría por tocarle otra vez y no sabía si podría evitar hacerlo cuando lo viera.

You find I’m even better than you imagined I would be

Kota estaba nervioso, había salido para comprar una cosa que su madre necesitaba para hacer la comida el día siguiente y se había encontrado con unos compañeros de clase del grupo que siempre estaba junto a Hikaru. Para su sorpresa, le habían reconocido casi al instante y habían empezado a hablar con él e incluso le invitaron a ir al karaoke con ellos.
Era la primera vez que salía con tanta gente y estaba temblando de los nervios. Por suerte para él, cuando llegaron al karaoke vio que entre la otra parte del grupo que allí había estaba Hikaru. Rápidamente, se sentó a su lado, para no tener que estar rodeado de desconocidos y cuando el otro le saludó con una sonrisa, algo se movió en su abdomen.
Había pasado más de una hora y tenía que marcharse si no quería que le cerraran la tienda pero, en ese momento, le daba igual, porque a su alrededor había personas que sabían de su existencia y que se interesaban por él. Yaotome, pero, sabía qué haría su madre el día siguiente y también lo que le faltaba, porque había estado en su casa el día anterior y la señora Yabu había mencionado que era mejor esperar casi hasta el último momento para conseguir ingredientes más frescos.
Fue por eso que se levantó, se despidió de todos con una de sus sonrisas brillantes y arrastró al más alto fuera del karaoke. Cuando el otro le preguntó por qué lo había hecho, él sólo contestó:
- Tu madre necesita los ingredientes, ¿verdad?

I’m on the guard for the rest of the world
But with you I know it’s no good
And I could wait patiently but I really wish you would

Los dos caminaban de vuelta al hogar del mayor, de lado y con la compra que acababan de hacer en los brazos. Hikaru iba despistado, riendo por un chiste que acababa de contar al otro, y no vio la farola que había justo delante de él.
El golpe le hizo caer en el suelo y soltar la bolsa de cartón que llevaba en brazos. Se llevó una mano a la frente y se la frotó, soltando un ‘Ouch’. Al no verlo a su lado, el más alto se arrodilló junto a él y le apartó la mano de la cara.
Yaotome miró el otro a la cara y vio que un suave sonrojo se extendía por sus mejillas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Kota se estaba acercando a él. Sus nervios empezaron a verse claramente reflejados en su cara y cerró los ojos con fuerza. Fue una sorpresa sentir los labios del mayor en su frente.
- Con eso dejará de doler, ¿Verdad? –preguntó Yabu, sonriendo, a la vez que se alejaba. Un sentimiento cálido envolvió al menor y este sonrió y asintió con la cabeza.
- ¡Un!
 Antes de que se dieran cuenta, empezó a llover, y los dos tuvieron que correr para refugiarse en la cafetería más cercana. Una vez allí, los chicos se sentaron en una de las pocas mesas libres que quedaban, con las bolsas esparcidas a sus pies y el pelo húmedo.
Hikaru empezó a reír y él le siguió, sabiendo de la comicidad de la situación en la que se encontraban. El menor se levantó y fue a pedir un café para cada uno y Kota aprovechó para llamar a su madre y decirle que tardaría un rato más en llegar a casa.

Drop everything now
Meet me in the pouring rain
Kiss me on the sidewalk
Take away the pain
‘Cause I see sparks fly whenever you smile

Paró de llover cuando faltaban cinco minutos para las nueve. El café tenía que haber cerrado hacía media hora pero los dueños decidieron alargar el turno porque no querían hacer que todo el mundo se mojara de vuelta a casa.
Sin saberlo, habían ido a meterse en el local de unos amigos de la familia de Hikaru y, desde que se habían dado cuenta de que estaban allí, los dos dueños (una pareja encantadora) se les habían acercado y habían hablado con ellos todo lo que habían podido.
Eran las nueve cuando los dos chicos se levantaron, se despidieron de los propietarios del café y empezaron a volver hacia la casa del mayor. A medida que caminaban, las farolas se iban distanciando una de otra y todo se volvía más oscuro, un vecindario no necesitaba tantas luces como un barrio comercial.
Caminaban en silencio cuando una figura negra se puso delante de ellos. El más alto soltó un chillido y el otro, las bolsas de la compra, que volvieron a caer al suelo. Cuando la criatura empezó a caminar hacia ellos, los dos chicos se abrazaron, asustados.
Pero cuando esa cosa se acercó a la luz de la farola más cercana a ellos, se dieron cuenta de que no era más que un perro y el menor empezó a reír, el otro sonrió también. El más bajito le miró y fue entonces cuando se dieron cuenta de lo muy cerca que estaban. 
Los colores invadieron las caras de los dos chicos y ambos se quedaron embobados mirando al otro, la compra olvidada en el suelo. Poco a poco, sus rostros se fueron acercando hasta que sus labios se juntaron. Estuvieron paralizados durante unos segundos, sólo sintiendo al otro, pero el menor fue el primero en reaccionar y se separó de un salto, mirando a cualquier lugar menos a su amigo.
- Shit –murmuró a regañadientes justo antes de soltar un casi silencioso ‘Adiós’ y marcharse corriendo. 

Get me with those green eyes, baby
As the lights go down
Give me something that’ll haunt me when you’re not around
‘Cause I see sparks fly whenever you smile


Kota estaba sentado en el promontorio donde habían quedado. Sabía que tras lo que había pasado el día anterior, no podía seguir llamando la relación que tenía con Hikaru ‘amistad’, al menos no sin añadir algo más. No estaba seguro de que el otro fuera a venir a ver los fuegos artificiales con él, aunque lo hubiera prometido al principio del verano.
Demasiadas cosas habían pasado desde que se conocieron, demasiadas miradas a escondidas y momentos embarazosos e incómodos para seguir ignorando ese sentimiento que crecía más en su pecho cada día que pasaba. Tenía que consultarlo con Yaotome para comprobar si el otro sentía lo mismo.
Al pensar en eso, su mirada se volvió sombría. Hacía demasiado tiempo que la promesa había sido hecha, no sabía si, tras lo de ayer, el menor seguiría teniendo intención de asistir a esa ‘cita’. Decidió confiar en él, ni una de las otras veces que habían quedado tras sus momentos incómodos, el más bajito le había fallado a la hora de venir.
Fue por eso que, tras chequear miles de veces el reloj en tres minutos y esperar que el otro apareciera inesperadamente, cuando los fuegos artificiales empezaron, algo se rompió en el pecho de Kota. Hikaru no estaba.
Levantó la vista para mirar el espectáculo e intentó contener las ganas de llorar. Desde el principio sabía que iba a terminar así, que el menor un día dejaría de hablarle y nunca más lo volvería a mirar como un amigo, sabía que iba a pasarlo mal pero aun así se había dejado ilusionar. Y, ahora, solo otra vez, no podía evitar querer soltar la frustración en forma de lágrimas.
Justo cuando su línea de pensamiento llegaba a la peor parte, la que más estaba llena de autocompasión, algo movió su cabello. Pensó que era el viento hasta que notó unos dedos en su cuero cabelludo.
Se giró para ver quién estaba detrás de él y se sorprendió al distinguir el pelo rubio y los ojos verdes de su compañero de clase. Susurró su nombre y el otro sonrió, envolviéndole en un abrazo.


I’ll run my fingers through your hair and watch the lights go wild

Se sentía seguro a su lado, querido, esa fue la razón por la que lo escogió desde el principio, no porque quisiera sacarlo de su soledad, no porque le pareciera interesante, sino porque estaba seguro de que no iba a prestarle atención a nadie más, porque no tenía nadie más. Ahora, abrazándole por detrás, se sentía culpable.
Ese chico era uno de las mejore personas que nunca había conocido, el único que no le había abandonado ni olvidado cuando había conseguido tener otros amigos.
Escondió su cara en la nuca del mayor y se disculpó.
- I’m sorry… -susurró. Sentía haber tenido que recurrir a ese truco tan sucio para hacer un amigo y temía que la historia que había tenido con Drake se volvería a repetir. No quería perder a nadie más por el simple hecho de, a su manera, quererlo demasiado.
No quería que Kota dejara de prestarle atención. Era lo único que le hacía sentir bien después de haber recibido esa llamada la semana anterior.


Just keep on keeping your eyes on me
It’s just wrong enough to make it feel right


No llevaban ni medio minute abrazados cuando los fuegos terminaron. De golpe, como si las luces lo hubieran estado protegiendo hasta el momento, toda la tristeza que había sentido en el tiempo que llevaba allí se acumuló detrás de sus ojos en forma de lágrimas y estas tuvieron que bajar libremente por sus mejillas para mojar la camiseta del mayor.
El otro se giró, con expresión preocupada, y levantó la cabeza del más bajito para mirarle a los ojos. Lo que vio allí debió preocuparlo aún más porque se levantó rápidamente de la roca donde estaban sentados y le arrastró tras de sí, olvidando su bolsa, sin la que Hikaru nunca antes le había visto en ningún lugar.
El menor se dejó llevar hasta la casa de Kota y después, tan pronto la puerta se cerró tras de ellos y el mayor se hubo girado para mirarle a la cara otra vez, se abandonó al abrazo del otro y soltó todo el estrés acumulado por antiguos novios que le dejaron con el corazón roto y la condición de su abuela en el momento.
Yabu no sabía qué hacer para que el otro dejara de llorar, no podía pensar en nada que no fuera los momentos que habían pasado juntos y quería que el menor riera tal y como lo había hecho entonces, pero no tenía ni idea de como hacerlo. Estaba seguro que sólo pedirle que no llorara más no funcionaría, nunca lo había hecho con su hermana, por lo que evocó sus memorias e hizo lo único que pudo pensar, besarle.
El más bajito se aferró a su espalda y le dejó hacer, respondiendo a su beso, pero no dejó de llorar, aunque se calmó un poco. Tan pronto eso hubo pasado, el mayor se separó de él lentamente y acarició su mejilla suavemente.
Entonces volvió a cogerlo de la mano y lo llevó escaleras arriba hasta su habitación, sin soltar un solo momento su mano, ni dejar de acariciarla dulcemente con su pulgar.
Cuando llegaron al cuarto del mayor, Hikaru sintió que iba a estar bien, que podía superarlo todo siempre que el otro estuviera a su lado. Fue por eso que se abandonó a las palabras dulces susurradas en su oreja y a la manera en que el otro le miraba, haciendo que olvidara todo lo que había pasado hasta entonces, de todas las veces que había salido herido.

And lead me up the staircase, won’t you whisper soft and slow?
I’m captivated by you baby like a firework show


No fue hasta que volvió a clase que se enteró de que Hikaru se iba.
No es que se fuera para siempre, sólo iba a visitar a su abuela, que no se encontraba bien, pero aun así sentía que no podía dejarlo marchar sin pedirle que volviera, tenía miedo de que el otro se olvidara de él cuando no lo viera, como había hecho tanta gente antes. 
Salió corriendo del aula y se dirigió a las puertas del instituto, ignorando olímpicamente los gritos de su profesora para que volviera y el escándalo que sus compañeros de clase, los pocos que sabían de su presencia allí, hicieron para darle ánimos.
Llegó delante del hogar del menor agotado de tanto pedalear y si aliento por la prisa que se había dado y por el susto que se había llevado cuando empezó a llover y patinó, pero tuvo suerte de encontrar al otro saliendo de la casa.
- Hikaru –susurró, dejando la bici de lado.
El otro le miró con una expresión perpleja, incrédula, sin creerse que estuviera realmente allí y no fuera simplemente un producto de su imaginación.
- ¿Kota…? –murmuró el otro, con los ojos muy abiertos-. ¿Q-qué…? ¿Qué haces aquí? 
El más alto se le acercó sin decir nada y le abrazó, acercándolo mucho a su cuerpo, cosa que le hizo dejar caer la maleta al suelo.
- ¿Kota? –volvió a preguntar, sin poder responder al abrazo por la sorpresa.
- Haa guul ackum orst –le susurró al oído el mayor, pronunciando esas palabras en escocés que le habían costado tanto de aprender, y sin apartarse del otro chico, rogó-. No me olvides mientras estés en Escocia…
Drop everything now
Meet me in the pouring rain
Kiss me on the sidewalk
Take away the pain
‘Cause I see sparks fly whenever you smile

El más bajito le devolvió el abrazo y sonrió escondido en la curva de su cuello.
- ¿Cómo podría si acabas de pronunciar el escocés más horrible que nunca he oído? –rio suavemente, su aliento haciendo que el mayor se estremeciese-. Yo también –añadió, acurrucándose aún más contra Yabu-, tha gaol agam ort, Kota. 

Get me with those green eyes, baby
As the lights go down
Give me something that’ll haunt me when you’re not around
‘Cause I see sparks fly whenever you smile


La estación de autobuses estaba a diez minutos de la casa del menor pero ellos tardaron más del doble en llegar allí. Ninguno de los dos quería separarse del otro y sus manos agarradas fuerte pero suavemente lo mostraban a todo el que quisiera verlo.
Faltaba un cuarto de hora para la llegada del siguiente autobús que iba al aeropuerto (Hikaru había calculado el tiempo perfecto pero Kota le había hecho perder el bus que él planeaba coger) y los chicos estaban de pie en la parada esperándolo.
- Más te vale practicar para cuando vuelva –el menor amenazó en broma al más alto, mirando al infinito y escondiendo sus manos en los bolsillos de su camiseta.
- Lo haré –prometió el mayor, sonriendo débilmente, también evitando mirarle.
- Te echaré de menos –murmuró Hikaru, un deje de tristeza distinguible en su voz.
- Sólo serán dos semanas –contestó Yabu, intentando ser optimista por una vez en su vida-. Dentro de dos semanas volveremos a vernos –repitió.
- Catorce días es mucho tiempo… -protestó el menor, sin alzar la voz.
- Es sólo medio mes.
Conocía al más bajito lo suficiente como para saber que seguiría insistiendo a menos que cambiara de tema y no quería que lo último que se dijeran antes de que se marchase fuera le tiempo que tardarían en volver a encontrarse.
- Mírame –dijo, de pronto, cortando al otro en medio de una protesta.
Hikaru levantó la vista para encontrarse con los ojos del mayor. Su cara reflejaba su ánimo y la expresión que vio en ella no gustó nada a Kota, no quería recordarlo triste y apagado como entonces. Tal vez fue por eso que volvió a recurrir a una de las estrategias del menor para conseguir lo que quería.
- Sonríe –le ordenó, como había hecho el otro con él tanto tiempo atrás-. Vamos, sonríe –insistió, dándole ejemplo y acercándose a él para eliminar el paso que los separaba.
El menor le obedeció, recordando también aquella ocasión en el aula poco tiempo después de conocerse.
- Kawaii ♥ -susurró el mayor sobre sus labios, acabando de eliminar el espacio entre ellos para expresar como se sentía exactamente en ese momento con ese solo contacto.


And the sparks fly, oh baby smile
And the sparks fly

dijous, 9 d’agost del 2012

You Suck at Love

Pareja: Takanoo
Género: Drama, maybe? Puede que un poco de Fluff o puede que nada de los dos ¬¬UU
Tipo: Drabble
Palabras: 393
NA: El título no tiene casi nada que ver con la historia, es sólo la canción de Simple Plan que me inspiró para escribirla :)
NA2: Este fic va para Gigi, porque hoy no estaba teniendo un buen día y espero que esta tontería le ayude a pasarlo mejor.
Los dos chicos están sentados en el sofá del menor, el más alto llora por infinitésima vez desde que se conocieron y el otro sólo está sentado a su lado sin decir nada.
Inoo sabe el motivo de las lágrimas del mayor, incontables veces le ha visto derramando lágrimas por el hecho de no poder ser fiel a su pareja, incontables veces le ha visto llorando porque esta le ha dejado e incontables veces se ha encontrado en esta misma situación. Kei conoce a su compañero de grupo y sabe lo mucho que le gustaría poder tener una novia estable, pero también sabe que, aunque a Takaki le pese, no sabe, no puede, mantenerse fiel a una sola persona.
Así que, cada vez que él rompe el corazón a alguien, cada vez que el suyo se rompe de rebote, Yuya se dirige a Inoo y confía en el apoyo moral del menor, sabiendo que él nunca le va a fallar ni se va a reír de él por comportarse como una adolescente con el corazón roto, sabiendo que el otro siempre va a estar allí.
A veces, Kei se siente un poco sádico, porque, todas las ocasiones en las que el mayor recurre a él, todas esas veces que le escoge a él para verlo llorar y escuchar sus lamentos, le hacen feliz. Y lo peor para él es siempre la espera, el deseo, de que vuelva a ocurrir, para poder volver a verlo sentado a su lado en su casa, llorando por la novia que acaba de perder.
Kei Inoo está enamorado de Yuya Takaki pero, como sabe que el otro sólo está interesado en las chicas y en formar una familia con el tiempo, se conforma con ver esa cara del mayor que nadie más ve, ese Yuya vulnerable que no hace más que llorar a causa de algo que no puede evitar. Esa es la razón por la que, aunque estar escuchando los lamentos de más alto hasta altas horas de la madrugada, perdiendo tiempo de estudio y ensayos sea agotador para él, Inoo nunca va a negarse a escuchar lo que ya ha oído millones de veces y siempre va a estar allí para Yuya.
Porque, aunque sea agotador, el hecho de que el otro le muestre una parte de si mismo que nadie más ve le hace feliz.

diumenge, 5 d’agost del 2012

Boda

Título: Boda
Pareja: Yabuhika
Género: UA, Frikismo absoluto por parte de la autora
Tipo: Drabble
Palabras: 654

Es el día de su boda y él está nervioso. Todo el mundo lleva esperando esto desde hace más de dos años, cuando él y la novia se prometieron. El lugar lleva preparado más de una semana y todos están ansiosos por ver qué les han preparado el heredero de la empresa más importante de Japón y la hija del propietario de la Fundación más grande del país.
La ceremonia, los invitados e incluso el banquete están perfectamente planeados para conseguir la imagen deseada de la unión de las dos potencias más innovadoras del país asiático. Pero el novio está nervioso, y eso no formaba parte del programa.

Es el día de su boda, faltan menos de diez minutos para que tenga que empezar a dirigirse al altar a esperar a su novia y él sigue nervioso.
Alguien llama a la puerta de la habitación donde se encuentra y le saluda con una sonrisa. Esa sonrisa que siempre ha estado apoyándole desde las sombras. El novio mira al propietario de ese gesto y le suplica con los ojos que no le deje solo. El menor entra en el cuarto y se sienta a su lado, esperando que, con su presencia (que sabe que el otro encuentra apaciguadora), la calma llegue a su mejor amigo.

Es el día de su boda y se encuentra de pie en el altar. Los nervios han desaparecido pero algo más le invade, miedo.
La novia acaba de entrar y todos los invitados se han girado a mirarla. Un silencio casi mágico se expande por la iglesia y el novio empieza a temblar.
Paso a paso su futura esposa se acerca a él y el chico no puede evitar buscar los ojos de su mejor amigo, intentando encontrar la calma que acaba de perder. El otro le devuelve la mirada, una suave sonrisa en sus labios que no acaba de llegar a sus ojos.

Es el día de su boda y los novios están pronunciando los votos por última vez antes del ‘sí, quiero’. Los ojos de él deberían estar clavados en los de ella pero, en lugar de eso, lo único que son capaces de hacer es buscar los de su mejor amigo.
El menor vuelve a sonreírle y solo así, mirándole, es capaz de pronunciar los votos que lo unirán a ella para siempre, que lo separarán de la libertad, de su mejor amigo, para siempre.

Es el día de su boda y el banquete acaba de empezar. Todo el mundo se dirige hacia donde están los recién casados en un caos de felicitaciones, abrazos, besos y suaves golpes en la espalda del chico que acaba de atarse a unas cadenas que no lo van a soltar.
Entre la multitud, el novio distingue una figura que permanece quieta, sentada en su sitio sin mirar más lejos de su plato y añora los tiempos cuando los dos podían escapar de todo sólo dándose la mano y corriendo.

Es el día de su boda y tiene que abrir el baile. Su esposa le espera, él coge la mano de la chica y ambos empiezan a dar vueltas en medio de la pista. Los invitados sueltan silbidos de alegría y más de uno empieza a estar borracho.
Una canción entera después, los novios se separan. Ella se dirige donde está su padre para bailar con él y su marido se queda quieto en medio de la pista.

Es el día de su boda y ya está harto de pretender ser feliz. Con una mirada decidida se acerca a su mejor amigo.
- Hikaru –le dice-. Baila conmigo.
El menor le mira, confuso, y su cara empieza a sonrojarse. Antes de que pueda protestar, el novio se lo lleva al centro de la pista y se envuelven en un remolino de risas y comentarios ahogados.
Hoy, él se casa. Y, por primera vez en el día, Kota hace lo que realmente quiere.

dilluns, 30 de juliol del 2012

Present

Título: Present
Pareja: Takayama
Género: UA, Romance
Tipo: Drabble
Palabras: 844

NA: Este fic es el premio para Kaen-chan, por adivinar que los Jrs a quine dibujé fueron Kyomo-chan y Juri :)


Se encontraba en una tienda de cosas para parejas, buscando un regalo para su querido Yama-chan. Alguien le había dicho una vez que con el primer sueldo que recibiese tenía que comprar algo para sus padres, para agradecerles todo lo que habían hecho por él hasta entonces, y algo para la persona a quien más quisiera, con el fin de demostrar lo mucho que realmente le importaba. El día anterior había cobrado por primera vez y ahora, en su día libre, había salido a buscar esos regalos.
El presente para su madre había sido fácil, un CD de ese cantante de Enka que siempre se ponía para limpiar. El de su padre, igualmente sencillo, le había comprado una maqueta de ese avión que llevaba tanto tiempo pilotando.
Pero con Yama-chan era diferente. No quería comprarle algo demasiado caro porque sabía que el menor nunca lo aceptaría, pero se negaba a conseguirle algo que el otro pudiera encontrar en cualquier lugar y que no contuviera significado alguno. Así que, al final, había decidido entrar en esta tienda de cosas para parejas que le había estado llamando la atención toda la tarde, mientras daba vueltas por el centro comercial.
Tardó más de un tres de horas en las que estuvo mirando las mismas cosas una y otra vez, pero acabó por decidirse por un par de tazas donde aparecían dos figuritas de palos unidas por el hilo rojo del destino (uno en cada taza). Intentando disimular la vergüenza que le hacía comprar justamente eso, se dirigió a la dependienta y le pidió que le envolviera una para regalo y la otra la pusiera sólo en su cajita para que no se rompiera.
Ya había pagado y salía de la tienda cuando vio a la peor persona con quien podía encontrarse en ese momento. Yamada.
- ¡Takaki-kun! –le llamó el menor, con una sonrisa en los labios.
- Ya-yama-chan… -contestó él, empezando a sonrojarse.
- ¿Qué haces aquí, Takaki-kun?
- Eh… n-nada –respondió el mayor nerviosamente, intentando esconder la bolsa donde llevaba el regalo.
- Oh… ¿Qué es eso? –preguntó Yamada, de repente contento, intentando ver lo que el más alto escondía detrás suyo.
- ¿Eh? ¿Q-qué? –falló estrepitosamente al disimular Yuya-. N-no es nada… M-me tengo que ir –declaró atropelladamente, intentando salir de la situación en la que se había metido por no ser más cuidadoso-. Nos vemos esta tarde, ¡ja ne!
El menor miró como el otro se alejaba casi corriendo y se preguntó, preocupado, qué escondía su novio, que lo ponía tan nervioso.

Habían quedado en casa del mayor para cenar, ya que su padre estaba de viaje en China y su madre había ido con unas amigas a un onsen, cosa que significaba que ambos chicos estaban solos en casa. Eso fue una suerte para Yuya, porque no se habría creído capaz de darle su regalo al menor si así no fuera, ese tipo de cosas le daban demasiada vergüenza.
Acababa de preparar la mesa cuando llegó el otro, normalmente, el menor llevaba la comida preparada de casa, ya que él era un negado para cocinar y ninguno de los dos quería que el otro acabara en el hospital por una intoxicación alimentaria. La bebida corría a cargo del mayor, pero, ya que eso sí que se le daba bien.
Exactamente a la hora acordada, Yamada llamó al timbre y el mayor se dirigió precipitadamente a la puerta a abrirle.
- ¡Konbanwa, Takaki-kun! –le saludó el otro, sonriendo ampliamente.
- K-konbanwa –respondió él. Esa expresión del menor siempre le dejaba sin palabras.
Lo invitó a pasar y se dirigió a la cocina con los tupperwares del menor. En seguida lo tuvo todo preparado y empezó a llevarlo a la mesa.
Yamada había querido llenar los vasos como hacía normalmente pero se había encontrado con que no había en la mesa. Cuando el más alto se le acercó, le preguntó donde estaban y Yuya le pidió que esperara un momento. 
En menos de un minuto había ido y volvía de la cocina con un paquete y una caja en las manos. Dejó el primero delante del menor y se sentó frente a él.
Yamada abrió el paquete curiosa y cuidadosamente. Cuando se encontró con la taza frunció en ceño de manera confusa.
- Takaki-kun… ¿esto…?
- Es un regalo –respondió el mayor, aparentando de pronto estar seguro de si mismo, lo había practicado demasiadas veces como para fallar a causa de los nervios.
El más bajito levantó la vista, sorprendido, y Yuya alzó su propia taza, mostrándole que era la pareja que le faltaba a la del menor.
Al ver esto, Yamada sonrió, su cara enrojecida, y se levantó atropelladamente para acercarse al mayor. Cuando llegó a su lado, lo envolvió en un abrazo lleno de ternura y susurró mil veces ‘gracias’ a su oído.
Takaki había pensado mucho en aquel momento pero, aún así, no estaba preparado para esto, por lo que la única manera en que pudo responder fue devolviéndole el abrazo, al tiempo que una sonrisa se expandía por su rostro.

dimarts, 24 de juliol del 2012

Odd feelings

Título: Odd feelings
Pareja: Tairi (Taiga x Juri) (?)
Género: UA, Romance
Tipo: One-shot
Palabras: 2.237
Sumario: Este documento incluye un Taiga nada parecido a Maya y un Juri celoso y posesivo, leer bajo la propia responsabilidad.
NA: Escribiendo esto me he dado cuenta de que me gusta escribir el nombre de Juri... pero mucho, es tonto lo mucho que me gusta ¬¬UUU
NA2: Este es el último de los fics-regalo para Aru-chan :) Espero que no te aburra demasiado ;)
NA3: Creo que por fin estoy recuperando la calidad de escritura... *sigh* de verdad u.u
NA4: Mención especial para  yaoisaotaku, que lo leyó primero en mi otro blog y comentó genialmente :D


El día anterior el hecho de tener la cabeza de su mejor amigo sobre su hombro mientras el otro dormía le habría parecido lo más normal y natural del mundo. Después del sueño que había tenido esa misma noche, pero, las cosas ya no le parecían tan sencillas.
Juri estuvo tentado de despertarlo, pero el mayor necesitaba todas las horas de sueño que pudiera conseguir ya que últimamente estaba muy ocupado con los preparativos del festival escolar y los profesores no dejaban de esperar que siguiera siendo el número uno. Sin embargo, pese a la capacidad del más bajito de ver la situación con objetividad, su estómago no dejaba de hacer movimientos raros y cuando miró abajo para protestar y, sin querer, vio la cara del mayor, algo en su pecho se movió por primera vez.
Hipnotizado por la tranquilidad reflejada en la cara del otro y por el lento subir y bajar de su pecho cuando respiraba, Juri no podía apartar la vista de su mejor amigo y, sin ser consciente de ello, se fue acercando lentamente a él.
Un poco más’ pensaba, ‘sólo un poco más’.
Pero ni él mismo sabía para qué faltaba un poco más ni por qué su cuerpo parecía tan ansioso por conseguirlo. Por suerte, o desgracia, suya, cuando su cara estaba tan cerca del rostro del otro que no pudiera haberse acercado más sin que se tocaran, la puerta de la azotea se abrió y uno de los compañeros de clase del menor salió por ella.
- Ah, Tanaka-kun…
- Anderson… -murmuró Juri, masajeándose la nuca, que había soltado un doloroso crujido cuando su propietario había movido la cabeza bruscamente al descubrir otra presencia en el lugar donde antes estaba solo con su mejor amigo.
- ¿Puedo hablar con Kyomoto-sempai un momento? –preguntó el recién llegado.
- Está durmiendo –contestó Juri, más bruscamente de lo que pretendía.
- Es urgente. Matsumoto-sensei nos acaba de decir que los carteles del festival tienen que estar preparados hoy por la tarde y necesitamos al presidente para acabar de decidir los detalles –explicó el más alto.
Juri chasqueó la lengua, dirigiéndole una mirada casi asesina al miembro del consejo estudiantil que tenía enfrente.
- Le diré que venga a veros cuando despierte –farfulló.
- Pero es urgen… –empezó el mayor, aunque su voz se fue desvaneciendo cuando vio la expresión del otro.
- Ya se lo diré cuando despier…
Pero Juri no acabó la frase, porque la figura que tenía apoyada en el hombro empezó a moverse y se incorporó, frotándose los ojos para acabar de eliminar el sueño que en ellos pudiera quedar.
- ¿Juri? –preguntó, con los ojos aún medio-cerrados.
En ese momento, Juri se dio cuenta de tres cosas; había estado a punto de besar a su mejor amigo, no quería que nadie más que él viera la cara que este hacía en ese momento y Anderson estaba empezando a irritarlo de verdad.
- Kyomoto-sempai… -empezó este y Juri presenció la transformación del mayor de los tres por infinitésima vez, en menos de diez segundos, su mejor amigo se convirtió en el presidente del consejo estudiantil, el número uno del instituto al que todos los profesores pondrían como ejemplo si les importaran un pimiento los alumnos diferentes a él.
No pasaron más de cinco minutos antes que Taiga se fuera a cumplir sus obligaciones como presidente del consejo y Juri se quedara solo en el mismo sitio donde había estado sentado junto a su mejor amigo. Entonces el Tanaka suspiró y, mientras recordaba como era tener la cabeza del otro reposando sobre su hombro, volvió a pensar en lo que había estado a punto de pasar antes que su compañero de clase los interrumpiera.
Se había quedado mesmerizado por la perfección del rostro del mayor y había estado a punto de…
- …besarlo –susurró, a la vez que sus mejillas enrojecían y su mano se dirigía automáticamente a sus labios-. ¿Pero qué me está pasando? –suspiró, sacudiendo la cabeza para sacarse todas las ideas raras que esta pudiera contener.

Taiga estaba preocupado, hacía días que su mejor amigo se comportaba de una manera extraña. Cada vez que se encontraban, el menor se ponía nervioso y, o bien empezaba a tartamudear tan pronto él se le acercaba, o bien se apartaba de él con algún pretexto sospechosamente extraño. A esas alturas, el presidente del consejo ya no sabía si era sólo casualidad o si Juri lo estaba evitando expresamente.
Faltaban cinco días para el festival escolar y Taiga no podía mantenerse lo bastante despierto el tiempo suficiente para acabar de organizar las cuatro cosas que le quedaban. Por si fuera poco, ese mismo viernes tenía que entregar un trabajo en la academia donde iba casi cada tarde después de acabar los deberes y casi ni había mirado el tema del trabajo.
Normalmente, en momentos como este, el chico aprovechaba los descansos de la comida para dormir en la azotea, mientras Juri vigilaba que nadie le molestase y le advertía que comiera ni que fuera un poquito. Pero esta vez, en lugar de Juri yéndole a buscar para que durmiese, como siempre hacía, el menor no se veía por ningún lado y el presidente del consejo de estudiantes tenía que añadir la preocupación por su mejor amigo a su larga lista de problemas agotadores.
El más alto caminaba por el pasadizo, de camino a la sala del consejo cuando casi choca con su mejor amigo, que hablaba con uno de los muchos conocidos que tenía en club de básquet. La sonrisa en la cara del menor le hizo recordar las muchas veces que se había despertado con la cabeza sobre su hombro o en su regazo, la sonrisa que este le dedicaba cada vez, tan diferente a esa que veía ahora pero tan parecida al mismo tiempo.
Los otros dos pasaron junto a él y el presidente sólo recibió una inclinación de cabeza por parte del chico que no conocía y una mirada acompañada de un ceño fruncido por parte de su amigo. El mayor no podía evitar pensar en qué debería haber hecho mal para que el menor le ignorara de aquella manera y un suspiro escapó sus labios cuando se giró para ver su figura alejarse.
- Juri

El festival había sido un éxito. Los miembros de los clubes estaban terminando de recogerlo todo y él, como miembro del consejo estudiantil y, más aún, su presidente, tenía que comprobar que todo estuviera en orden y ayudar a recoger su clase para que los demás no tuvieran que quedarse más de la cuenta.
Hacía dos noches que casi no dormía, el trabajo a entregar el viernes y el hecho de tener que estar temprano en el instituto para acabar de preparar toda la movida provocada por el festival se lo habían impedido respectivamente. Si durante la semana parecía un fantasma por su falta de vitalidad, en ese momento no creía ser demasiado diferente que uno de los zombis que a Juri tanto le gustaba matar en esos juegos que le tenían tan enganchado.
- Juri… -suspiró por milésima vez cuando por fin se encontró solo.
Había terminado de recoger y cerrar la sala de reuniones del consejo estudiantil y los vestuarios después de comprobar que nadie se quedara dentro y se dirigía a la estación de trenes para coger el que iba a llevarle a casa. Sus ojos permanecían medio cerrados todo el tiempo a causa del sueño que lo invadía y cerca estuvo más de una vez de chocar con alguien o algún poste o farola.
Tan pronto se sentó en el tren cerró los ojos, diciéndose que sólo sería un momento, pero no se dio cuenta que ya se había dormido y, si no fuera por una suave sacudida en su hombro, se habría pasado su estación. Abrió los ojos lentamente para encontrarse con una figura que conocía demasiado bien.
Aún estoy soñando’ pensó. El menor hacía tiempo que lo evitaba y no se habría acercado tanto a él sólo para despertarlo.
- Taiga –murmuró el otro, volviéndole a sacudir levemente. No quería que el más alto se quedara dormido en el tren. Igual que pasaba con su cara de recién levantado, no quería que nadie más viera lo pacífico que se veía mientras dormía-. No deberías dormir en el tren…
- Mmh…
Juri no obtuvo ninguna respuesta con más coherencia que esta y acabó decidiendo bajar a su mejor amigo del tren él mismo. No podía dejarle allí solo, no después de haber visto como ese viejo sentado en una de las esquinas del vagón se lo comía con los ojos.
El mayor se dejó llevar, pensando que aún no estaba despierto, habría sido demasiado vergonzoso si eso estuviera pasando de verdad, dejarse llevar por un kouhai que, además, era más bajito que él…
Dicho kouhai cogió el otro chico a cuestas y empezó a dirigirse hacia la casa del mayor, mientras este se acurrucaba más contra su espalda, dejando que el aroma del ‘Juri de su sueño’, como lo había nombrado, le meciera hasta quedarse dormido nuevamente.
Al llegar a su destino y sin soltar a su mejor amigo, el Tanaka llamó al timbre y esperó hasta que la madre del otro saliera a abrirles la puerta. La Sra. Kyomoto enseguida le dio las gracias y se disculpó por las molestias ocasionadas por su hijo, ante lo cual Juri sólo sonrió y murmuró que no era ninguna molestia, incapaz de decir que era culpa suya por no haberle dejado dormir sobre su hombro antes de que llegar al punto de dormir en cualquier lugar.
La insistencia de la madre del mayor para que se quedase en su casa funcionó demasiado bien y, después de dejar a Taiga en su cama y de alegar que estaba demasiado cansado para tener hambre, Juri se tumbó en el futon que la Sra. Kyomoto le había preparado al lado de la cama de su hijo y no pudo evitar volver a pensar en la semana que había pasado lejos de su mejor amigo.
Involuntariamente, levantó la vista y, otra vez, quedó hechizado por la apariencia tranquila que su amigo tenía cuando dormía. Se incorporó y se acercó al otro con una leve sonrisa en los labios. Había echado de menos esa expresión.
Esta vez sí que sabía lo que hacía cuando se acercó aún más al otro, hasta que pudo notar su leve respiración en los labios, más, hasta que tuvo que desenfocar la vista para seguir mirándolo, y más, hasta que, por fin, sus labios se tocaron. Se quedó inmóvil durante unos segundos, cautivado por la maravillosa sensación que le había conquistado las entrañas con ese simple roce, y después se alejó suavemente, con la intención de volver a tumbarse tal y como estaba antes pero su camiseta se quedó enganchada con algo y, cuando miró qué era para desengancharse, vio que ese algo era la mano de Taiga.
Sus mejillas decidieron escoger ese momento para encenderse y, ajustándose como pudo para que el otro no soltara su camiseta, adoptó una posición suficientemente cómoda para dormir.

Taiga cerró los ojos con fuerza a causa de la luz y los abrió lentamente. Una figura le miraba desde la puerta de su habitación y, de golpe, se dio cuenta que todo lo que había pasado la noche anterior desde que se durmiera en el tren no había sido un sueño.
- Juri… –susurró, dirigiéndole una mirada confusa a su mejor amigo-. ¿Qué…? –empezó, sin tener muy claro que iba a decir-. El… ese beso no ha sido un sueño, no ha sido sólo otro sueño, ¿verdad? –la expresión pintada en la cara del menor le confirmó sus sospechas y, sorprendiéndole, una ola de alivio le recorrió de pies a cabeza-. ¿Por qué… por qué lo hiciste?
- Tai-chan… –comenzó el menor nerviosamente, su voz ronca. Taiga se estremeció, hacía mucho tiempo que no le llamaba así-. Yo… ¿e-estabas despierto?
El mayor asintió levemente, aún aturdido por la manera en que su mejor amigo le había llamado. Justo entonces, Juri se dio cuenta de algo que el otro acababa de decir.
- ¿O-otro? –preguntó, inquieto por la respuesta que pudiera obtener-. ¿Ha-has soñado que te be-besaba alguna vez?
Taiga apartó la mirada, pero el color que se había instalado sobre sus pómulos revelaba cualquier información que hubiera querido esconder. Nerviosamente, empezó a toquetear las mantas que lo cubrían y se enredó aún más en ellas de lo que ya estaba después de despertarse. Mientras, Juri se había acercado, aún incrédulo por la información que le estaba siendo desvelada.
- ¿D-desde cuándo?
Pero el otro no contestó y el menor continuó acercándose más y más a él hasta que estuvo justo delante de la cama.
- Tai-chan –repitió, decidiendo que la cara sonrojada del otro tampoco podía ser vista por nadie más que él.
Atraído por el magnetismo que el otro tenía sobre él, siguió aproximándose al mayor hasta que sus caras estuvieron a menos de diez centímetros. Pero entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo y sus mejillas también enrojecieron. Estaba a punto de apartarse cuando el otro se giró y acabó de acortar la distancia que había entre ellos. Por un instante, se quedó petrificado, pero enseguida cerró los ojos, dejó de pensar y se dejó envolver por esa extraña sensación que lo invadía cada vez que sus labios se tocaban.

dilluns, 23 de juliol del 2012

Here

Título: Here
Pareja: Takaki x Miura
Tipo: Drabble (378 palabras)
NA: Ya son 3 y si todo va bien pronto seran 4 :)
NA2: Olvidé ponerlo XC... Se suponía que este fic sería la continuación de Raindrop u.u

Es aquí’ pensó, a la vez que soltaba un suspiro.
Sin pensarlo mucho por miedo al arrepentimiento, llamó al timbre y esperó hasta que le llegó una respuesta.
- ¿Quién es? –preguntó una voz que reconoció inmediatamente.
Por un segundo, casi olvidó su objetivo y la razón por la que llevaba lo que acababa de comprar, pero el tono de la voz y el deje nasal que esta tenía le obligaron a centrarse y le hicieron recordar por qué estaba allí.
- Yuya.
- ¿Takaki Yuya? –cuestionó el otro, la sorpresa evidente el su voz-. ¿Qué haces aquí?
- ¿Puedo subir? –inquirió él, ignorando su pregunta. Fuera hacía frío, después de todo, y él no quería que su viaje hasta aquí no sirviera más que para agravar el problema del otro.
Yuya se dirigió al apartamento del otro para llegar y encontrárselo en la puerta, esperándole, con el pelo revuelto y las mejillas rosadas por su temperatura.
- Deberías estar en la cama –protestó tan pronto le vio allí de pie. Ante la cara de interrogante del otro, añadió: - Estás enfermo.
- Mentira, eso no es ver… –pero su respuesta se vio interrumpida por un ataque de tos y el mayor levantó las cejas y le miró escépticamente.
- A la cama.
- Hai, hai… -murmuró el más alto, dirigiéndose a su habitación y dejando que el otro explorara la casa por si solo.
No pasó mucho tiempo antes que Yuya hubiera descubierto donde estaban las partes más importantes del piso y se dirigiera hacia el cuarto del otro, decidido a cuidarle hasta que se pusiera bien. Era culpa suya que estuviera resfriado y si lo dejaba empeorar ni Yabu, a quien había molestado hasta que le había dado su dirección, ni él mismo se lo perdonarían.
- Haruma-kun –empezó, a la par que entraba en su habitación, pero lo que encontró le silenció y dibujó una sonrisa estúpida en sus labios. El menor se había estirado en la cama y se había quedado dormido enseguida.
Yuya aprovechó para arrodillarse al lado de la cama, sacar todo lo que había comprado de camino allí y, mientras le ponía una compresa de agua fría en la frente para bajarle la fiebre, susurró:
- Te vas a poner bien…