diumenge, 2 d’octubre del 2011

Monogram

Título: Monogram
Pareja: YabuHika (bastante disimulado, pero el amor está allí <3)
Género: UA, Família
Tipo: One-shot
Palabras: 1960
Sumario: Hikaru trabaja para alguien bastante fuera de lo común. Con sólo veintidós años, su jefe ya es el presidente de una de las mayores empresas del país, su inteligencia supera la media de los que superan la media y su físico no deja nada que desear. El único problema de trabajar con él, a parte de su más que apretada agenda, son sus caprichos. ¿Qué va a hacer el pobre secretario cuando su jefe le envíe a un lugar que él mismo querría olvidar?
NA: Tenía tres ideas para el fic de esta semana pero, al final, esta no es ninguna de ellas xD Simplemente me puse un concierto de Kanjani8 como banda sonora para hacer los deberes y cuando sonó esta canción supe que tenía que escribir algo sobre ella. Espero que os guste, lo he escribido en sólo un par (casi tres) de horas pero espero que tenga, al menos, algo de sentido. ^^

La idea era mirarlos un rato, jugar un poco con ellos y escoger el que más se adaptara a la vida de Yabu-san. En teoría, el plan era sencillo. En teoría.

Unos días antes de presentarme en el orfanato llamé y les comenté el perfil de niño que buscaba, no todo el mundo podía ser el presidente de esa empresa en concreto y había muchas características que el elegido debía cumplir. Sabiendo por qué se lo pedía, ya que la empresa llevaba generaciones yendo a escoger sus descendientes allí (sí, la primera vez que me lo dijeron yo también pensé que los niños no deberían ser tratados como si fueran mercancías, pero después de pensarlo un poco, creí que, mientras el escogido no sufriera demasiada presión a causa de las obligaciones que le caerían encima tan pronto saliera del orfanato, lo único que podía hacer su vida era mejorar; al fin y al cabo, la única cosa segura es que, vayan como vayan las cosas, el niño gana una familia), la chica que me atendió por teléfono fue muy amable y me aseguró que, tan pronto como fuera posible, me enviaría un informe con los niños más adecuados al perfil que necesitábamos.
Estuve un par de día repasando los datos que me habían llegado por fax y encontré un par de criaturas más que preparadas para asumir el puesto de futuro heredero (heredera en el caso de la segunda de ellas) de la empresa, aunque uno de ellos era bastante misterioso. Yuu y Miyu, tenía ganas de conocerles…

El primer día, se suponía que tenía que observar a todos los jugar un rato e intentar empezar a hacerme una idea de cuán buenos eran los niños en las relaciones sociales, al fin y al cabo, iban a necesitar buenos conocimientos en el arte de la persuasión y también deberían tener carisma si querían convertirse en el próximo gran jefe. Así lo hice y no tardé demasiado en situar a Miyu, tal y como decía su informe, era muy activa y siempre sabía como convencer a los demás niños para que jugaran con ella a lo que ella quisiera. Su sonrisa me cautivó en un instante y estuve a punto de escogerla directamente e irme de ese lugar. Pero algo me detuvo, tuve el presentimiento de que debería esperar un poco más y probar de hablar con ambos niños antes de precipitarme.
Una hora más tarde, me dejaron entrar en la sala donde jugaban todos los niños de entre 4 y 7 años. Casi de inmediato, un numeroso grupo se formó a mis pies y la mayoría de los infantes crearon un círculo a mi alrededor. No tardé demasiado en jugar con ellos y, cuando empecé a hacer malabares con tres pelotitas que una de las chicas me pasó, incluso los más reservados, que habían mantenido una distancia prudencial al principio, se fijaron en mí y empezaron a hablar conmigo.
Con la ayuda de la monitora (no sé de que otra forma describirla, ya que ‘vigilante’ suena bastante mal en este caso), formamos un círculo y empezamos a jugar a alguno de esos juegos tan populares entre los profesores de educación física en la primaria.
Sin darme cuenta, las tres horas que podía estarme allí (por designio y por horarios) habían desaparecido en forma de pasado y ya tenía que volver a casa y cumplir con la otra mitad del trabajo del día, papeles y más papeles… Me despedí de los pequeños y les dije que el día siguiente volvería, ya que esa era la estrategia hasta que escogiera al niño indicado.
Cuando me estaba yendo, me di cuenta de que había un niño con quien aún no había hablado. No se había movido de su rincón en todo el rato y ni siquiera había levantado la vista de las piezas con las que construía y desconstruía mil y una figuras cada minuto. ¿Sería ese Yuu-kun?

El segundo día entré directamente a la sala donde había estado compartiendo horas con los niños. La disposición de esa habitación era diferente al día anterior y todos los pequeños estaban haciendo los deberes o dibujando en las mesas que ahora estaban repartidas por todo la estancia. Todos menos uno, el chico que ni siquiera me había mirado el día anterior seguía construyendo figuras de bloques incansablemente. Me pregunté si ya había acabado sus deberes o si, simplemente no pensaba hacerlos e iba a acercarme a él cuando alguien me tiró de la manga. Miré hacia abajo y vi a Miyu-chan que me miraba sonriendo.
- Miyu ya ha acabado los deberes, ¿jugamos? -me dijo y, aunque había algo que me decía que tenía que conocer a Yuu (porque ahora estaba ya seguro de que ese era Yuu) ese día y sin demora, me dejé cautivar y le sonreí de vuelta, asintiendo a la vez que cogía la mano que ella me había extendido.
Ese día, las horas también se esfumaron, a diferencia del anterior, aunque estuviera jugando con los que iban acabando sus tareas y a pesar de que Miyu-chan se esforzaba al máximo por captar mi atención, no pude dejar de levantar la cabeza cada pocos segundos sólo para comprobar que Yuu seguía haciendo lo mismo.
Tan pronto llegué a casa, me arrepentí de haberme dejado despistar por la pequeña Miyu, que en aquel momento estaba seguro de que me tenía el corazón preso, y no haber cumplido con mi trabajo. Yabu-san me había dado cinco días de margen, pero estaba seguro que esperaba los resultados en tres y yo odiaba (odio) decepcionarle.

El tercer día me dirigí directamente hacia él. Seguía en el mismo lugar de siempre, haciendo lo mismo que los otros días, sin siquiera mirar hacia arriba. Me senté a su lado y esperé a ver su reacción, pero Yuu ni siquiera se movió a parte de los movimientos que le hacían falta para seguir con su incansable sucesión de figuras.
Al ver que no iba a decir nada, decidí empezar yo la conversación:
- Hola, me llamo Yaotome Hikaru.
Esperé a que me contestara, pero seguía sin haber respuesta por su parte y me determiné a no rendirme hasta haber conseguido que me dijera algo.
- Tú eres Yuu-kun, ¿verdad? Me han hablado mucho de ti. Me gustaría que fuésemos amigos, ¿qué me dices?
Nada. No me contestó y empecé a pensar que realmente no iba a sacar nada de insistir las veces que quisiera. Intenté recordar algunos consejos que me había dado el mayordomo de la mansión donde vive mi jefe para relacionarme con los niños y lo primero que se me ocurrió fue hablarle de comida. Ese era un tema que muchos niños adoraban.
- Mmm… ¿tienes alguna comida favorita, Yuu-kun? A mí me encanta el helado, ¿a ti no? Ah, acabo de acordarme de lo que más me gustaba cuando tenía tu edad… ¿quieres saberlo? - no esperaba respuesta, por lo que continué directamente-: La comida (si es que se puede llamar así) que me gustaba más cuando tenía tu edad eran las gominolas. Incluso ahora llevo siempre un paquete conmigo. ¿Quieres?
Saqué la bolsa del bolsillo interior de mi traje y le ofrecí algunas de las dulces bolitas de azúcar que contenía. Durante unos segundos no pasó nada, pero casi medio minuto después el niño desvió la mirada lentamente de sus bloques y la fijó en mi mano. Por un momento estuve seguro de que iba a coger uno de los dulces, pero algo se lo impidió.
-¡Yao-chan! -alguien se lanzó contra mi espalda y provocó al caída del paquete que sostenía en la mano, levanté la cabeza para ver al culpable y me encontré con Miyu, que me sonreía cálidamente-. Yuu es muy aburrido, ven a jugar con nosotras.
Dirigí mi mirada hacia mi izquierda, donde el niño seguía sentado y me sorprendí al encontrármelo mirándome. Nunca le había visto los ojos antes pero su mirada parecía suplicarme que no me fuera, que ignorara a Miyu (quien en ese momento me parecía la razón principal por la que el chico actuaba tal y como lo hacía) e insistiera en hablar con él, prometiendo tener un interior tan o más dulce que la sonrisa de la niña bajo la cubierta de indiferencia que mostraba a todo el mundo. Y yo, sin saber por qué, supe que tenía que hacerlo, que debía quedarme a su lado y convencerlo para que abriera la boca y me dijera algo. En ese momento ni siquiera me importaba que fuera uno de los que había escogido con antelación, o que no pareciera lo suficientemente carismático para convertirse en un gran líder, si siquiera pensaba en nada de lo que estaba haciendo allí. Lo único que llenaba mi cabeza era el sorprendente parecido que mi corazón encontraba entre ese chico y la persona que me había contratado cuando no tenía nada, que me había dado trabajo, un lugar donde vivir y esperanza para seguir haciéndolo. En un solo instante, todo el tiempo que había pasado con Miyu desapareció de mi memoria y supe sin saberlo ya había escogido.
- Lo siento, Miyu-chan, pero tengo algo importante que decirle a Yuu-kun ahora mismo.
Leer la expresión de la niña me fue casi imposible pero conseguí adivinar que ella ya lo sabía, entonces fue cuando me di cuenta de que había elegido a Yuu en el mismo momento en el que había visto sus ojos.
Miyu se alejó de nosotros a paso lento y yo me volví hacia Yuu otra vez. El niño seguía observándome, sin abrir la boca pero sin desviar la mirada un solo milímetro.
Sonreí en una expresión genuina de alegría y me acerqué un poco más a él, preguntándome si esa sensación cálida que había en mi pecho era, tan pronto, amor y descubriéndome deseando que lo fuera.
Me incliné hasta que estuve a su altura y le susurré al oído las tres palabras que provocaron la primera sonrisa que le vi realizar, la que me confirmó que mis sospechas eran ciertas y que no había caso en intentar negarlo, ya me había enamorado de ese niño y quería, deseaba, llevármelo a casa y que viviera con nosotros para siempre.
-¿Quieres venir conmigo?

Cuando volví ese día a la mansión, sabiendo que el día siguiente Yuu vería por primera vez esa la que sería su casa a partir de entonces, estaba más nervioso que la primera vez que la había visto yo mismo, cuando Yabu-san me sacó de la calle donde debería haber ido a parar un mes después y me llevó a su casa. Sabía que iban a preguntarme algo que no estaba preparado para responder.
Me dirigí a la habitación que el jefe usaba como despacho, al lado del cuarto donde dormía y llamé a la puerta. No esperé a que me dijera que entrara, pues nunca lo hace, y abrí directamente. Tan pronto entré, Yabu-san levantó la vista y su cara se relajó y pasó de estar seria a adoptar una expresión tranquila.
- Ya he elegido -dije, mirando a esos ojos de los cuales había encontrado la réplica casi exacta con el mismo poder para capturar mi atención y borrarme las palabras de la mente-. Se llama Yuu y tiene cinco años.
- ¿Por qué lo has elegido? -me preguntó él, a la par que se levantaba de su silla con las manos en la mesa.
Allí estaba la pregunta que no quería oír, la que ni siquiera tenía una idea de cómo contestar. Puede que fuera por eso que dije lo primero que me pasó por la cabeza.
- Por sus ojos.
Entre su interrogación y mi respuesta pasaron varios segundos y él los había aprovechado para acercarse a mí. Cuando oyó lo que le había dicho me sonrió cálidamente y me revolvió el pelo con cariño (o, al menos, a mí me lo pareció, soñar es gratis…).
- Bien hecho. ¿Dónde tengo que firmar?

カタチはないのに 確かな手触り
温かい 守り抜きたい
もしかしたらこれって“愛”?
Aunque no tiene forma, esta sensación
es muy cálida, quiero protegerla con todas mis fuerzas,
¿podría ser esto ser ‘amor’?

3 comentaris:

  1. Uauuuuuuuu! Genial! Gràcies, mari-chan!
    A continuar...? Cap a on?

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  2. Por qué será que me gusta tanto todo lo que escribes?
    Que se aguante esa Miyu-chan, se queda con Yuu *jum*
    Y bien por él que su jefe le "felicita" Awww, que bonito~ Como me gusta el Yabuhika *-*

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