dimarts, 24 de juliol del 2012

Odd feelings

Título: Odd feelings
Pareja: Tairi (Taiga x Juri) (?)
Género: UA, Romance
Tipo: One-shot
Palabras: 2.237
Sumario: Este documento incluye un Taiga nada parecido a Maya y un Juri celoso y posesivo, leer bajo la propia responsabilidad.
NA: Escribiendo esto me he dado cuenta de que me gusta escribir el nombre de Juri... pero mucho, es tonto lo mucho que me gusta ¬¬UUU
NA2: Este es el último de los fics-regalo para Aru-chan :) Espero que no te aburra demasiado ;)
NA3: Creo que por fin estoy recuperando la calidad de escritura... *sigh* de verdad u.u
NA4: Mención especial para  yaoisaotaku, que lo leyó primero en mi otro blog y comentó genialmente :D


El día anterior el hecho de tener la cabeza de su mejor amigo sobre su hombro mientras el otro dormía le habría parecido lo más normal y natural del mundo. Después del sueño que había tenido esa misma noche, pero, las cosas ya no le parecían tan sencillas.
Juri estuvo tentado de despertarlo, pero el mayor necesitaba todas las horas de sueño que pudiera conseguir ya que últimamente estaba muy ocupado con los preparativos del festival escolar y los profesores no dejaban de esperar que siguiera siendo el número uno. Sin embargo, pese a la capacidad del más bajito de ver la situación con objetividad, su estómago no dejaba de hacer movimientos raros y cuando miró abajo para protestar y, sin querer, vio la cara del mayor, algo en su pecho se movió por primera vez.
Hipnotizado por la tranquilidad reflejada en la cara del otro y por el lento subir y bajar de su pecho cuando respiraba, Juri no podía apartar la vista de su mejor amigo y, sin ser consciente de ello, se fue acercando lentamente a él.
Un poco más’ pensaba, ‘sólo un poco más’.
Pero ni él mismo sabía para qué faltaba un poco más ni por qué su cuerpo parecía tan ansioso por conseguirlo. Por suerte, o desgracia, suya, cuando su cara estaba tan cerca del rostro del otro que no pudiera haberse acercado más sin que se tocaran, la puerta de la azotea se abrió y uno de los compañeros de clase del menor salió por ella.
- Ah, Tanaka-kun…
- Anderson… -murmuró Juri, masajeándose la nuca, que había soltado un doloroso crujido cuando su propietario había movido la cabeza bruscamente al descubrir otra presencia en el lugar donde antes estaba solo con su mejor amigo.
- ¿Puedo hablar con Kyomoto-sempai un momento? –preguntó el recién llegado.
- Está durmiendo –contestó Juri, más bruscamente de lo que pretendía.
- Es urgente. Matsumoto-sensei nos acaba de decir que los carteles del festival tienen que estar preparados hoy por la tarde y necesitamos al presidente para acabar de decidir los detalles –explicó el más alto.
Juri chasqueó la lengua, dirigiéndole una mirada casi asesina al miembro del consejo estudiantil que tenía enfrente.
- Le diré que venga a veros cuando despierte –farfulló.
- Pero es urgen… –empezó el mayor, aunque su voz se fue desvaneciendo cuando vio la expresión del otro.
- Ya se lo diré cuando despier…
Pero Juri no acabó la frase, porque la figura que tenía apoyada en el hombro empezó a moverse y se incorporó, frotándose los ojos para acabar de eliminar el sueño que en ellos pudiera quedar.
- ¿Juri? –preguntó, con los ojos aún medio-cerrados.
En ese momento, Juri se dio cuenta de tres cosas; había estado a punto de besar a su mejor amigo, no quería que nadie más que él viera la cara que este hacía en ese momento y Anderson estaba empezando a irritarlo de verdad.
- Kyomoto-sempai… -empezó este y Juri presenció la transformación del mayor de los tres por infinitésima vez, en menos de diez segundos, su mejor amigo se convirtió en el presidente del consejo estudiantil, el número uno del instituto al que todos los profesores pondrían como ejemplo si les importaran un pimiento los alumnos diferentes a él.
No pasaron más de cinco minutos antes que Taiga se fuera a cumplir sus obligaciones como presidente del consejo y Juri se quedara solo en el mismo sitio donde había estado sentado junto a su mejor amigo. Entonces el Tanaka suspiró y, mientras recordaba como era tener la cabeza del otro reposando sobre su hombro, volvió a pensar en lo que había estado a punto de pasar antes que su compañero de clase los interrumpiera.
Se había quedado mesmerizado por la perfección del rostro del mayor y había estado a punto de…
- …besarlo –susurró, a la vez que sus mejillas enrojecían y su mano se dirigía automáticamente a sus labios-. ¿Pero qué me está pasando? –suspiró, sacudiendo la cabeza para sacarse todas las ideas raras que esta pudiera contener.

Taiga estaba preocupado, hacía días que su mejor amigo se comportaba de una manera extraña. Cada vez que se encontraban, el menor se ponía nervioso y, o bien empezaba a tartamudear tan pronto él se le acercaba, o bien se apartaba de él con algún pretexto sospechosamente extraño. A esas alturas, el presidente del consejo ya no sabía si era sólo casualidad o si Juri lo estaba evitando expresamente.
Faltaban cinco días para el festival escolar y Taiga no podía mantenerse lo bastante despierto el tiempo suficiente para acabar de organizar las cuatro cosas que le quedaban. Por si fuera poco, ese mismo viernes tenía que entregar un trabajo en la academia donde iba casi cada tarde después de acabar los deberes y casi ni había mirado el tema del trabajo.
Normalmente, en momentos como este, el chico aprovechaba los descansos de la comida para dormir en la azotea, mientras Juri vigilaba que nadie le molestase y le advertía que comiera ni que fuera un poquito. Pero esta vez, en lugar de Juri yéndole a buscar para que durmiese, como siempre hacía, el menor no se veía por ningún lado y el presidente del consejo de estudiantes tenía que añadir la preocupación por su mejor amigo a su larga lista de problemas agotadores.
El más alto caminaba por el pasadizo, de camino a la sala del consejo cuando casi choca con su mejor amigo, que hablaba con uno de los muchos conocidos que tenía en club de básquet. La sonrisa en la cara del menor le hizo recordar las muchas veces que se había despertado con la cabeza sobre su hombro o en su regazo, la sonrisa que este le dedicaba cada vez, tan diferente a esa que veía ahora pero tan parecida al mismo tiempo.
Los otros dos pasaron junto a él y el presidente sólo recibió una inclinación de cabeza por parte del chico que no conocía y una mirada acompañada de un ceño fruncido por parte de su amigo. El mayor no podía evitar pensar en qué debería haber hecho mal para que el menor le ignorara de aquella manera y un suspiro escapó sus labios cuando se giró para ver su figura alejarse.
- Juri

El festival había sido un éxito. Los miembros de los clubes estaban terminando de recogerlo todo y él, como miembro del consejo estudiantil y, más aún, su presidente, tenía que comprobar que todo estuviera en orden y ayudar a recoger su clase para que los demás no tuvieran que quedarse más de la cuenta.
Hacía dos noches que casi no dormía, el trabajo a entregar el viernes y el hecho de tener que estar temprano en el instituto para acabar de preparar toda la movida provocada por el festival se lo habían impedido respectivamente. Si durante la semana parecía un fantasma por su falta de vitalidad, en ese momento no creía ser demasiado diferente que uno de los zombis que a Juri tanto le gustaba matar en esos juegos que le tenían tan enganchado.
- Juri… -suspiró por milésima vez cuando por fin se encontró solo.
Había terminado de recoger y cerrar la sala de reuniones del consejo estudiantil y los vestuarios después de comprobar que nadie se quedara dentro y se dirigía a la estación de trenes para coger el que iba a llevarle a casa. Sus ojos permanecían medio cerrados todo el tiempo a causa del sueño que lo invadía y cerca estuvo más de una vez de chocar con alguien o algún poste o farola.
Tan pronto se sentó en el tren cerró los ojos, diciéndose que sólo sería un momento, pero no se dio cuenta que ya se había dormido y, si no fuera por una suave sacudida en su hombro, se habría pasado su estación. Abrió los ojos lentamente para encontrarse con una figura que conocía demasiado bien.
Aún estoy soñando’ pensó. El menor hacía tiempo que lo evitaba y no se habría acercado tanto a él sólo para despertarlo.
- Taiga –murmuró el otro, volviéndole a sacudir levemente. No quería que el más alto se quedara dormido en el tren. Igual que pasaba con su cara de recién levantado, no quería que nadie más viera lo pacífico que se veía mientras dormía-. No deberías dormir en el tren…
- Mmh…
Juri no obtuvo ninguna respuesta con más coherencia que esta y acabó decidiendo bajar a su mejor amigo del tren él mismo. No podía dejarle allí solo, no después de haber visto como ese viejo sentado en una de las esquinas del vagón se lo comía con los ojos.
El mayor se dejó llevar, pensando que aún no estaba despierto, habría sido demasiado vergonzoso si eso estuviera pasando de verdad, dejarse llevar por un kouhai que, además, era más bajito que él…
Dicho kouhai cogió el otro chico a cuestas y empezó a dirigirse hacia la casa del mayor, mientras este se acurrucaba más contra su espalda, dejando que el aroma del ‘Juri de su sueño’, como lo había nombrado, le meciera hasta quedarse dormido nuevamente.
Al llegar a su destino y sin soltar a su mejor amigo, el Tanaka llamó al timbre y esperó hasta que la madre del otro saliera a abrirles la puerta. La Sra. Kyomoto enseguida le dio las gracias y se disculpó por las molestias ocasionadas por su hijo, ante lo cual Juri sólo sonrió y murmuró que no era ninguna molestia, incapaz de decir que era culpa suya por no haberle dejado dormir sobre su hombro antes de que llegar al punto de dormir en cualquier lugar.
La insistencia de la madre del mayor para que se quedase en su casa funcionó demasiado bien y, después de dejar a Taiga en su cama y de alegar que estaba demasiado cansado para tener hambre, Juri se tumbó en el futon que la Sra. Kyomoto le había preparado al lado de la cama de su hijo y no pudo evitar volver a pensar en la semana que había pasado lejos de su mejor amigo.
Involuntariamente, levantó la vista y, otra vez, quedó hechizado por la apariencia tranquila que su amigo tenía cuando dormía. Se incorporó y se acercó al otro con una leve sonrisa en los labios. Había echado de menos esa expresión.
Esta vez sí que sabía lo que hacía cuando se acercó aún más al otro, hasta que pudo notar su leve respiración en los labios, más, hasta que tuvo que desenfocar la vista para seguir mirándolo, y más, hasta que, por fin, sus labios se tocaron. Se quedó inmóvil durante unos segundos, cautivado por la maravillosa sensación que le había conquistado las entrañas con ese simple roce, y después se alejó suavemente, con la intención de volver a tumbarse tal y como estaba antes pero su camiseta se quedó enganchada con algo y, cuando miró qué era para desengancharse, vio que ese algo era la mano de Taiga.
Sus mejillas decidieron escoger ese momento para encenderse y, ajustándose como pudo para que el otro no soltara su camiseta, adoptó una posición suficientemente cómoda para dormir.

Taiga cerró los ojos con fuerza a causa de la luz y los abrió lentamente. Una figura le miraba desde la puerta de su habitación y, de golpe, se dio cuenta que todo lo que había pasado la noche anterior desde que se durmiera en el tren no había sido un sueño.
- Juri… –susurró, dirigiéndole una mirada confusa a su mejor amigo-. ¿Qué…? –empezó, sin tener muy claro que iba a decir-. El… ese beso no ha sido un sueño, no ha sido sólo otro sueño, ¿verdad? –la expresión pintada en la cara del menor le confirmó sus sospechas y, sorprendiéndole, una ola de alivio le recorrió de pies a cabeza-. ¿Por qué… por qué lo hiciste?
- Tai-chan… –comenzó el menor nerviosamente, su voz ronca. Taiga se estremeció, hacía mucho tiempo que no le llamaba así-. Yo… ¿e-estabas despierto?
El mayor asintió levemente, aún aturdido por la manera en que su mejor amigo le había llamado. Justo entonces, Juri se dio cuenta de algo que el otro acababa de decir.
- ¿O-otro? –preguntó, inquieto por la respuesta que pudiera obtener-. ¿Ha-has soñado que te be-besaba alguna vez?
Taiga apartó la mirada, pero el color que se había instalado sobre sus pómulos revelaba cualquier información que hubiera querido esconder. Nerviosamente, empezó a toquetear las mantas que lo cubrían y se enredó aún más en ellas de lo que ya estaba después de despertarse. Mientras, Juri se había acercado, aún incrédulo por la información que le estaba siendo desvelada.
- ¿D-desde cuándo?
Pero el otro no contestó y el menor continuó acercándose más y más a él hasta que estuvo justo delante de la cama.
- Tai-chan –repitió, decidiendo que la cara sonrojada del otro tampoco podía ser vista por nadie más que él.
Atraído por el magnetismo que el otro tenía sobre él, siguió aproximándose al mayor hasta que sus caras estuvieron a menos de diez centímetros. Pero entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo y sus mejillas también enrojecieron. Estaba a punto de apartarse cuando el otro se giró y acabó de acortar la distancia que había entre ellos. Por un instante, se quedó petrificado, pero enseguida cerró los ojos, dejó de pensar y se dejó envolver por esa extraña sensación que lo invadía cada vez que sus labios se tocaban.

5 comentaris:

  1. Ha sido hermosooo!!! Te ha quedado genial:-)
    Lo amé(^_^)

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  2. EL PRIMER JURI-TAIGA QUE LEO!!!! GRACIAS MARI POR ESCRIBIRLO! ESTUVO HERMOSO!!! ME ENCANTÓ! MIS REGALOS HAN SIDO MARAVILLOSOS REALMENTE MUCHAS GRACIAS!!!!!!

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    Respostes
    1. No hay de qué!! Me encanta que te haya gustado!
      Al final, le Tairi es mucho más fácil de escribir de lo que había pensado ;P

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  3. Me encanta te quedo muy hermoso, me gusta el Juri x Taiga, lo amo <3<3<3....:3

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