dimecres, 23 de juny del 2010

Empezar de nuevo III (b)

Título: Empezar de nuevo
Autora: Mari-chan (kaitovsheiji)
Género: Drama, Romance (Shounen-ai), Amistad...
Personajes: Hey!Say!BEST, puede que más adelante salgan también los 7
Pareja(s): principal: YabuHika (Yabu Kota & Yaotome Hikaru) [y las demás estan por ver]
Tipo: Capitulado
Capítulo: 3b/?
Sumario: Hikaru y Yabu eran buenos amigos hasta que el primero cambió, se alejó de su mejor amigo y empezó a ignorarle. Ahora, después de seis años, han vuelto a juntarlos en la misma clase. ¿Volverán a hablarse? ¿Por qué Hikaru cambió de repente? ¿Se rendirá Yabu ante las negativas de este? y ¿Cuál es la razón por la que Inoo y Daiki están tan preocupados?


NA: Aquí está la segunda parte, espero que os guste ^__~



Qué equivocado había estado al pensar que iba a tener tiempo para estudiar...
Tan pronto como se despertó, hacia las nueve, recordó que había quedado con Kei y Dai-chan. Los sábados por la mañana solían encontrarse para distraerse un poco de las cosas de clase, que les ocupaban casi todo el resto del tiempo.
Antes de salir comprobó que su padre no estuviera en casa. Se despidió de su madre y se dirigió al lugar donde siempre quedaba con sus dos amigos.
Los vio desde lejos, estaban hablando con dos personas que a primera vista no identificó. Cuando se acercó un poco pudo distinguir a mejor amigo de Yabu, Takaki. Kei y él habían ido a la misma clase durante la primaria, por lo que no le pareció raro que se hubieran parado a saludarle.
Les dijo hola desde lejos, agitando la mano, sabiendo que ellos ya lo habrían divisado.
Al llegar a su lado, descubrió una figura al lado de sus amigos. Era algo más bajito que Dai-chan y por eso no lo había visto antes. Lo reconoció enseguida.
-¡Yuri! -dijo emocionado, hacía mucho que no lo veía aunque el menor apenas hubiera cambiado.
-¡Yaotome-senpai! -contestó el pequeño antes de apresurarse a abrazarle.
Daiki e Inoo sonrieron al ver la escena, Takaki sólo puso cara de confusión.
-¿Cómo están los otros?
-Bien. Se van a morir de envidia cuando les diga que te he visto -sonrió el pequeño (maquiavélicamente) ante lo que Hikaru rió.
Takaki se quedó de piedra cuando vio a Yaotome, normalmente callado, tan contento.
Dai-chan miró su reloj y dijo:
-Va a empezar enseguida, mi tía dejará de conseguirnos entradas si no llegamos a tiempo.
-Vamos entonces -habló Inoo-. Adiós, chicos.
-Adiós, Takaki-kun. ¡Nos vemos, Yuri! -se despidió alegremente Hikaru.
Daiki sólo agitó su mano como adiós.
Cuando los chicos se perdieron entre la gente, Yuya preguntó a su vecino cómo había conocido a Yaotome y el pequeño contestó:
-Íbamos a la misma escuela.
Los tres chicos se dirigieron al cine donde la tía de Dai-chan les esperaba. Hacía un año, Daiki había casi suplicado a la mujer que les consiguiera permiso para acceder el preestreno de una película que los tres se morían por ver, desde entonces ella les había conseguido un sitio en cada uno de los preestrenos que quisieran. Debido a su trabajo, le era fácil colar a los tres adolescentes a las proyecciones.
Llegaron justo a tiempo. La proyección aún no había empezado. La tía de Daiki les mandó apresurarse y entrar en la sala rápido, ya que en los preestrenos para la plantilla del cine (para comprobar si la película estaba en buenas condiciones y si se oía bien) no se ponían los anuncios iniciales. Razón de más por la que a los chicos les gustaba ir a ver la primera proyección del film.
Saliendo de la sala, se burlaban unos de otros, ya que la película les había dado miedo a los tres y comentar las caras que ponían los otros dos cuando se acercaba una escena de tensión máxima era de lo más divertido. Iban a alejarse del cine cuando la tía de Dai-chan les llamó la atención.
-¡Chicos! -ellos se giraron para mirarla-. Os invito a algo si me acompañáis al parque de atracciones.
Hacía mucho tiempo que los chicos no iban allí y era el día que se tomaban libre (menos en temporada de exámenes), por lo que la acompañaron encantados.
La mujer dejó unos papeles en la oficina del parque, a un conocido suyo, y, entonces, entraron.
Se lo pasaron en grande, sobretodo cuando Dai-chan, su tía y Hikaru querían subir a la montaña rusa pero Inoo no y tuvieron que perseguirle alrededor de la atracción para que montase y todo para terminar dejándolo quedarse abajo.
Sólo hubo un momento en el que Hikaru se despistó, un momento en el que le pareció ver a Chinen… al lado de Yabu. “No, eso es imposible…” se dijo, pero no pudo evitar pensar en eso y perderse en las extrañas ideas que empezaban a formarse en su mente (cuáles, ni siquiera yo lo sé). Dai-chan le interrumpió tendiéndole un refresco.
-Ah, gracias –dijo Hikaru sonriendo.
Luego Inoo se les acercó y, detrás de él, la tía de Daiki también, así que se decidieron a ir a la última atracción: la noria. Desde arriba se podía ver todo el parque y parte de la ciudad, era genial.
Cuando bajaron y salieron del parque, la tía de Dai-chan se ofreció a acompañarlos a casa en coche, ya que empezaba a hacerse de noche. Los chicos aceptaron.
Primero dejaron a Inoo, ya que su casa era la que estaba más cerca del parque, y luego a Hikaru, Daiki iba a quedarse en casa de su tía, por lo que no hacía falta llevarle de vuelta a su hogar.
El chico abrió la puerta y vio a su madre esperándole en la entrada, la mujer le miraba con ojos preocupados, por lo que Hikaru preguntó:
-¿Ha llegado…?
Su madre negó con la cabeza pero agregó:
-Pensaba que eras él -entonces sonrió cálidamente y abrazó a su hijo-. Bienvenido a casa -luego añadió, golpeándole suavemente en el brazo al chico-. Corre a estudiar que debe estar a punto de aparecer.
-Sí, mamá -contestó él, dándole un beso antes de dirigirse a su habitación.
Entró en el cuarto y vio los libros tirados donde los había dejado la noche anterior. “Pasé demasiado tiempo fuera” pensó. El martes tenía un examen, cuando el profesor se lo dijo no creyó que fuera a sacar una buena nota si no se pasaba el fin de semana encerrado en su habitación, estudiando y ahora ya había perdido un día. “Ah~… todo esto es demasiado… ¿Por qué tienen que ponernos exámenes si sólo hace dos semanas que empezó el curso?” se quejaba mentalmente mientras recogía los libros de biología y se tumbaba en la cama para repasar.
Diez minutos más tarde, oyó un par de suaves golpes en la puerta.
-Adelante -respondió.
-A cenar, hijo -le anunció su madre, aguantando la puerta para que no se cerrara de golpe a causa de la corriente de aire, el padre de Hikaru odiaba los sonidos fuertes.
-Voy~ -contestó él, sonriéndole.
Bajaron los dos juntos y entraron en la cocina, donde el padre de Hikaru estaba ya esperándoles.
-Hola, papá -dijo Hikaru, sonriéndole (pero sin llegar a hacer una mueca).
-Hola -le respondió el hombre, mirándole de reojo.
Se sentaron y empezaron a comer. Mientras cenaban ninguno de ellos abrió la boca más que para comer hasta que el padre de Hikaru preguntó:
-¿Qué tal el día, hijo?
El chico se quedó callado un momento y luego contestó:
-Bien. Me he quedado a estudiar para el examen del martes -lo dijo de manera seria, recordaba demasiado bien la última vez que le había dicho que había salido con sus amigos en vez de haberse quedado a repasar para una prueba.
-Bien -siguió el hombre-. Así me gusta. ¿Y tú qué has hecho, Hotaru?
-Salí a comprar, limpié… igual que cada día -respondió la mujer, con un deje de amargura en la voz al pronunciar la última frase.
Después de eso volvieron a quedar en silencio hasta que terminaron y el padre de Hikaru se dirigió a su despacho. Los otros dos se miraron y suspiraron, cada día sin un conflicto era un logro después de la tortura que supuso el mes anterior.
Cuando acabó de ayudar a su madre a lavar los platos, el chico subió a su habitación y volvió a coger el libro, pero lo que le pareció haber visto ese día en el parque de atracciones no le dejaba concentrarse.
Viendo que no iba a poder estudiar por mucho que lo intentara, tiró el libro de cualquier manera a una esquina de la habitación y se puso a pensar en lo que le ocupaba la mente.
Mientras lo hacía, le vino a la memoria un recuerdo de cuando fue al mismo parque de atracciones con Kota.
Su cumple había sido hacía dos días pero, pese a sus súplicas y las de su mejor amigo, sus madres no habían accedido a llevarles al parque hasta ese sábado. Así que, ese día se despertó antes de lo habitual y se dirigió a la habitación de sus padres.
-Papá, papá…despierta que hoy vamos celebrar mi cumple, ¿te acuerdas? -decía el pequeño mientras sacudía a su padre que estaba tumbado en la cama. Su madre ya no estaba allí, el niño la había podido oír trasteando en la cocina, seguramente preparando el desayuno. Viendo que su padre no se movía, el pequeño volvió a insistir-. Papá~…
Entonces el hombre abrió los ojos y observó a su hijo que estaba delante suyo, el niño, viendo que su padre ya había abierto los ojos sonrió y, después, le anuncio con voz alegre:
-Papá, hoy vamos al parque de atracciones, ¿te acuerdas?
-Ah… es verdad…-contestó el hombre y luego desordenó el cabello de su hijo mientras le decía sonriendo-. Nuestro pequeño Hikaru tiene ya seis años, si que creces rápido.
El niño sólo le devolvió la sonrisa y le apresuró a levantarse y vestirse. Entonces salió de la habitación y se dirigió, aún con la sonrisa pintada en la cara, a la cocina, donde su madre esperaba que bajaran con el desayuno en la mesa.
La mujer ayudó a su hijo a sentarse bien en su silla. El padre del niño entró en la cocina, le dio un beso a su espesa en la mejilla y los buenos días a todos y ambos adultos se sentaron.
Después de desayunar la familia se dirigió al parque, donde encontraron a los Yabu.
-¡Ko-chan~! -gritó el pequeño al divisara su mejor amigo.
Durante todo el día ambas familias estuvieron yendo de un lado para otro dentro del parque, siguiendo los deseos de los tres pequeños del grupo.
Cuando llegó la hora de comer, Hikaru escogió dónde iban a hacerlo, era su fiesta al fin y al cabo. Después de almorzar, se pararon un momento para coger fuerzas antes de volver a subir a ninguna atracción. Aún así, los dos niños no pararon quietos y empezaron a corretear alrededor de los bancos donde estaban sentados sus padres y la hermana de Kota.
Hubo un momento en que, de tanto correr, Hikaru tropezó y se cayó. Lágrimas acudieron rápidamente a sus ojos y su mejor amigo se le acercó preocupado tan pronto como se dio cuenta de que Hikaru ya no corría a su lado.
Al oír el llanto del pequeño, todos los mayores se apresuraron a llegar a su lado. Su padre lo cogió, lo sentó en el banco donde estaba él antes y le examinó el rasguño, lavándoselo con agua poco después para que no se infectara. Al ver a los adultos a su alrededor mirándole preocupados, Hikaru sólo lloró más fuerte y ni siquiera las suaves palabras de su madre lograban calmarle.
Entonces al pequeño Kota se le ocurrió algo.
-¿Quieres un helado? -le preguntó a su mejor amigo.
-¿Eh?
-¿Quieres un helado? -repitió.
Cuando escucho la palabra helado por segunda vez, Hikaru no se lo pensó más y sonrió a la par que asentía, la herida y las lágrimas ya olvidadas.
Una lágrima resbaló por su mejilla, seguida de otras más. Llegados a este punto no sabía si lloraba por el tiempo pasado con su mejor amigo que no iba a repetirse o por el padre cariñoso que se perdió con los años. Lo más probable era que fuera una mezcla de los dos.

1 comentari:

  1. dios dije qe no iba a leer nigún fic hasta que me terminara un libro para la escuela pero no puedo evitarlo con esta historia ;O; es tan asdasdas me da algo raro el padre de Hikaru entre miedo y cmo no sé siento qe no e sun mal hombre, pero no imagino qe le ocurrio y asdasd u_u
    como sea ~ quiero saber más de todo ;O;
    y Hikaru ~ ;O; por qué se distanció de yabu? u_u

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